• Los electrocutados del átomo

                                         A Stanley Kurnik

  • El ángel de los números

    VÍRGENES con escuadras
    y compases, velando
    las celestes pizarras.

    Y el ángel de los números,
    pensativo, volando
    del 1 al 2, del 2
    al 3, del 3 al 4.

    Tizas frías y esponjas
    rayaban y borraban
    la luz de los espacios.

    Ni sol, luna, ni estrellas,
    ni el repentino verde
    del rayo y el relámpago,
    ni el aire. Sólo nieblas.

    Vírgenes sin escuadras,
    sin compases, llorando.

    Y en las muertas pizarras,
    el ángel de los números,
    sin vida, amortajado
    sobre el 1 y el 2,
    sobre el 3, sobre el 4.

  • Nivel del puerto. (Palma, cristal y piedra)

    El nácar del perfil
    puro del gesto,
    enérgico en el agua.
    Extractada la brújula,
    sostiene al equilibrio
    vertical sobre el viento.

    (El imán se detiene.)

    Palma, cristal y piedra.

    Por el muelle, despacio,
    la memoria, indolente,
    se apoya en la baranda
    de un crepúsculo fácil.
    El sueño se devana,
    y se humedece el tiempo
    al entregar su cinta.

    (Se rinde el movimiento.)

    Palma, cristal y piedra.

  • El infinito

    Siempre caro me fue este aislado cerro,
    y estos arbustos, que una buena parte
    impiden ver del último horizonte.
    Mas, sentado y mirando, interminables
    espacios detrás de ellos, sobrehumanos
    silencios, y una calma profundísima
    yo en el pensar me finjo; y casi, entonces,
    el corazón se espanta. Y cuando el viento
    escucho susurrar entre estas plantas,
    el silencio infinito a la voz esta
    voy comparando. Y en lo eterno pienso,
    en muertas estaciones y en la viva,
    presente, y su sonido. Así, en esta
    inmensidad se anega el pensar mío,

  • Triángulo armónico

                               Thesa                            La bella                        Gentil princesa                      Es una blanca estrella                    Es una estrella japonesa.               Thesa es la más divina flor de Kioto              Y cuando pasa triunfante en su palanquín          Parece un tierno lirio, parece un pálido loto        Arrancado una tarde de estío del imperial jardín.

  • Newton

    En la nariz de Newton
    cae la gran manzana,
    bólido de verdades.
    La última que colgaba
    del árbol de la Ciencia.
    El gran Newton se rasca
    sus narices sajonas.
    Había una luna blanca
    sobre el encaje bárbaro
    de las hayas.

  • Maquina del clima

    ¡Falso! Es una cocina vieja
    y no una máquina. Echa vapores,
    hierve, arde y se hiela.
    Caprichosa e incansable
    es la cocinera procelosa,
    permanece invisible, no le gusta que
    le miren en los cacharros,
    nos lava, rehoga y tuesta,
    tormenta y espuma. ¡Oh,
    ella cocina también sólo con agua
    y gas!

  • Si la ciencia…

    Si entendiéramos del todo
    a los veleidosos volcanes
    no habría lugar
    para las falsas alarmas.
    Las erupciones procederían
    con orden hasta su clímax
    tan pronto como la muchedumbre
    hubiera abandonado la aldea.
    Pero siempre habría
    un beodo en su estupor,
    un tozudo labriego
    o un poeta extasiado
    que eligiera sin querer
    la inmortalidad
    del molde de ceniza.

  • El gran maestro del ordenador

    El gran maestro del ordenador
    ha diseñado su primera versión
    sobre el manto de nieve. Yo tengo que llevar esquís.

    El diseñador
    traza sendas sinuosas
    bordeando todo tipo de montañas
    y evitando pendientes pronunciadas.

    El genial autor
    ha terminado su trabajo
    y borra con la mano una montaña de la nieve.

    Recoge el documento, extenuado,
    y lo llama PAISAJE SOBRE ESQUÍS V / EQUINOCCIO VERNAL.

    Imprime un montón de pistas.

    Pero no me deja entrar en su borrador; el muy gamberro

  • Oda a la farmacia

    Qué color a bosque
    tiene
    la farmacia!

    De cada
    raíz salió la esencia
    a perfumar
    la paz
    del boticario,
    se machacaron
    sales
    que producen
    prodigiosos ungüentos,
    la seca solfatara
    molió, molió, molió
    el azufre
    en su molino
    y aquí está
    junto
    con la resina
    del copal fabuloso:
    todo
    se hizo cápsula,
    polvo,
    partícula
    impalpable,
    preservador
    principio.
    El mortero
    machacó diminutos
    asteriscos,
    aromas,
    pétalos de bismuto,
    esponjas secas,
    cales.