• Examen de estadística

    ¿Qué es la Estadística?
    Es una ciencia fotográfica y adivinatoria
    que procede en primera instancia
    como una película,
    donde graban sus números
    la realidad y la apariencia.

  • Rosa del sol

    Por el Sol se enciende mi verso retórico
    que hace geometría con el español,
    y en la ardiente selva de un mundo alegórico,
    mi flauta preludia: Do-Re-Mi-Fa-Sol.

    ¡Áurea Matemática! ¡Numen Categórico!
    ¡Logos de las Formas! ¡Teología Crisol!
    ¡Salve, Sacro Pneuma! Canta el Pitagórico
    Yámbico, Dorado número de Sol.

    El Sol es la ardiente fuente que provoca
    las Ideas Eternas en vaso mortal.
    Por el encendido canto de su boca,

    es la Geometría Ciencia Teologal.

  • A un olmo seco

    Al olmo viejo, hendido por el rayo
    y en su mitad podrido,
    con las lluvias de abril y el sol de mayo
    algunas hojas verdes le han salido.

    ¡El olmo centenario en la colina
    que lame el Duero! Un musgo amarillento
    le mancha la corteza blanquecina
    al tronco carcomido y polvoriento.

    No será, cual los álamos cantores
    que guardan el camino y la ribera,
    habitado de pardos ruiseñores.
    Ejército de hormigas en hilera
    va trepando por él, y en sus entrañas
    urden sus telas grises las arañas.

  • Álbum de zoología

    Mirad al tigre:
    su altiva pose de vanidad satisfecha,
    dormido en sus laureles, gato persa
    de algún dios sanguinario.
    Y esas rayas
    que encorsetan su fama.
    Allí en la jaula,
    como estatua erigida a la soberbia,
    el tigre de papel, el desdentado
    tigre de un álbum infantil.
    Ociosa
    en su jubilación
    la antigua fiera
    de rompe y rasga
    sin querer parece
    el pavo real de los feroces.

  • El universocanto segundo (ontología)

    51. El oligisto puede ser brillante,
    en hermosos cristales pavonados;
    escamoso también y fulgurante;
    sanguíneo, o de visos encarnados;
    l almagre, u ocre rojo malsonante;
    aprovechable en todos sus estados;
    el rojo a la pintura da sus vales,
    el radiado, al bruñido de metales.

    52.

  • Matemáticas y poesía

       Mirar soñando despierto
      Al ver dos líneas trazadas
        Te refleja como ciertos
    Espacios que son del alma;
       Mar de infinitos destellos
       Acotados por las blancas
     Trazas que dejan abiertos
       Imposibles movimientos
    Capaces de abrir las marcas
      Alcanzadas por expertos
    S

  • ¿y si todo esto?

    ¿Y si todo esto
    sucede en un laboratorio?
    ¿Bajo sólo una lámpara de día
    y miles de millones por la noche?

    ¿Y si somos generaciones en prueba?
    ¿Vertidos de un recipiente a otro,
    agitados en retortas,
    observados con algo más que un ojo,
    uno a uno, por separado,
    cogidos con pinzas?

    ¿Y si no es así?,
    ¿ninguna intervención?
    ¿Los cambios se producen por sí solos
    de acuerdo con el programa?
    ¿Traza la aguja en un diagrama
    el lento zigzag previsto?

  • Movimiento

    Tú aquí lloras, y allí bailan.
    Y allí lloran en tu lágrima.
    Allí fiesta, allí alegría.
    Sin saber nada de nada.
    Casi luz en los espejos.
    Casi llamas de unas velas.
    Casi patios y escaleras.
    Casi puños, casi gestos.
    El hidrógeno informal y el oxígeno a la par.
    Los granujas cloro y sodio.
    Ese golfo del nitrógeno en cortejo.
    Que se alza, se evapora.
    Gira y gira bajo el cielo.
    Tú aquí lloras, a eso juegas.
    Eine kleine Nachtmusik.

  • Parábola del triángulo

    Había una vez
    dos ángulos inferiores
    que planeaban eliminar
    al ángulo superior

    Olvidaron sin embargo
    un principio elemental

    Ningún triángulo puede existir
    con dos ángulos

    Perpetrado el crimen
    y como era de esperar
    el triángulo completo
    desapareció del mapa
    Y con él los victimarios

    En el diseño del universo
    nadie está libre de cavarse
    su propia tumba

  • Números

    Tenías abecedario
    innumerable de estrellas;
    clara
    ibas poniendo la letra,
    noche de agosto.
    Pero yo, sin entenderla,
    misterio, no la quería.
    Aquí en la mesa de al lado
    dos hombres echaban cuentas.
    Más bellas que los luceros
    fúlgidas, cifras y cifras,
    cruzaban por el silencio,
    puras estrellas errantes,
    señales de suerte buena
    con largas caudas de ceros.
    Y yo me quedé mirándolas:
    -iqué constelación perfecta
    tres por tres nueve!- olvidado
    de Ariadna, desnuda allí
    en islas del horizonte.