UN DERECHO Y UN PROBLEMA<br>
Aguda reflexión sobre un tema central de nuestra época
Reseña realizada por Eusebio Fernández García<br>
Universidad Carlos III de Madrid
Actualmente cualquier libro que anuncie en su título términos como globalización, derechos humanos o diversidad cultural debe advertir a sus autores de que el empeño previsto no está exento de peligros, tanto teóricos como ideológicos. Por un lado, porque, aunque en las últimas décadas se ha ganado bastante en precisión y claridad al tratar el variado y heterogéneo tema de los derechos humanos, nos encontramos muy lejos de haber logrado algo similar a la hora de enfrentarnos al análisis de otros dos términos: diversidad cultural y globalización. En segundo lugar, porque a esa discusión teórica se añaden otros componentes de enorme carga emotiva y política. Quien tenga cierta costumbre de tratar estos asuntos en conferencias, intervenciones, cursos o escritos se habrá dado cuenta de que se precisa una buena dosis de prudencia y de "mano izquierda" para salir airoso, ya que la posibilidad de ser mal interpretado está a la orden del día.
Este libro, según explica su editor, el profesor José Vidal-Beneyto, en la introducción, forma parte de una obra mucho más amplia, incluida en el Programa Europa Mundi y promovida por la UNESCO, la Comisión Europea y el Consorcio de la Ciudad de Santiago de Compostela. Normalmente este tipo de proyectos están supeditados a objetivos que no son simplemente teóricos y sus directores se ven expuestos a dependencias superiores a las que ellos considerarían razonables en una situación normal. Examinar "los procesos de globalización, su naturaleza y efectos en las sociedades contemporáneas" es una respuesta a una serie de cuestiones ineludibles hoy y de una importancia vital. Hacerlo sin presupuestos previos, sin condicionamientos ni compromisos políticos, es otro cantar que solamente los conocimientos y la ética profesional de sus estudiosos e investigadores pueden garantizarnos el éxito final. En general, pienso que esta obra, tan desigual como la formación e información de sus autores, pasa, sin duda, el examen. Se puede aconsejar su consulta y, en general, el lector puede considerarse beneficiado por sus contenidos.
El libro está dividido en cinco partes. Cuatro corresponden a los cuatro rasgos que nos ayudan a guiar el estudio actual de los derechos humanos: 1ª Universalidad, Civilizaciones y Derechos de las personas; 2ª Indivisibilidad, Diversidad cultural y minorías; 3ª Titularidad. Derechos humanos de los individuos y de los pueblos; y 4ª Efectividad. Realización de los derechos humanos en sectores específicos. La 5ª se enfrenta al asunto Democracia y Derechos humanos.
El compromiso político con los derechos humanos se presupone como una tarea de las sociedades contemporáneas. Su sólida, pero también ambigua y un tanto falseada, institucionalización, es ya un proceso irreversible. Los derechos humanos reflejan una teoría de la Justicia y una práctica política de vocación internacional, tan envolvente que algunos de sus estudiosos la han calificado de nueva religión contemporánea. Sin embargo, no debemos pasar por alto que un mecanismo social tan beneficioso para la convivencia no está a salvo de ser mal utilizado y manipulado. Por ejemplo, precisamos elementos de juicio para distinguir entre los que, correctamente, nos recuerdan que también los derechos humanos pueden ser manipulados para consolidar la dominación política, económica y cultural de los países más desarrollados y ricos y los que utilizan la crítica a su euro-occidentalismo para poder mantener sus tiranías y dictaduras, bajo engañosa envoltura de salvar curiosas identidades culturales. Además debemos ser conscientes de los engaños que podemos sufrir en el caso de que no sepamos plantear bien cuestiones como la de las antinomias entre la universalidad de los derechos y la importancia, justificación y alcance de la diversidad cultural. En la primera parte del libro este tema puede encontrarse en la medida aportación de D. Beetham sobre la universalidad de los derechos humanos y las interesadas y tópicas de D. Don Nanjina sobre "Perspectivas africanas sobre derechos humanos", de V. Müntarbhorn acerca de "La perspectiva asiática de los derechos humanos", la de S. Stétie sobre "Islám y derechos humanos". Si algo hemos aprendido acerca de la teoría y la práctica de los derechos humanos es sobre lo falso, y nada ingenuo, que es hablar de una perspectiva occidental, asiática, islámica o africana de los derechos humanos, como si éstos precisaran de la comprensión previa y selectiva de planteamientos multiculturales.
Son muchas las cuestiones importantes tratadas en el libro. En algunas de las aportaciones se echa de menos una mayor profundidad y rigor, porque, como se señalaba anteriormente, el resultado final es desigual en calidad. Quizá se deba a los compromisos previos asumidos a la hora de organizar las colaboraciones (son veinte). Sin embargo, tras su lectura, permanece una conclusión válida: la globalización de nuestras sociedades no está reñida con el mantenimiento de la diversidad cultural, pero el único camino para garantizar los derechos humanos pasa por la democracia y el Estado de Derecho.