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Autor
Francisco J. Tapiador (investigador del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Castilla-La Mancha y autor del Handbook of Rural Analysis and Management [Manual de Análisis y Gestión Rural])

Biocombustibles y desarrollo rural

Fomentar el uso de combustibles ecológicos es una necesidad no sólo para el campo europeo, sino también para el desarrollo agrícola de otros países. Una apuesta decidida por las energías renovables puede contribuir a sacar de la pobreza a miles de personas, vertebrando el campo a través de unas comunicaciones más sencillas y baratas, y generando una riqueza que luego se transfiere al resto de los sectores productivos.
Desde el punto de vista del agricultor de un país en desarrollo, los biocombustibles permiten aumentar la rentabilidad de su explotación. Además de producir combustible, el cultivo de estos productos genera otros subproductos, como piensos para animales a partir de los residuos, que pueden ser usados por el mismo agricultor o ser vendidos, insuflando así flujos de capital en una economía que realmente lo necesita. La capacidad de obtener liquidez en una economía monetarizada es crucial para superar los estadios de subsistencia basada en el autoconsumo y el trueque.

La capacidad de desarrollo de los biocombustibles no se circunscribe sólo a los países que no han alcanzado aún una economía basada en la ciencia

La manera de dejar de pasar hambre no es cultivar uno mismo sus alimentos, sino generar dinero suficiente para poder comprarlos. Una vez logrado este objetivo básico, la manera de salir de la pobreza es producir excedentes monetarios que permitan adquirir bienes tangibles, como herramientas más eficaces; e intangibles, como una mejor educación. Aún cuando la casuística es infinita y cada caso requiere su análisis, vender la cosecha para generar combustible en vez de comérsela no tiene por qué ser siempre una mala idea.

La capacidad de desarrollo de los biocombustibles no se circunscribe sólo a los países que no han alcanzado aún una economía basada en la ciencia. En los países que, como España, cuentan con un terciario avanzado, los biocombustibles son también un elemento de desarrollo a otro nivel. Los biocombustibles son un medio de generar recursos en áreas tradicionalmente privadas de oportunidades, como son las rurales. De entre las muchas opciones que existen para desarrollar una comarca, el diseño de una estrategia de gestión rural que se apoye en la biotecnología ha de ser considerada, si se observan las condiciones para ello.

En este sentido, es una buena noticia el que el Gobierno de España haya concretado la obligación de que los carburantes contengan una cantidad mínima de biocombustibles, tal y como se había aprobado en la UE. La segmentación en obligaciones diferentes para el bioetanol y el biodiésel es también positiva, ya que esto permite avanzar en el desarrollo de nuevos métodos en ambos combustibles.

biodisol

Emplear una proporción mínima de biocombustibles en las carreteras no supone ningún coste añadido para el consumidor final, contribuye a un cambio gradual a medios de transporte más ecológicos, y ayuda a frenar el cambio climático.

Resulta curioso ver cómo se derivan ciertos problemas al campo de los biocombustibles, a los que se acusa de todos los males de los países supuestamente pobres, cuando resulta que esta tecnología es uno de los pocos medios con que cuentan algunas economías para coger el tren del desarrollo.


La capacidad de los biocombustibles para generar riqueza es indudable. El debate sobre los alimentos o los biocombustibles es tan artificial como el del cambio climático, que es un hecho científico, o sobre la evolución de las especies, otro hecho científico.

Esta tecnología es uno de los pocos medios con que cuentan algunas economías para coger el tren del desarrollo

La diferencia es que en estos dos últimos debates las pruebas científicas son tan abrumadoras y tan visibles que hay que ser muy militante para negarse a verlo, mientras que en el debate de los biocombustibles aún no se ha llegado a recorrer el largo camino que existe entre la investigación y el conocimiento público de los hechos.

En la coyuntura económica presente, además, los biocombustibles ofrecen un nicho de empleo que no se puede despreciar. Los yacimientos tradicionales de empleo han cambiado mucho desde la última crisis económica. La economía se ha diversificado, la educación superior se ha extendido, y los canales de información permiten acceder a la ciencia y a la cultura a un volumen cada vez mayor de la población. Por todo ello, han surgido nuevas oportunidades de trabajo derivadas de una mayor conciencia ambiental. La preocupación por las interacciones entre el hombre y el medio ha permitido el desarrollo de una nueva generación de trabajos verdes que se localizan en lugares antes improbables.

biocombustibles

El desarrollo de los biocombustibles ha generado nuevos trabajos cualificados en el medio rural. Las oportunidades en este campo han ido desde la gestión de la producción en las plantas de tratamiento, a la investigación para el desarrollo de biocombustibles de segunda y tercera generación.

Para aprovechar estas oportunidades verdes es necesaria una formación intelectual en el área del medio ambiente. La capacidad de nuestras universidades de proporcionarla es indudable, pero sería deseable una mayor implicación del sector privado para, por una parte, adecuar una parte de la formación práctica a las necesidades de las empresas; y por otra, para ofrecer a éstas nuevos productos de alto valor añadido que puedan explotarse económicamente, creando riqueza y trabajo en nuestro país.

En el ejemplo de los biocombustibles, una de las áreas de mayor proyección futura, rentabilidad y capacidad de crear empleo, sería útil coordinarse con las facultades de bioquímica y biotecnología para aprovechar sinergias y crecer juntos.

La creación de trabajos verdes no se limita al I+D+i. Una formación profesional avanzada puede explotar también este yacimiento de empleos verdes.


El desarrollo de las energías renovables conlleva la creación de nuevos empleos cualificados, como técnicos de mantenimiento, vigilantes de cultivos y plantas de tratamiento, obreros industriales, administrativos, o transportistas.

En la coyuntura económica presente, los biocombustibles ofrecen un nicho de empleo que no se puede despreciar

Una planta de producción de bioetanol no sólo cuenta con un laboratorio, sino también con un amplio espectro de personal asociado que es imprescindible para el funcionamiento del negocio. La localización de muchas de estas actividades respetuosas con el medio ambiente fuera de las ciudades permite movilizar los recursos humanos locales, y ofrecer un medio de vida en áreas tradicionalmente marginadas del mercado laboral. Esto, asociado a la gran dispersión de la formación superior en España, puede permitir un desarrollo endógeno que ayude no sólo a capear la actual coyuntura económica desfavorable, sino a proporcionar medios de vida a largo plazo. Es responsabilidad de las entidades locales ser capaces de atraer estas actividades a los municipios con mejores condiciones para sostenerlos, y proporcionar a sus ciudadanos los medios formativos adecuados para aprovechar las nuevas oportunidades de la cultura verde.

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