Generalmente, cuando se trata un tumor, la diana son las propias células tumorales. Sin embargo, estas células mutan frecuentemente y desarrollan resistencia a los fármacos. Pero ¿qué pasaría si la diana fuesen, no las células tumorales, sino las células del entorno que ejercen de sostén y nutren al tumor para que crezca? Pues lo que pasaría es que el tumor se moriría “de hambre”.
Esto es precisamente lo que hacemos en TarMeMeT. Hemos generado un anticuerpo conjugado con un fármaco contra el cáncer de ovario avanzado con metástasis en cavidad peritoneal, del cual mueren 18 mujeres cada hora en todo el mundo.
TarMeMeT surge en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM) de un proyecto desarrollado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en colaboración con oncólogos del Hospital QuirónSalud Madrid y coordinado por un chief executive officer (CEO).
Llevamos más de veinte años investigando los fibroblastos, las células del microambiente peritoneal que alimentan a este tipo de tumor. En ratones hemos comprobado que nuestra estrategia es muy eficaz. Primero, porque los fibroblastos no generan resistencia, ya que no mutan. Segundo, porque nuestro fármaco funciona como un “misil biológico” dirigido específicamente hacia el interior de los fibroblastos que conforman el microambiente tumoral, destruyéndolos de manera eficaz.
Actualmente, 12 conjugados anticuerpo-fármaco han sido aprobados para su uso clínico, pero sólo uno es específico para el cáncer de ovario y todos tienen como diana a la célula tumoral. Por eso somos doblemente únicos.
Ahora buscamos inversores para seguir con el desarrollo de nuestro fármaco, avanzar en un plan regulatorio que garantice su seguridad y realizar las primeras fases de los ensayos clínicos en pacientes, momento en que licenciaremos a una Big Pharma, que se encargará de la comercialización.
El cáncer de ovario es una de las principales causas de muerte por cáncer entre las mujeres. Aproximadamente, el 80% de las pacientes son diagnosticadas en etapas avanzadas de la enfermedad, a menudo con metástasis peritoneal, lo que contribuye a su alta mortalidad. Sin embargo, nuestro fármaco podría usarse también en otros tipos de cáncer como el de páncreas, colon, estómago o endometrial, que también hacen metástasis en la cavidad peritoneal.