• El sueño

    Estos, pues, grados discurrir quería
    unas veces, pero otras disentía,
    excesivo juzgando atrevimiento
    el discurrirlo todo,
    quien aun la más pequeña,
    aun la más fácil parte no entendía
    de los más manuales
    efectos naturales;
    quien de la fuente no alcanzó risueña
    el ignorado modo
    con que el curso dirige cristalino
    deteniendo en ambages su camino
    -los horrorosos senos
    de Plutón, las cavernas pavorosas
    del abismo tremendo,
    las campañas hermosas,
    los Elíseos amenos,
    tálamo ya de su triforme esposa,
    clara pesquisidora registrando

  • Introducción a la física

    Pensábamos: Después de tanto andar hundiéndonos
    por el barro y la grava de las cosas, y el alto
    enjambre de los cuerpos voladores, al fondo
    será macizo el suelo; la mano, al fin en casa,
    palpará la verdad del volumen inmóvil,
    oiremos, silenciosos, los Números nativos.
    Y entramos, y el temblor y amor de la materia
    la hacía enajenarse, estallar de locura,
    cegándonos y huyendo en máscaras cambiantes
    que dejaban atrás una estela de cifras.
    El duro hueso, el núcleo mismo, se desangraba
    sin fin en un reguero de golpes y ocurrencias.

  • Llega el litio

    Mucha tristeza nunca le humilló
    pero temía el hondo pozo oscuro
    que él envolvió en sus aguas cenagosas.
    Mucho haloperidol; pinchazos de antabús
    probó electroterapia veinte veces
    y salió disparado hacia una vida
    que ahora ya no recuerda: quince años
    hasta que llegó el litio: quince años
    perjudicando a todos los que amaba
    pues gastó su dinero y el ajeno
    en alcohol en viajes y en delirios.
    Pero el litio llegó y está en su sangre

  • A pleno pulmón

    ¡Queridos
                         camaradas       
                                              futuros!
    Revolviendo

  • Poesía matemática

    En las muchas hojas
    Del libro de matemáticas
    Un Cociente se enamoró
    Un día dolorosamente
    De una Incógnita.
    La vio con su mirada innumerable
    y la vio desde el ápice a la base:
    Una figura impar;
    ojos de robot, boca de trapecio,
    cuerpo rectangular, senos esferoides.
    Hizo de la suya una vida
    paralela a la de ella,
    hasta que se encontraron
    en el infinito.
    <<¿Quién eres tú? >> -indagó ella
    con ansia radical.
    <<Soy la suma de los cuadrados de los catetos.
    Pero puedes llamarme hipotenusa >>.

  • Canción del neurasténico

    La sabia naturaleza
    me dio un cerebro tan malo,
    que yo sospecho, en verdad,
    que hizo la compra en el Rastro.
    Es un órgano irritable,
    caprichoso y casquivano,
    con extrañas fantasías
    y vapores y arrebatos.
    Tiene caras diferentes,
    como el antiguo dios Jano:
    tan pronto crepuscular,
    débil, triste y aplanado
    como eufórico y alegre,
    optimista y arbitrario.

    Los médicos me preguntan
    pueriles detalles vanos,
    y yo les contesto en broma,
    porque ya me van cargando.
    Después quieren definirme
    con nombres estrafalarios

  • Serpiente

    Vieja liana del mundo
    enroscada a su cepa, te deslizas
    por la vena del tiempo desde las aguas madres.
    Engullidora exacta, todo pasa
    por el flexible túnel de tu ciego apetito:
    gacelas, manatíes, patriarcas,
    luengas tribus que bogan
    por el río intrincado
    de su genealogía... y te devoras
    a ti misma en anillo
    de secreta anfisbena. En el desierto
    te escurres de costado, mientras tu huella traza
    su oscuro jeroglífico sobre la arena cruda.
    Al encontrarte, el pie vacila, y siente,
    bajo su planta, como si la tierra
    retirase su estera.

  • Alucinación submarina

          Tal vez os cueste comprenderlo. Yo mismo,
    en este mármol verde de oleaje glacial,
    no lo comprendo bien del todo.
    Quizá nadie jamás reciba este mensaje.
    O, cuando lo reciba, no sepa interpretarlo.
    Porque todo, allá arriba, habrá variado entonces
    probablemente. (Aquí seguirá todo igual.)

          Si entendieseis por qué viví…
    Si sospechaseis cómo quise ser descifrado,
    contagiar, vaciarme, a través de unas pálidas palabras
    que daba vida el son más que el sentido…

  • La muerte del capitán Cook

          Cuando le preguntaron cómo era Grecia, habló de una larga
    fila de casas de salud levantadas a orillas de un mar cuyas
    aguas emponzoñadas llegaban hasta las angostas playas de
    agudos guijarros, en olas lentas como el aceite.

          Cuando le preguntaron cómo era Francia, recordó un
    breve pasillo entre dos oficinas públicas en donde unos guardias
    tiñosos registraban a una mujer que sonreía avergonzada,
    mientras del patio subía un chapoteo de cables en el agua.

  • Los átomos. ejemplos de cuerpos invisibles

    Ahora, pues, ya que te he mostrado que las cosas no pueden crearse de la nada ni, una vez engendradas, tampoco volverse a la nada, no sea que con todo comiences acaso a desconfiar de algún modo de mis palabras porque los elementos esenciales de las cosas no pueden verse con nuestros ojos, presta atención además a los cuerpos que es necesario que tú mismo admitas que existen en las cosas y que no pueden verse.