• Astronomía (Círculos Celestes)

    Cuánto espacio ocupa justamente
    El universo en la bóveda celeste, y entre qué
    limites se mueven las doce constelaciones
    lo sabemos por la razón, a la que no ofrece
    resistencia ninguna clase de barreras, ni las
    inmensas moles ni los escondrijos apartados; todos
    los obstáculos sucumben e incluso el cielo resulta cognoscible.
    En efecto, la distancia de las constelaciones a la tierra y al mar es
    igual a la extensión de dos constelaciones.
    Por dondequiera que el círculo sea cortado en su parte central ,

  • Correspondencia poética entre dos científicos

    De A.S. a M.P.

    «Allí donde arrancar flores
    fue mi único afán,
    la tierra virgen tú
    lograste cultivar.»

    De M.P. a A.S.
    «Yo también, como tú, arranqué flores.
    ¿Por qué no combinamos su belleza
    haciendo un intercambio con las flores
    para que, en primorosa guirnalda, brillen más?»,

  • La ciencia de la fisiognomía (-fragmento-)

    perdidas por el camino hace mucho: caras
    grises y blancas y negras y cobrizas, y
    ojos, ojos de todos los colores.
    qué extraños son los ojos: he vivido con una mujer
    -una, por lo menos-, con la que mantenía una relaciones sexuales
    aceptables, la
    conversación era pasable y a veces hasta parecía
    haber amor.
    pero entonces me fijaba en sus ojos y advertía en ellos
    los muros sombríos y tiznados de un hediondo

    infierno.

  • La ocasión perdida

    Entre tantos objetos perdidos, los hay
    dolorosos, lo siguen siendo,
    los irrecuperables. Aquel encuentro
    que nunca fue. Tan a mano como lo tuve,
    tan perseguido luego, cualquier tarde
    en cualquier cuarto de cualquier colegio,
    o tomando una cerveza en cualquier pub.
    Cambridge en sus glorias, aunque no hubiera
    sonado la primavera, ni apuntado (o sí?)
    el primer crocus todavía y el tiempo fuera
    infernal como suele, y Mrs. Thatchford
    insistiera, oh el Reverend Carter
    y su hija Joyce y John, su novio, que luego

  • Guerra en la paz

    Pero ¿quién amenaza,
    Quién es el enemigo universal?
    Sólo se ve la máscara pacífica
    Del protector benéfico.
    Aquí los apostólicos.
    Aquí los siempre fieles al futuro.
    y si algún cataclismo se fraguase
    por entre los redobles de los truenos
    Sobre nuestras cabezas inocentes...
    ¿Un fatal cataclismo
    Tramado por un Dios tempestuoso?
    ¿Jehová, Jehová nos embarulla
    La Historia,
    Lejana de las nubes?
    Hombres, hombres expertos, sagacisimos
    En oficinas, en laboratorios,
    Alrededor de mesas
    y mapas
    Preciosamente límpidos,

  • Pruebas

    SI no creado por mano divina,
    pues Darwin algo tuvo que opinar,
    y antes Goethe y su hueso,
    una pella de barro reseco nos formó,
    pero eso no dejó a nadie contento.
    No poco progresamos
    al insuflarnos un travieso espíritu,
    Calibán más que Ariel,
    el muy vivo placer del estornudo.
    Mas tampoco fue mucho.
    Noé fundó la vid
    y las cosas pusiéronse tan guapas
    que no hubo precisión de otra metamorfosis.

  • Ciencia y arte son lo mismo

    Lo que hay detrás,
    y en el fondo,
    más allá de la piel misma,
    después de la realidad:

    Lo que está sin estar,
    presente y ausente,
    fuerJ y dentro al mismo tiempo,
    antes de la verdad.
    y también lo imaginado,
    aquello que escapa como un sueño,
    matemáticamente,
    y hace falta atrapar para que exista.

    Lo móvil inmóvil,
    lo cierto casi incierto,
    casi irreal,
    de puro volátil y fugaz.

  • Sísifo

    Partículas y antipartículas,
    a un mundo
    le corresponde un antimundo.
    La vida es un relámpago entre la materia
    y la antimateria.
    Somos hombres en la vigilia
    y antihombres en el sueño.
    Lo positivo
    surge de las tinieblas
    y vuelve a ellas.
    Como Sísifo,
    ascendemos de la nada
    y retornamos a su seno.

  • Diagnosis

    He sufrido por ti la escarlatina. El crujir de los   huesos cuando crecen.   He sufrido contigo la difteria, la malaria mortal              de quien lame una piedra en busca de              alimento.   Me has contagiado tus peores males.    He expiado por ti el sarampión del amor que              comienza, la artrosis voraz de la rutina.    Escorbuto de sed son tus abrazos mientras bebo              tus labios de vitamina 12.   He sufrido el dolor y la tregua.    Te he tomado con los dientes amargos con que se             muerde la aspirina.

  • El péndulo de foucault

    Filtrar eternidades, numeroso y efímero,
    deberme al artificio de un taller. Adentrarme
    por la arteria del tiempo sin tener más visado
    que un letrero heptasílabo. Centinela del verde
    de la luz, escanciar sus raudales sin pausa.
    Transpirar lejanías arraigado en un cerco.
    Oscilar libremente en todas direcciones.