17.01.2017
Los científicos y los emprendedores no se mezclan. Son la versión profesional del agua y el aceite. Esto responde, en parte, a que ambos tienen objetivos muy diferentes. A los primeros les exigen excelencia investigadora, medida fundamente por el número y calidad de sus publicaciones. A los segundos, sin embargo, les piden resultados económicos. Pero poco a poco, el emprendimiento va calando en las universidades españolas, que animadas por los numerosos casos de éxito en otros países, se dedican a fomentar el espíritu emprendedor a través de todo tipo de actividades.