• Hombre de mi tiempo

    Todavía eres de la piedra y de la honda,
    hombre de mi tiempo. Estabas en la carlinga,
    con las alas malignas, los cuadrantes de muerte,
    -te he visto- en el carro de fuego, en las horcas,
    en los potros de tortura. Te he visto: eras tú,
    con tu ciencia exacta dispuesta al exterminio,
    sin amor, sin Cristo. Has matado de nuevo,
    como siempre, como mataron los padres, como mataron
    los animales que te vieron por primera vez.
    Y esa sangre huela como el día
    en que el hermano dijo al hermano:
    <<Vamos a los campos. >> Y aquel eco frío, tenaz,

  • Desdén de arquitectura

    Huraño, el eremita su cubículo deja
    y se lanza a la calle. Critica así sus límites;
    deja a la soledad que vaya trasmutando
    lo impuro de su cueva.
    Se vierte, va esparciendo con desmesura trozos
    de su propia sustancia en tertulias tangentes,
    en cenáculos otros, en círculos opacos. Desperdicia.

    A lo más su mirada le lleva a cobijarse,
    muy al modo transitorio, en vestigios de lluvia
    (conmemora sus bodas con la intemperie). Execra
    a toda arquitectura: ya aborrece
    lo medido que alberga
    lo desmedido, abjura
    de la decoración (o la cobarde

  • Botánica

    La araucaria atrae las miradas
    Se admira su gigantesco tamaño
    Y sobre todo sus ramas
    Que nacidas a diferentes alturas
    Se elevan a la manera de un candelabro
    Y se detienen todas en el mismo nivel para formar una bandeja
           perfectamente igual
    También se ve el gran auzón con flores de un amarillo de oro las
           mirtáceas
    Las terebintáceas
    La compuesta tan común que llaman Alecrim do campo el romero
           del campo
    Y el arbolito de hojas apagadas

  • Hidrógeno

    Del dolor y del tiempo, ¿qué saben las estrellas?
    En su yerta sustancia de ceniza
    no hay finitud ni angustia, día y noche.
    ¿Cómo van a poder guiar nuestros pasos?
    Nada ansían ni temen, nada sueñan.
    Su principio vital es el hidrógeno
    con una porción de helio. Y eso basta.
    Todo es allí perfecto, indestructible:
    la alegría es tiniebla; el fin, aurora.

    Nuestro hidrógeno es tiempo y es dolor,
    dos sustancias que nunca hallará un físico.
    Nuestro helio es la estrella fugaz de los deseos
    y ese vencejo gris que ahora pasa.

  • Carta del capitan cook al presidente de la sociedad geográfica de londres

    He aquí, Señor, que navegando
    hemos llegado a Citerea:
                                                                música
    flor, bosque de palmas, pájaros,
    dibujan paraísos terrenales.
    Dulces muchachas nievan,
    al sonreír, la aceitunada
    piel que ilumina sus divinos rostros.

  • Cuando escuché al astrónomo erudito

    Cuando escuché al astrónomo erudito,
    Cuando las pruebas, las cifras, fueron puestas en columnas delante de mí.]
    Cuando me enseñaron los mapas y los diagramas, para sumarlos, dividirlos, medirlos,]
    Cuando sentado escuché al astrónomo, con gran aplauso en el salón,]
    Qué extrañamente rápido me harté,
    Hasta que levantándome y deslizándome me alejé solo,
    En el aire nocturno, místico y húmedo, y de tiempo en tiempo,
    Miré en perfecto silencio las estrellas.

  • El submarino de peral

    Ciñe Peral la aureola
    de escogido de la fama
    que por genio te proclama
    de la nación española.
    No quiso de tierra extraña
    recibir fausto y riqueza
    pues le impulsó la nobleza
    para ser fiel a su España.
    No la envidia en su camino
    fue a estorbarlo bastante
    pues de allá salió triunfante
    el autor del submarino.
    Su talento colosal
    llena a España de ventura
    al descubrir la escultura
    óigase un himno triunfal.
    Y con el ardor que entraña
    el entusiasmo sincero
    que repita el mundo entero
    ¡Viva Peral, Viva España!

  • Circulo

      Este recóndito fastidio  anida todos los años en mi oído    Y este motor que nada mueve  siempre zumbando su estribillo agreste    Gota a gota                          las abejas                          van quemando el zumo de mis venas                Sangre de ríos         discurre por mi lecho  Curada de su parálisis                                  ha vuelto a andar la vida  Mi corbata  rueda con su rumor de catarata

  • Botánica

    Tengo una preocupación de Bergenia Crassifolia
    en un día desértico,
    en noviembre exploto a pleno sol
    mis largas hojas planas glaucas de Amaryllis Longifolia
    de Clivia Miniata, de Aloe.
    Vengo importada de días de cultivo,
    de invernaderos, de jardines rocosos orientales;
    soy en grupos aislados una Celosia Plumosa
    estoy vestida de Lunarias de semisombra,
    tirada en cualquier parte en función de Laureola.
    Soy el desastre de la flor,
    donde germina el fin de lo putrefacto,
    donde se destrozan anteras,
    donde la función de la clorofila se disuelve en gris,

  • Nociones de estadística

    La estadística es una princesa de azul hielo
    que patina por círculos de cálculos metálicos
    y arrastra suavemente a sus fríos dominios.
    Entras en sus elipses, en sus cerradas curvas,
    en sus circunferencias concéntricas te sumes,
    sus ecuaciones ponen espejos a tu imagen,
    tus huesos redondeas en sus lentas parábolas,
    tus madejas devánanse en su asíntota,
    habita en sus incógnitas tu sangre,
    eres el leve punto de sus gráficos,
    cruzas el seco cielo que se acota
    entre su abscisa y su ordenada, eres
    el pájaro pequeño que persigue la flecha