• Haikus

    Entre la hierba
    un transistor perdido
    ronroneando.

    De dos en dos
    me rodean los faros.
    Perplejidad.

    Un móvil suena
    y nadie en la avenida.
    Un móvil suena.

    Desolador:
    un neumático rueda
    por la avenida.

  • Las hojas de la vida

    Palmeras en un desierto bajo un
    cielo de donde arranca su raíz
    eso es el ser humano enhiesto diz
    que bien plantado en un suelo común.

    Ya mueve cinco ramas al tuntún
    y colma su experiencia de infeliz
    árbol vivo con ojos y nariz
    manos orejas lengua en el simún.

    No hay nada fijo todo es transitorio
    la realidad de un prisma de ilusiones
    y la materia una invención verbal.

    ¿Qué son las cosas? Campo vibratorio
    un juego de electrones y protones
    bullendo más allá del Bien y el Mal.

  • Yunque: alba

    100.000 voltios rodados de poleas
    más ágiles.
    Que la luz, la impaciencia, la imagen
    y el retorno.
    Mediodía de grúas encendidas de grillos.
    Fuego de hierro y fragua.
    Yunque en constelaciones de martillos
    sin sueño.
    Bajo el brazo tendido de músculos
    y de puras distancias.
    Entre mares de hulla se consumen
    los cerebros más vivos.
    En la niebla, la niebla que confunde
    la ruta de los astros sin cielo.
    Con el mudo cansancio de estos hombres
    de cobre.

  • Meditación primera y última

    El tiempo
    tiene color de noche.
    De una noche quieta.
    Sobre lunas enormes
    la eternidad
    está fija en las doce.
    Y el tiempo se ha dormido
    para siempre en su torre.
    Nos engañan
    todos los relojes.

    El Tiempo
    tiene ya horizontes.

  • De omni re scibili

    (Sobre todo lo cognoscible)


    ¡Todo lo sé! Del mundo los arcanos
    ya no son para mí,
    lo que llama misterios sobrehumanos
    el vulgo baladí...

    Sólo la ciencia a mi ansiedad responde, 
    y por la ciencia sé
    que no existe ese dios que siempre esconde 
    el último por qué.

    Sé que soy un mamífero bimano
    (que no es poco saber)
    y sé lo que es el átomo, ese arcano
    del ser y del no ser.

  • La verbena de la paloma. cuadro primero

    Don Hilarión y Don Sebastián aparecen sentados a la puerta de la botica. Los porteros de la casa también toman el fresco sentados. La portera tiene en la falda un niño pequeño dormido. La Buñolería está llena de gente y hay mucha animación. A la puerta de la taberna juegan al tute, en una mesa pequeña y sentados en banquetas, el tabernero y dos amigos suyos mozos de chapa. La tabernera les sirve de cuando en cuando unas medias copas.

  • Raíz cuadrada

    Vemos raíces de todas las formas:
    puntiagudas, deformes y redondas.
    La del malvavisco es casi angélica,
    y hay una Racine que es clásica.
    La de la mandrágora es diabólica
    y, por más que cavilemos,
    no se puede hacer nada.

    Pero la raíz que yo adoro,
    y que se extrae sin fatiga,
    es la raíz cuadrada, mi preferida.

    Una raíz de aspecto sospechoso
    es la del eje motor,
    y el drogata vende su alma
    por la del árbol de levas.

  • Las extrañas y aún desconocidas frivolidades de madame Curie

    Carta encontrada en un antiguo baúl abandonado

    Querido Andrés:

       He conocido a Marie Curie en la bañera de mi hotel.
    No, no estoy loco como podría parecer ni tampoco he sufrido una alucinación.
       Al abrir la puerta del cuarto de baño me encontré a la señora Curie disponiendo
    con toda libertad de mi bañera. Sí, estaba allí desnuda haciendo unos extraños
    experimentos con la espuma del jabón.

  • Benditos los ignotos

    Benditos los ignotos,
    los que no tienen página
    en Internet, perfil
    que los retrate en facebook,
    ni artículo que hable
    de ellos en wikipedia.

    Los que no tienen blog.
    Ni siquiera correo
    electrónico, todo
    les llega, si les llega,
    con un ritmo más lento.

    Tienen pocos amigos.
    No exponen sus instantes.
    No desgastan las cosas ni el lenguaje. Network
    para ellos es malla
    que detiene la plata de los peces.

  • Ozono

    El ozono es el duende de Madrid,
    es un diablo cojuelo y posmoderno.
    El ozono es el duende de los niños.
    Pero es bueno y es malo, eso según,
    y hay señores con barba que estudian el ozono,
    y hay señores muy malos que le dejan volar.
    El ozono trabaja con la ayuda del sol,
    al sol le hace recados convenientes,
    peligrosos recados,
    y te avisa con tiempo de la contaminación.