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Se cierne el águila en la cumbre del cielo,
el cazador y la jauría cumplen su círculo.
¡Oh revolución incesante de configuradas estrellas!
¡Oh perpetuo recurso de estaciones determinadas!
¡Oh mundo del estío y del otoño, de muerte y nacimiento!
El infinito ciclo de las ideas y de los actos,
infinita invención, experimento infinito,
trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud;
conocimiento del habla, pero no del silencio;
conocimiento de las palabras e ignorancia de la palabra.
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Ese árbol
tiene un violín adentro
No fue tallado aún pero está adentro
Espera el día de la resurrección
árbol adentro
Dijo el señor Stradivarius:
Tengo que rescatar a ese violín
tengo que quitarle la corteza que lo aprisiona
y verlo respirar al aire libre
Tengo que oírlo cantar para mí
Ese violín
tiene un árbol adentro
tiene flores que escuchan la música callada
Tiene pájaros
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En vez de soñar, contar.
La fachada del oeste tiene
seiscientas doce ventanas.
Por la primavera van
en su cielo, hacia el domingo
una, dos, tres, cuatro, cinco
nubes blancas.
Yo te quiero a tí, y a tí y a tí.
A tres os quiero yo.
A las doce el tiempo da
doce campanadas.
Y ya no podrá escapárseme
en las volandas del sueño
la mañana. Haré la raya
para ir sumando seiscientas
doce, más cinco, más tres,
más doce.
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¿Qué es la Estadística?
Es una ciencia fotográfica y adivinatoria
que procede en primera instancia
como una película,
donde graban sus números
la realidad y la apariencia.
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Por el Sol se enciende mi verso retórico
que hace geometría con el español,
y en la ardiente selva de un mundo alegórico,
mi flauta preludia: Do-Re-Mi-Fa-Sol.
¡Áurea Matemática! ¡Numen Categórico!
¡Logos de las Formas! ¡Teología Crisol!
¡Salve, Sacro Pneuma! Canta el Pitagórico
Yámbico, Dorado número de Sol.
El Sol es la ardiente fuente que provoca
las Ideas Eternas en vaso mortal.
Por el encendido canto de su boca,
es la Geometría Ciencia Teologal.
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Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
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Mirad al tigre:
su altiva pose de vanidad satisfecha,
dormido en sus laureles, gato persa
de algún dios sanguinario.
Y esas rayas
que encorsetan su fama.
Allí en la jaula,
como estatua erigida a la soberbia,
el tigre de papel, el desdentado
tigre de un álbum infantil.
Ociosa
en su jubilación
la antigua fiera
de rompe y rasga
sin querer parece
el pavo real de los feroces.
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51. El oligisto puede ser brillante,
en hermosos cristales pavonados;
escamoso también y fulgurante;
sanguíneo, o de visos encarnados;
l almagre, u ocre rojo malsonante;
aprovechable en todos sus estados;
el rojo a la pintura da sus vales,
el radiado, al bruñido de metales.
52.
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Mientras me ducho, se va la luz y
la casa se queda en extremo silenciosa. Bien,
tengo una pila de pijamas y calcetines sucios
en la lavadora y, estando en posesión de un doctorado,
conjeturo que probablemente el cableado no soporta
a un tiempo el agua caliente (la ducha lleva
fluyendo un buen rato, lo admito) y la colada.
Así que me apresuro hacia el garaje, pulso
unos cuantos interruptores, pero la bombilla roja
(15 A) sigue roja.
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De la Naturaleza viene la emoción; y los estados
De quietud son igualmente don suyo:
Ésta es su gloria; estos dos aspectos
Son los cuernos que, mellizos, constituyen su fuerza.
De ahí que el Genio, que prospera con el cambio
De la paz y excitación, en ella encuentre
Su mejor amiga y la más pura; de ella toma
Esa energía con la que busca la verdad,
De ella esa calma venturosa de la mente
Que lo inclina a recibirla aun sin buscarla.