La Universidad Complutense lanza un Máster propio en Ciencia y Filosofía para titulados universitarios de cualquier área y especialidad que compartan el interés y la necesidad de conocer, analizar y sopesar de manera formada y crítica el futuro que se vislumbra
El carácter multidisciplinar de las distintas áreas de conocimiento no es una opción sino una exigencia de nuestra época. Es un hecho que las actuales enseñanzas universitarias, debido al necesario nivel de especialización exigido por el desarrollo de las distintas profesiones, no ofrecen una visión de conjunto del estado global de la ciencia y de la tecnología, así como sus implicaciones filosóficas, éticas, jurídicas, políticas, económicas y sociales, tarea, sin embargo, esencial para intentar contribuir a la construcción de un mejor futuro para todos.
Nuestra comprensión y manipulación de la materia a partir de sectores punteros de la física, por un lado, y la nanotecnología, por otro; nuestra comprensión y manipulación de la vida desde la biología molecular o la física de la materia viva a la biotecnología; nuestra capacidad para simular funciones cognitivas desde la inteligencia artificial, todo ello exige un análisis científico y filosófico en profundidad tanto de sus logros y desafíos teóricos y prácticos, como una evaluación de sus consecuencias. Lo cierto es que las fronteras entre la materia viva y la materia inerte, entre lo natural y lo artificial, entre la mente y la máquina son puestas en entredicho, obligando a reconsiderar la manera de entender y de estar en el mundo.
En ese sentido es tarea de las universidades, no sólo formar especialistas, sino también facilitar el diálogo entre disciplinas, analizando el estado de la cuestión en materias estratégicas de carácter tecno-científico, así como sus muy variadas consecuencias para los individuos y la sociedad con la finalidad de proporcionar conocimientos y herramientas que permitan a profesionales en sectores muy diferentes sopesar, valorar, anticiparse, afrontar y tomar decisiones ante los retos a los que nos enfrenta y enfrentará el desarrollo científico y tecnológico. En último término, se trata de contribuir a que los beneficios asociados a aquéllos puedan distribuirse y disfrutarse de la manera más amplia y satisfactoria posible, minimizando asimismo los también inevitables peligros que puedan comportar desde el punto de vista ético, no sólo para el desarrollo y salvaguarda del bienestar social y los derechos humanos, sino también del conjunto de la naturaleza de la que somos parte.
Hay muchas cuestiones en juego de hondo calado por sus aplicaciones en una gran diversidad de ámbitos como la medicina e investigación biomédica, la alimentación, los biocombustibles o todo lo relativo tecnologías basadas en la manipulación directa del ADN y las nuevas tecnologías de edición génica. Desde otro punto de vista, son muchos y muy variados los problemas que plantean las tecnologías digitales de carácter, no sólo ético, sino también social, económico, político, tales como el derecho a la privacidad de los datos, así como el control y gestión de los mismos, la necesidad de implementar valores en las máquinas que respeten la dignidad, derechos y libertades de los seres humanos, la responsabilidad que se deriva de la programación de algoritmos, etc.
En conjunto se impone la necesidad de una reflexión y un debate público sobre el futuro al que aspiramos como individuos y como sociedad. No estamos abocados al determinismo tecnológico, de modo que no es la tecnología la que ha de determinar el destino de los humanos, sino los humanos los que han de determinar las consecuencias y el destino de la tecnología. Pero ello exige la toma de decisiones por parte de los poderes públicos, de los actores sociales implicados y de la sociedad en su conjunto, lo cual a su vez supone ciudadanos bien informados con conocimientos interdisciplinares.
La aproximación entre ciencia y humanidades constituye una auténtica necesidad de nuestro tiempo si miramos, no hacia el pasado, sino hacia el futuro. Sin embargo, en España existe un grave déficit en lo referente a una oferta académica en la que se aúnen ciencias físicas y naturales con filosofía y ciencias sociales.
El máster propio de la Universidad Complutense en Ciencia y Filosofía: Construyendo el Futuro trata de paliar ese déficit con un amplio programa interdisciplinar dirigido a titulados universitarios de cualquier área y especialidad, que compartan el interés y la necesidad de conocer, analizar y sopesar de manera formada y crítica el futuro que se vislumbra.
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