Un sistema capaz de leer las señales cerebrales de un conductor y de transmitirlas a un vehículo en marcha ha sido desarrollado por investigadores suizos y aplicado con éxito a un prototipo de automóvil. El sistema aprovecha la ventaja de 200-500 milisegundos que tarda la señal del cerebro en llegar a convertirse en movimiento para optimizar la conducción.
Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana y del fabricante japonés de coches Nissan han conseguido por primera vez leer las señales eléctricas del cerebro de un conductor antes de sus futuras acciones y de transmitirlas a un vehículo en marcha para optimizar la conducción.
José del R. Millán, catedrático en el área de interfaces cerebro-máquina en la Escuela Politécnica Federal de Lausanao (EPFL) y director de la Defitech Chair In Brain-Machine Interface (CNBI), ha dirigido al equipo técnico que ha logrado leer las indicaciones cerebrales que se producen durante la conducción, señalando al piloto que frene, acelere o cambie de carril, y transmitirlas a un vehículo en marcha.
Gracias a los pocos milisegundos que se sitúan entre la orden cerebral y la ejecución manual, el coche inteligente puede facilitar la conducción y anticipar una frenada o un viraje, antes incluso de que la indicación del cerebro llegue a las manos o los pies del conductor.
Como el coche está dotado también de detectores del entorno, esta nueva capacidad va a ayudar a los conductores en las condiciones complicadas del tráfico rodado, según los investigadores.
Las señales cerebrales del conductor, que se producen en la corteza motora y frontal del cerebro, se detectan gracias a un casco de electroencefalografía (EEG) dotado de captores. Estas señales se transmiten al vehículo inteligente, que las interpreta y actúa en consecuencia teniendo en cuenta las informaciones captadas por los sensores ambientales del vehículo, que son imperceptibles para el conductor.
José del R. Millán explica en un comunicado que, si llegamos a un semáforo que se ha puesto en rojo y por lo tanto vamos a frenar, el vehículo va a aprovechar la ventaja de 200-500 milisegundos para comenzar la frenada antes de lo que lo haría el conductor y facilitar así la conducción.
Y al revés, prosigue Millán, si al llegar al semáforo en rojo el cerebro del conductor no muestra síntomas de reducir la velocidad, el vehículo le advertirá de que el semáforo está en rojo, para asegurarse de que está informado. El vehículo sabe que el semáforo se ha puesto en rojo por los sensores ambientales.
SISTEMA PERSONALIZADO
Millán añade: "nuestros ojos están constantemente en movimiento para observar lo que pasa a nuestro alrededor, pero no todo lo que observamos es pertinente o importante. Nosotros buscamos detectar las señales cerebrales que indican que tal objeto o situación ha llamado nuestra atención y que deben ser tenidas en cuenta por el vehículo".
Otra ventaja adicional del sistema es su personalización. Dado que cada persona genera diferentes modelos de señales cerebrales, el sistema del vehículo aprenderá de las reacciones cerebrales del conductor y personalizará su comportamiento.
Guardará en su memoria los trayectos y costumbres, así como la forma de conducir, para adaptarse y anticipar movimientos en función de la personalidad de cada conductor usuario del sistema.
Por este motivo, el sistema cerebro-máquina de estos coches japoneses no sólo ayudará en la conducción, sino que también la personalizará para que el vehículo esté adaptado a cada conductor.
Incluso los parámetros del vehículo podrán adaptarse a sus preferencias de forma transparente: podrá descubrir un desacuerdo del conductor con el estilo de conducción y cambiarlo al preferido por el conductor, por ejemplo del modo deportivo al modo confort y relax.
El sistema ya ha sido integrado con éxito en un prototipo del fabricante japonés, que lo ha ajustado en el marco de su Senior Innovation Research Program con el apoyo del CNBI.
El equipo de José del R. Millán desarrolla desde hace muchos años los conocimientos científicos necesarios para detectar y utilizar las señales cerebrales y controlar los objetos de nuestro entorno.
Además de colaborar con el fabricante japonés de automóviles en materia de tecnología de apoyo a la conducción, el equipo del CNBI ha desarrollado también tecnologías para la asistencia a personas con discapacitadas motoras, que impiden la realización de ciertos movimientos, el desplazamiento de las personas y su autonomía.