La sociedad sueca ofrece un ejemplo de cómo conciliar dos de los impulsos que nos hacen humanos
Lars Trägårdh, profesor de historia de la Universidad de Uppsala, desarrolla en este artículo publicado en Aeon lo que él llama la teoría sueca del amor. En pocas palabras, esa teoría podría resumirse en que para que las relaciones humanas sean auténticas no deben estar basadas en la dependencia.
Según el autor, en Suecia esa práctica se ha institucionalizado en prácticamente todas las esferas de la vida. El estado crea las condiciones que permiten a los individuos ser realmente libres, lo que a su vez hace que los individuos confíen en el estado, una interesante combinación que permite acomodar individualismo y gregarismo.
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Imagen: Bengt Nyman