• El alzheimer no se olvida

    Lo hackearon sin darse cuenta
    y un virus o un troyano se adueñó
    de su mente y de sus sueños.

    Su vida pasada se desvanecía
    como la espuma de la cerveza.
    Ya no recordaba lo que había amado
    ni odiado.

    Esa epidemia silenciosa se adentraba
    sin permiso.

    Cruzó el umbral de la cordura dejándolo
    vulnerable sin reparo.

    Ahora todo se reducía a notas en las paredes
    para recordar lo que antes no salía
    de su mente.

  • Cálculo infinitesimal (soneto XXXIII)

    Cálculo infinitesimal. Formado
    por el diferencial. Que lo esencial
    es hallar, a una curva que me han dado,
    su tangente en un punto real.

    Y si una parte es la diferencial,
    averiguar con alta precisión
    el área que limita una función,
    es la otra: el cálculo integral.

    ¿Sorprende que en las partes anteriores
    en las que se divide la cuestión
    sean complementarios los actores?

    Por cierto, antes hubo algún intento,
    pero son Newton y Leibniz los autores,
    con polémica, sí, sobre el invento.

  • Más allá

    Manuel mira.

    Una mancha color plata alumbra el manto negro.

    ¿Qué será?

    Mamá sonríe a Manuel y le acaricia el cuello.

    Es la luna.

    Él, inquieto, vacila.

  • A la industria (fragmento)

    ¡Noble industria, salud! Lazo potente
    eres, que al hombre con el hombre liga,
    y la extensión a dominar le obliga
    tras nuevos climas do mostrar tu frente.

    Sí; supiste cambiar rápidamente
    en pan sabroso la buscada espiga,
    y el vellón tibio que la carne abriga
    al tugurio allegar del indigente;

    mas ¡ay! ¡la libertad le dio a tus alas
    el aire y luz donde espaciar te veas,
    y a la opresión das tú hierros y balas!

    Si nuevas armas contra el hombre creas.
    Si en el bien y en el mal tu esfuerzo igualas.

  • Calcular

    los números son seres depresivos
    cualquier total les sume en un estado
    de sucia postración

    los números moderan su ansiedad
    con nuestras vidas

    nos descuentan nos restan

    Los números no creen en los números
    se aplastan mutuamente
    en columnas de nada
    se desprecian
    se muerden al cuadrado

    los números son cerdos
    endemoniados

    que se despeñen
    que vuelvan al gran cero

  • Volante

    He soñado tus manos
    precisas, enguantadas
    esquivando a su antojo
    las embestidas del viento.

    Al impulso más leve
      -fuerza plena, medida-
    giraba cauteloso
    el aro de madera.

    Nos acecharon, torvos,
    los cuernos del espacio,
    pero tus palmas rígidas
    guardaban el secreto
    de toda resistencia.

    ¡Dame tus dedos, acres
    de olor a gasolina.
    Esos dedos cerrados
    que precintan la oscura
    mercancía del vértigo.

    ¡Ellos me harán correr
    hasta encontrar mi vida!

  • Soneto

    Yo guardo en mi baúl de matemático
    ideas y conceptos racionales:
    asíntotas, entornos, integrale
    y el punto, que es tan ralo y axiomático.

    Tomando las funciones de gramático
    reciclo palabrejas magistrales:
    afijos, decrementos, ideales;
    y pretendo ser claro y sistemático.

    ¿Mas cómo han de faltar en esta glosa
    los vectores, el π de tanta fama,
    la tangente, de imagen tan hermosa,

    la bella derivada, que es su hermana?
    Hay mucho que nombrar, hay tanta cosa
    que acaso yo precise otra mañana.

  • Accidente

    nuestras manos acechan
    una rosa distante,
    que llega consumida,
    persiguiendo en el aire
    sus cien rumbos tronchados.

    Vientos de perdición
    le taladran las sienes.

    ¡Pobre flor esquemática,
    en vano intentaremos
    soldar a un nuevo fallo
    tu juventud deshecha!

    Nunca más los caminos,
    ni el susto delicioso
    de la escondida curva
    ni el abrazo del polvo
    incitante, reseco.

    Ya todo será oscuro.
    Viejos hierros decrépitos
    mancharán de negrura
    tu vigor abdicado.

  • Raíz cuadrada

    Vemos raíces de todas las formas:
    puntiagudas, deformes y redondas.
    La del malvavisco es casi angélica,
    y hay una Racine que es clásica.
    La de la mandrágora es diabólica
    y, por más que cavilemos,
    no se puede hacer nada.

    Pero la raíz que yo adoro,
    y que se extrae sin fatiga,
    es la raíz cuadrada, mi preferida.

    Una raíz de aspecto sospechoso
    es la del eje motor,
    y el drogata vende su alma
    por la del árbol de levas.

  • Las extrañas y aún desconocidas frivolidades de madame Curie

    Carta encontrada en un antiguo baúl abandonado

    Querido Andrés:

       He conocido a Marie Curie en la bañera de mi hotel.
    No, no estoy loco como podría parecer ni tampoco he sufrido una alucinación.
       Al abrir la puerta del cuarto de baño me encontré a la señora Curie disponiendo
    con toda libertad de mi bañera. Sí, estaba allí desnuda haciendo unos extraños
    experimentos con la espuma del jabón.