11.04.2017
Cuenta la tradición que la Cruz de la Victoria, que donó el rey Alfonso III de Asturias a la catedral ovetense en el año 908, esconde otra de madera que enarboló don Pelayo en la batalla de Covadonga en el 722. Hasta ahora se pensaba que este mito se habría popularizado en el siglo XVI, pero una investigación de la Universidad de Oviedo lo sitúa cuatro siglos antes, cuando se fraguó la leyenda para defender la sede episcopal asturiana frente a los arzobispados que querían absorberla.