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¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,
hasta aquí el agua?
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire,
hasta aquí el fuego?
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,
hasta aquí el odio?
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre,
hasta aquí no?
Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.
Sangran.
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El hombre, que creyó que provenía
de las figuras geométricas,
o de las piedras arrojadas
hacia atrás por los sobrevivientes
del diluvio, cuando un sueño les dijo
que arrojaran los huesos de la tierra
les llevó un par de siglos entender
qué demonios se les pedía que hicieran),
el hombre, decía, que creyó
devenir como una emanación
del arquetipo platónico,
o bien del Verbo encarnado
en un sujeto y su costilla,
incapaces en conjunto de etc.,
habiendo sido refundada la raza
por un barco que encalló en Turquía
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Contemplación que me contempla, ayúdame,
y pensamiento que me piensa, ayúdame,
lengua que me modela cuando la noche cae
en un recuerdo hondo, casi al fin del camino,
con un pie en el instante y el otro en el estribo,
sin mayor esperanza, no desesperanzado.
¿Olvidar debería la deriva de un río
cenagoso de plásticos, familias de judíos
dinamitadas sobre el Danubio helado,
argelinos sin nombre arrojados al Sena
desde puentes serenos, y la flotante imagen
malamada de Ofelia, coronada de flores?
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Romo, nada notable, por decirlo
de una vez, nada menos atractivo:
una capa delgada de basalto
atravesada por enormes grietas,
cubierta en parte por arbustos negros
que achaparrados por el sol apenas
viven. La superficie, escamosa
de puro seca, agobiada por los...
No parece - parece - no parece
parece - no parece - puro seca
escam - asuperfí - ciecá - paboca.
Recojo plantas pero apenas si consigo
algunas, tan pequeñas, enfermizas
que diríase... que parece...
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DNA o ADN, poco importa
si en castellano o en inglés: el caso
es que me muero por tus proteínas,
por tus aminoácidos, por todo
lo que fuiste una vez, cuando tus padres
vinieron de cenar algo achispados
y, después de tirar de la cadena,
hicieron una nueva con tu nombre,
con tus curvas y con tus fantasías.
Dame una foto de tu DNA
tamaño DNI, que me retuerzo
de ganas de mirarla a todas horas.
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Un harmatán del alma.
Escocia en su tiniebla.
Una hora que te empuja
por la ciudad leída.
En noche que no es noche,
tan blanca y tan remota,
lentos mosquitos beben
tu sangre en una orilla.
Ríos que para siempre
se glosan bajo puentes.
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Partículas,
sois los ocres y oros
de la tarde de otoño,
el límpido azul
de una mañana,
el mar tornasolado
de turquesas y violetas,
la coagulada sangre
del crepúsculo,
los ágatas y jades
del bosque,
el seno rosado
de la joven
y este rostro mío,
oscuro,
asombrado,
que os interroga en el espejo.
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Un rey en viaje cae a un pozo profundo
nadie tiene la menor idea de cómo salvarlo
hasta que un paje llamado Arquímedes
recomienda comunicar el abismo
con una laguna de la vecindad
y el rey subió con el nivel del agua.
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La línea, si amarilla,
no es moneda que valga
si del cereal no toma
la apariencia dorada.
La línea es telefónica
cuando, en lo alto el sol,
hace que el amarillo
hable en clave de sol.
La línea, si amarilla,
se descompone en blanco
-No es línea que tolere
lo injusto demasiado.
La línea, si amarilla,
será moneda de oro
sólo si del obrero
toma el color del rostro.
La línea cuando verde
es igual que el cristal
que tuviera una verde
coloración detrás.
La línea cuando abril
será verde escarlata.
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Pero queda todavía una chance:
que se acabe este funesto big bang,
que el universo empiece a contraerse
y a enfriarse, camino del gran crunch:
acabarían entonces los adioses,
los alejamientos, las separaciones:
se invertiría la flecha del tiempo,
moriríamos antes de nacer,
la gigantesca nuez del coco
iría a parar a la basura
aún antes de que partiéramos el dicho
coco, o más bien, uniéramos sus partes:
primero el vagabundeo de Ulises,
después la guerra de Troya, y recién
a lo último, el juicio de Paris: le saca
a Helena la manzana, piensa qué hacer,<