• Eruditos en campus

    Son los que son.

  • Las armonías del mundo

    Medí los cielos, y ahora mido las sombras.

  • Números

    Tenías abecedario
    innumerable de estrellas;
    clara
    ibas poniendo la letra,
    noche de agosto.
    Pero yo, sin entenderla,
    misterio, no la quería.
    Aquí en la mesa de al lado
    dos hombres echaban cuentas.
    Más bellas que los luceros
    fúlgidas, cifras y cifras,
    cruzaban por el silencio,
    puras estrellas errantes,
    señales de suerte buena
    con largas caudas de ceros.
    Y yo me quedé mirándolas:
    -¡qué constelación perfecta
    tres por tres nueve!- olvidado
    de Ariadna, desnuda allí
    en islas del horizonte.

  • ¡este apartado campo...!

    ¡Este apartado campo
    de experimentación donde, subidos
    en los hombros de cuantos
    nos precedieron, tan pacientemente
    ponemos luces en las oquedades
    del misterio! ¡Esta orilla
    de la creación, de la que ya partieron
    nuestras primeras naves al encuentro
    del saber! ¡Esta aula
    infantil, donde tan torpemente
    logramos aprender los rudimentos
    de superiores civilizaciones!

  • Informática

    Como metida en una cinta y tambor magnético,
    proceso mi vida en un disco rígido y acorazado
    y admirando esos ojos avanzados en software
    te pienso.
    En un almacén de datos y cálculos
    automáticos y electromecánicos
    mi amor introducido en válvulas de vacío.
    Me extraño todavía
    de este lenguaje de programación,
    de esta transferencia de datos,
    de este salto, amor de microcomputadores y símbolos.
    Quiero con 32 megas de memoria
    y ni mi inteligencia artificial, ni mis circuitos integrados
    pudieron con tu sistema operativo
    y saliéndome del esquema
    te mandé a l

  • Red neuronal

    Piensa en un árbol de baobab,
    gigante rico en ramas,
    y puéblalo en la imaginación
    con miles de diminutos monos;
    imagínate cómo trepan,
    se balancean, cómo se agarran
    entre sí, colgándose de rama en rama;
    hasta que se dejan caer,
    toman el viento, se juntan, están absortos -
    ¡piénsalo, oh pobre pensador!

    Después saltan de nuevo,
    rabiando veloces, pululando eléctricos,
    vacilan y se precipitan;
    o están allí sentados, simplemente así,
    flojos y se rascan soñadores,
    hasta el próximo ataque. - ¡Ay del que
    quiera describir todo eso!

  • La función

    FUNCIÓN de Uno -Equis -Ene:
    Uno es Ene menos alguien;
    Ene, el Uno colectivo;
    Equis, el orden sin nadie.
      Planteamiento en Uno
    Aparecer. Y gritar.
    Ser deslumbrante un momento.
    Quemarse en el entusiasmo.
    Y luego, escuchar el eco.

    Pues, ¿qué es Uno sino un eco
    de lo que era que era?
    Y ¿cómo ser lo que hoy somos
    sin un futuro que vuelva?

    Y cuando muero, ¿no mato
    al que quiso ser en mí?
    Nadie muere. Nadie mata.
    Todo es principio sin fin.
      Planteamiento en Equis
    Fuera del mundo en que existes
    reina el total impensable.

  • Tiempo

    Es cierto que los hechos se suceden
    y nadie siente el tiempo por sí mismo;
    seguimos sin poder aún descubrir
    el principio, Lucrecio, de las cosas.
    No desgastan los siglos la materia,
    sólo lo sensitivo nos ofrece
    la percepción del tiempo,
    la sucesión armónica de espacios.
    Todo es tiempo: variable independiente,
    rotación de la tierra,
    atómico argumento en que basarse.

  • Disonancia

    Una disonancia
    en la valencia del uranio
    llevó al descubrimiento

    La disonancia
    (por si os interesa)
    conduce al descubrimiento

  • Elegía para el arquitectocoderch de sentmenat

    Campos de almendros, la tierra rosada al crepúsculo,
    visillos que ondean en patios de losas y grata penumbra
    de oscuras ciruelas y albaricoques con la luz de la aurora.
    Hablo en la brisa dorada, en septiembre, y me llega el rumor
    de claros indicios de un tiempo de olvido que él mismo deseaba.
    Hoy está solo en las obras vacías al anochecer,
    cuando son como tumbas las zanjas abiertas para los cimientos
    y las luces rojas se encienden en vallas y en lo alto de grúas.
    Sube la luna en el cielo violáceo a su grata memoria.
    La alta tiniebla vela la luz del ciprés fuerte y cl