En los últimos meses, la gripe aviaria producida por el virus H5N1 ha supuesto una causa de <a href="?id=25681&amp;sec=2&amp;tipo=g" target="_blank">alarma social</a> ocasionada por la frecuente aparición de noticias al respecto en los medios de comunicación. Conviene clarificar ciertas cuestiones sobre la naturaleza del problema sanitario planteado por ese virus antes de examinar la alarma social que se ha generado.
La gripe aviaria o influencia aviar es como se conoce a una enfermedad viral de las aves que puede llegar a afectar a mamíferos. Se descubrió por primera vez en Italia a principios de siglo XX y una de sus cepas fue la culpable de la pandemia de gripe, que, coincidiendo con la Primera Guerra mundial, causo la muerte a entre 25 y 40 millones de personas, 15 de ellas en la India. También en 1957 y en 1968, otras dos cepas, H2N2 y H3N2 respectivamente, llegaron a las humanos causando sendas pandemias y matando entre 1 y 4 millones la una y alrededor de 700.000 personas la otra.
Ante todo, es preciso establecer que la gripe aviar producida por el virus N5H1 del que se está hablando en los medios de comunicación en los últimos años es una enfermedad
aviar o
aviaria, es decir
una enfermedad propia de las aves. Se identificó el virus causante de la misma en 1997 en Hong Kong y desde entonces se ha extendido, sobre todo por los
países asiáticos. En el siguiente vínculo encontramos uno de los muchos
mapas existentes en la red sobre la difusión territorial de la epizootia (término equivalente al de epidemia, pero aplicado a los animales) de la gripe aviar.
La lucha contra esta epizootia ha conducido a la exterminación de millones de aves y al seguimiento atento de la dispersión geográfica del virus mediante las aves migratorias, analizando las causas de la muerte de esas aves localizadas en diferentes puntos del planeta. En el caso español, los biólogos del parque de Doñana no han encontrado ni un solo caso de aves migratorias infectadas.
El interés mediático respecto a esta enfermedad aviar proviene de que desde 1997 hasta hoy se han contabilizado unos 200 casos de contagio del virus en cuestión a seres humanos con resultado de muerte en una alta proporción de los mismos. Pero, hasta el momento al menos, en todos los casos ha sido el contacto
directo con aves infectadas la causa de la transmisión a las personas. Contacto que, además de directo, cabe calificar de
íntimo: niños que juegan con aves en el corral o adultos que las tocan por una u otra razón. No hay ningún caso
cierto de contagio entre humanos, por lo que no cabe hablar de epidemia alguna.
Es evidente, por otra parte, que la extensión de la epizootia aumenta las probabilidades de contagio a los humanos. Sin embargo, para que el virus H5N1 constituya un problema preocupante para la salud humana, que no pueda resolverse o paliarse aislando a las personas de las aves contagiadas, sería preciso que el
virus mutara. Y además, que esta mutación se diera en un sentido determinado.
Las mutaciones observadas hasta ahora no han modificado su capacidad de transmisión a los seres humanos, aunque alguna de ellas sea más virulenta para las mismas aves. La mutación que lo hiciera transmisible entre humanos, que no se ha producido hasta ahora, nos llevaría a desarrollar vacunas ?ad hoc? y tomar las medidas de aislamiento que se imponen en la lucha contra las epidemias. Las
vacunas contra el virus N5H1 que se están desarrollando en estos momentos son vacunas para el virus tal y como existe actualmente; es decir para un virus que no se transmite entre seres humanos, sino por contacto con aves infectadas. De todos modos, esta experiencia adquirida en su desarrollo será sin duda útil para facilitar la preparación de una vacuna para una eventual futura mutación del virus. Pero, dado que la mutación no se ha producido, no se pueden preparar vacunas contra un virus aún inexistente. En cualquier caso, las
vacunas están consideradas por los especialistas como la mejor solución para un eventual problema en el futuro.
Conviene añadir que si bien es verdad que el virus N5H1 puede mutar y transformarse en un peligro para la humanidad, lo mismo puede afirmarse de otros muchos virus existentes, ahora inofensivos, que también podrían mutar sin que ello suponga una razón de alarma social.
