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Susana Barragués ha dado a la luz este 2017 La perla de la poesía; un poemario insólito en que la ciencia ocupa un lugar central. En él, criaturas diversas, del presente y del pasado, hablan en primera persona en presente y, también a veces, elucubrando poéticamente acerca de su futuro, evolución y de su papel en la tierra. La precisión del lenguaje descriptivo y la novedad de alguno de los animales nos llevan a una poesía didáctica que retoma las mejores prácticas en ese género que fue tan habitual en el siglo XIX y en los inicios del XX. En el poema Explosión de vida en el Cámbrico, la Pikaia, uno de los fósiles aparecidos en Burgess Shale, que es considerado el primer cefalocordado, se da cuenta de su propio ser y características. Es un fascinante viaje desde el Cámbrico al siglo XXI en 40 versos.
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En 1965 Gabino Alejandro Carriedo fundó la revista de arquitectura, diseño y arte El Inmueble que se transformaría, dos años más tarde, en la revista Nueva Forma, mítica revista de arquitectura de los años setenta. Esta afición y dedicación profesional le hizo interesarse por la obra de arquitectos, escultores y pintores contemporáneos, lo que, en 1973, plasmó en el libro Los lados del cubo, cuyos poemas suponen una indagación en la obra de esos artistas y a la vez albergan la particular visión del mundo del poeta. Muestra de ello es el poema La arquitectura de Corrales que nos lleva a los principales fundamentos de la arquitectura: geometría, color y funcionalidad.
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Una modesta aspirina constituye el motor impulsor del poema, actuando como catalizador de la reflexión y el desarrollo poético posterior que nos lleva a en uno de esos momentos insondables (e indeseados) en que uno 'piensa en su vida' y se descubre indefenso y perplejo ante el tiempo que va pasando y sus efectos. Así que comenzamos este nuevo curso de poesía y ciencia; con Esperando que la aspirina del destacado poeta argentino Fabián Casas, cuya obra poética es sorprendente y áspera, inteligente y viva. Toda ella de un muy alto nivel.
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La poesía de Luis Hernández irrumpió como un vendaval en el panorama literario peruano de los años sesenta. Médico de profesión y poeta siempre, dejó una obra sugerente y atrevida; entre naif y culta; a veces, coloquial y siempre iluminada y misteriosa que puede resultar adictiva. Tras tres libros dejó de publicar poesía formalmente y se dedicó, a partir de 1970, a componer insólitos cuadernos con poemas y dibujos con rotuladores de colores que regalaba a amigos, básicamente, pero, también, a quien le parecía. En el rescate y edición de esos cuadernos se está todavía. En algunos de sus poemas aparecen- a su manera - temas o personajes científicos de los que es ejemplo el poema dedicado al astrónomo William Herschell.
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Como la de muchas poetas de la generación del 27, la biografía de Lucía Sánchez Saornil está llena de entusiasmo y esfuerzo, y del hachazo de nuestra guerra civil. De familia humilde, tuvo una formación autodidacta. Fue obrera (en Telefónica) y notable militante anarquista. Al final de la guerra civil se exilió a Francia. Pronto volvió a España donde vivió en clandestinidad hasta 1954. Fue también poeta, participando en los inicios del movimiento ultraísta. Quizás por ello, en alguno de sus poemas aparece el mundo tecnológico que la rodeaba. En Paisaje de arrabal hay potentes imágenes de los nuevos caminos: las carreteras; y de los automóviles que, con sus faros, “levantan los paisajes que duermen”.
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A mediados del siglo XVI, un hombre de Dios, agustino, se preguntaba el porqué de una serie de fenómenos naturales cuya bases científicas no serían desveladas hasta mucho tiempo después. La maravilla del poema es su orden y claridad en la exposición, la precisión en la descripción de los fenómenos, la serenidad que transmite y la magnífica adecuación de texto y estructura métrica del poema, con esas liras espléndidas; posiblemente las mejor escritas en castellano en todos los tiempos. Es la segunda Oda a Felipe Ruiz de Fray Luis de León que hoy, casi 15 años después de subir su texto a poesía y ciencia, recordamos.
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Nos gustan las escritoras y poetas de la generación del 27, esas ilustres desconocidas que no llegaron a figurar en las antologías definitivas. Esas 'sin sombrero', asombro de la sociedad de su época, fueron, a la vez, testigos y protagonistas del gran cambio de su tiempo y sin ellas la historia de las letras contemporáneas no estaría completa. De una de ellas, Concha Méndez, es este Paisaje urbano -quizás el poema en castellano más relevante sobre el vertiginoso desarrollo urbano y tecnológico de los años veinte- que asume la ciudad como espacio privilegiado de la modernidad y como espacio artístico y tecnológico.
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Viejos telediarios (1960), de Joan Margarit, es ejemplo de un tipo de poesía en que se produce un tránsito del discurso poético por el discurso, en este caso, tecnológico. El poema trata de la presencia e influencia de los seres queridos muertos en quienes sobreviven. El barco K 'anclado' en un punto 'fijo' del Atlántico, lanzando de modo incierto señales y ayudándonos con la meteorología, es imagen de la idea central del poema de que la presencia de aquellos que ya no están y a quienes (aún) se ama, cuidan de nosotros y debemos estar atentos a encontrar sus voces allí dónde se forman las borrascas.
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Conozco bien mis males, y por eso,
sin número,
sola, me diagnostico
enfermedades muy sofisticadas
Sin ir más lejos ni salir de casa:
padezco ahora mismo
una terrible fiebre
muy común en los trópicos.
Leo con mucha atención los prospectos
y a Kavafis.
Guardo cama esperando
esos anunciadísimos y bárbaros
'efectos secundarios'.
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Soy un ansiolítico.
Actúo en casa,
hago efecto en la oficina,
me presento a los exámenes,
comparezco ante los tribunales,
reparo tacitas rotas.
No tienes más que ingerirme,
ponme debajo de la lengua,
no tienes más que tragarme,
con un sorbo de agua basta.
Sé enfrentarme a la desgracia,
soportar malas noticias,
paliar la injusticia,
llenar de luz el vacío de Dios,
elegir un sombrero de luto que favorezca.
¿A qué esperas?,