La contaminación humana tiene al menos 2.000 años y es anterior a la Revolución Industrial, ha descubierto un estudio que ha combinado datos de testigos de hielo con registros históricos. La contaminación por plomo se detuvo entre 1349 y 1353 por la Peste Negra, que paró la minería y la fundición de metales y permitió recuperar los niveles naturales de la atmósfera.
La actividad humana ha contaminado la atmósfera durante los últimos 2.000 años y no sólo a partir de la Revolución Industrial, que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII y concluyó entre 1820 y 1840, ha descubierto un estudio que echa por tierra la creencia de que la contaminación humana se inició con la Revolución Industrial.
El estudio, publicado en la revista GeoHealth, de la Unión Geofísica Americana, ha combinado datos de testigos de hielo y registros históricos de la Peste Negra, la pandemia de peste más devastadora en la historia de la humanidad que afectó a Europa en el siglo XIV y que mató a un tercio de la población continental. Esta pandemia forzó la interrupción de la fundición del plomo y otras actividades comerciales de la época.
Un testigo de hielo es una muestra cilíndrica de hielo que se obtiene mediante la perforación del sustrato a diferentes profundidades. Ofrece la posibilidad de estudiar las características del hielo acumulado en el curso de largos intervalos temporales, representados por los estratos de hielo de apariencia y composición diferente.
Puesto que estas características, a su vez, pueden relacionarse con diversos acontecimientos de interés científico, como la historia y la glaciología, tal como han hecho los autores de esta investigación, los resultados del análisis de los testigos de hielo constituyen potentes indicadores de hechos o procesos del pasado.
El estudio obtenido a partir de estas muestras y combinaciones, demuestra que la contaminación por plomo de la minería y la fundición de metales ocurrió mucho antes de la Revolución Industrial y que sólo la Peste Negra, que detuvo esas actividades, permitió recuperar los niveles naturales del aire, que son esencialmente cero.
"La actividad humana ha contaminado el aire europeo casi ininterrumpidamente durante los últimos 2.000 años", señalan los autores, quienes añaden: "Sólo un colapso devastador en la población y la actividad económica debido a las enfermedades pandémicas redujo la contaminación atmosférica a lo que ahora se puede denominar con mayor precisión 'antecedentes' o niveles naturales".
El plomo es uno de los contaminantes ambientales más peligrosos y resulta tóxico para el cerebro a niveles extremadamente bajos. Philip Landrigan, de la Escuela de Medicina Icahn del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York (Estados Unidos), explica en un comunicado que no hay niveles de plomo seguros en los niños.
PARÓN POR LA PESTE NEGRA
En el nuevo estudio, historiadores de la Universidad de Harvard y climatólogos del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine (Estados Unidos) examinaron los niveles de plomo en el aire porque es un contaminante peligroso y sirve como un indicador de la actividad económica, puesto que aumenta cuando las actividades económicas están en auge y disminuyen cuando se contraen.
Los investigadores compararon niveles de plomo en alta resolución en un testigo de hielo tomado de un glaciar en los Alpes, con los registros históricos, que muestran que la minería de plomo y la actividad de fundición cayeron casi a cero entre 1349 y 1353, en plena Peste Negra, que alcanzó su punto máximo entre 1346 y 1361.
Descubrieron que los niveles de plomo disminuyeron repentinamente en una sección del núcleo de hielo y se corresponden con esos cuatro años. Este descenso es único en los últimos 2.000 años, según los investigadores.
Los investigadores también encontraron otros descensos menores en la acumulación de plomo en el núcleo de hielo. Uno ocurrió en 1460, que pudo deberse a una recesión económica relacionada con la epidemia, y otros tuvieron lugar coincidiendo con la desaceleración económica de 1885, así como en los años 70 del siglo pasado, cuando se redujo la gasolina con plomo y otras fuentes de este elemento químico.
Los investigadores destacan que el testigo de hielo contiene muchos datos adicionales y que son accesibles debido a la precisión del láser de nueva generación del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine, y recalcan que combinar esos datos con fuentes históricas puede conducir a nuevos descubrimientos en los campos de la ciencia climática, la historia de la salud humana y planetaria, y la historia ambiental y económica.
"Esta investigación representa la convergencia de dos disciplinas muy diferentes, la historia y glaciología, que juntos proporcionan la perspectiva necesaria para entender cómo una sustancia tóxica como el plomo ha variado en la atmósfera y, lo que es más importante, entender que el verdadero nivel natural es de hecho muy cerca de cero", concluye Paul Mayewski, director del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine y coautor del nuevo estudio.
Referencia bibliográfica:
Next generation ice core technology reveals true minimum natural levels of lead (Pb) in the atmosphere: insights from the Black Death. GeoHealth, 1, DOI: 10.1002/2017GH000064.