Las estimaciones de las cifras de victimas de la posible pandemia difieren mucho, ya que los
virus gripales rara vez provocan directamente la muerte del sujeto contagiado. Lo que sí provoca el virus gripal es una situación de compromiso inmunobiológico que aprovechan las bacterias, especialmente
S. pneumoniae y
H. influenzae, para provocar la aparición de
neumonías secundarias. Por ello existen también grandes diferencias entre el número de muertes atribuidas a las tres mayores pandemias gripales del siglo XX, que se deben a disponibilidad o no de antibióticos para el tratamiento de las infecciones bacterianas asociadas al contagio de los virus gripales. La mortalidad generada por las pandemias gripales ha descendido desde 1918 hasta nuestros días: la disponibilidad de antibióticos eficaces que contrarresten las infecciones asociadas a la gripe misma, y no fármacos eficaces frente al virus gripal sino frente a las bacterias que acompañan al proceso es la principal variable explicativa de las diferencias en las tasas de mortalidad: en 1918 no se conocían los antibióticos.
El tratamiento mediático de estos hechos ha sido, por lo menos, peculiar. Por una parte, la distinción entre una epizootia existente y una epidemia inexistente no se ha establecido demasiadas veces con suficiente claridad. Por otra, se han difundido informaciones abiertamente alarmistas que han conducido a muchos gobiernos a hacer acopio de millones de dosis de un medicamento antiviral, el célebre
TAMIFLU, de más que dudosa eficacia en el tratamiento de la gripe aviar contagiada a seres humanos.
El gran beneficiario de esas compras ha sido la farmacéutica
ROCHE, que compró los derechos de fabricación del TAMIFLU a
Gilead, una empresa californiana cuyas acciones han subido como la espuma a causa de las royalties que paga ROCHE.
Gilead Sciences es una empresa políticamente muy bien conectada: el Secretario de Defensa de los EEUU, Donald
Rumsfeld fue presidente del
consejo de administración de la misma desde 1997 hasta que tomó posesión en 2001 de su actual cargo como Secretario de Defensa. Pero después de dejar la presidencia del consejo de administración de Gilead,
Rumsfeld ha conservado las
acciones que tenía en esa empresa de biotecnología. Otros importantes políticos de ese país están también
vinculados con Gilead. Es el caso, entre otros, del antiguo Secretario de Estado, George
Shultz, quien figura actualmente como miembro del consejo de administración de la empresa y ha vendido más de 7 millones de dólares de sus acciones de la misma en 2005.
No es de extrañar, pues, que el presidente Bush haya sido uno de los principales responsables de la alarma social creada por la gripe aviar, al declarar que la misma podría producir millones de muertos solo en EE.UU.
Acudiendo a Google Trends, encontramos la siguiente evolución de las noticias sobre la gripe aviar y del número de consultas en Google sobre este tema, que nos sirven de indicador de la evolución del interés sobre la cuestión:
Gripe aviar
Por otra parte, la población española parece no estar alarmada: en el
barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (C.I.S.) del mes de marzo de 2006 la pregunta: "¿Cuáles son, a su juicio, los principales problemas que existen actualmente en España? (
Respuesta espontánea) (
Multirrespuesta: máximo tres respuestas)" obtuvo distintas respuestas entre las que no se encuentra la gripe aviar. A los ciudadanos españoles les preocupa el paro (55,6%), la inmigración (34,5%), el terrorismo, ETA (29,5%), la vivienda (19,9%), la inseguridad ciudadana (17,5%) y diversas otras cuestiones en orden de importancia decreciente. La gripe aviar no figura entre los problemas existentes en España, a menos que haya sido incluida en la categoría "la sanidad", junto con diversos problemas sanitarios y que, en conjunto, solo mencionan 5,1% de los entrevistados. El consumo de drogas preocupa más: un 6,3 % lo consideran un problema.
Las noticias sobre la gripe aviar publicadas en los diferentes medios de comunicación disminuyen en número desde que alcanzaran su máximo en el último cuatrimestre de 2005 y en marzo de 2006 la inquietud de la población española al respecto es prácticamente inexistente. Al fin y al cabo, las muertes desde que se identificara el virus en 1997 hasta hoy - casi diez años después- no llegan a doscientas. El común de los mortales, situado frente a declaraciones técnicamente complejas y difíciles de entender para los no especialistas, se atiene a los hechos más elementales y sencillos de evaluar: el número de muertos y la proximidad geográfica de los mismos.