Cada vez un mayor número de analistas está más de acuerdo acerca de la grave crisis económica que puede afectar en breve a la economía española, debido fundamentalmente a su escasa productividad y a su reducida competitividad. A estas deficiencias, que vienen de largo, se empiezan a unir los primeros síntomas de agotamiento del sector de la construcción, cuyo carácter prácticamente monopolístico en cuanto al crecimiento económico y como motor de creación de empleo, no parece que vaya a encontrar otro sector o sectores que tomen el relevo. Para superar este tipo de situaciones resulta básico disponer de un sistema de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+I, de aquí en adelante), y si no se cuenta con él, resulta preciso tratar de crear las condiciones para mejorarlo a la mayor brevedad posible.
Con esta idea nace el Informe INNOVACEF, que realiza el Centro de Estudios Financieros (CEF, de aquí en adelante) en colaboración con la Federación de Jóvenes Investigadores/Precarios (FJIP, de aquí en adelante), para que sean nuestros jóvenes científicos, los que con su fuerza renovadora y como futuros responsables del citado sistema, muestren su grado de confianza en el mismo, señalen las razones de sus posibles carencias y propongan las soluciones que vayan a mejorarlo.
Dentro del Informe INNOVACEF, el Índice de confianza de los jóvenes investigadores, es la parte que recoge sus expectativas en el sistema de I+D+I español para el próximo periodo anual desde que se formula la encuesta
[1], y está constituido por cinco indicadores de idéntica ponderación:
Nuevos Desarrollos (extrae las expectativas de los jóvenes científicos en cuanto a sus publicaciones, patentes o consecución de nuevos o mejorados productos o procesos),
Resultados (permite dar a conocer si del conocimiento obtenido se pueden alcanzar beneficios en el ámbito económico, social o medioambiental y dentro de que plazo temporal),
Organización de Personal (recopila las posibilidades existentes de que las instituciones a las que pertenecen los investigadores puedan ofrecer formación, nuevas contrataciones de personal científico y un plan de carrera investigadora que satisfaga las aspiraciones de los científicos),
Mercados y Cooperación (recoge las expectativas existentes en relación con las acciones comerciales a emprender por las instituciones científicas, su capacidad de encontrar colaboraciones con otros socios y las de adquirir material específico para sus investigadores) y
Financiación (informa a cerca de la confianza existente en relación con la provisión de fondos financieros públicos, privados y la adecuación de los mismos a los objetivos alcanzados y a conseguir por los científicos).
El valor del Índice para este año de 2007, se mantiene en un nivel del 41,77%, muy parecido al del año anterior, 42,07%, que fue el del primer año del Índice. Al objeto de comenzar a elevar este nivel de confianza, podría ser conveniente concentrarse en remediar las causas negativas predominantes y desarrollar las que tienen un mayor carácter positivo, de tal manera que el efecto producido, ayude a que mejoren el resto de los aspectos que ofrecen un valor intermedio. Para ello, seguidamente se exponen los elementos del Índice que más influyen en su valor final.
¿CUÁLES SON LOS FACTORES QUE ACTÚAN MÁS A FAVOR Y EN CONTRA DE LA CONFIANZA DE LOS JÓVENES INVESTIGADORES?
En relación con los primeros, los encuestados han respondido de la siguiente manera:
a) Prácticamente el 85% de los jóvenes investigadores, tienen expectativas favorables de cara a publicar sus nuevos conocimientos durante el año 2007.
b) Más del 56% de los jóvenes científicos, está conforme con los fondos económicos de que dispone para realizar sus proyectos de I+D+I, y aunque la gran mayoría de este porcentaje, considera que se precisarían algunos recursos más, no piensan que este aspecto vaya a perjudicar el cumplimiento de los objetivos principales de sus proyectos.
c) Casi el 68% ya ha obtenido ganancias en la competitividad o está muy seguro de obtenerlas pronto.
Por lo que respecta a los factores negativos, los jóvenes investigadores han señalado lo siguiente:
a) Para más del 92%, existen nulas o escasas posibilidades de que el departamento encargado de su organización vaya a realizar una acción comercial sistemática que permita transferir los resultados de los proyectos de I+D+I en los que esta implicado.
b) Prácticamente el 80%, muestran escasas expectativas favorables, de que tanto ellos como el personal técnico auxiliar vayan a recibir formación, que permita desarrollar sus habilidades y adquirir nuevos conocimientos.
c) Solamente, algo más del 21% afirma que su departamento u organización ya ha obtenido o va a obtener financiación privada.
d) Únicamente, cerca del 28% consideran probable que su organización solicite patentes. Unido a este dato, se encuentra el de que casi el 46% cree que se obtendrán nuevos o mejorados productos o procesos de sus proyectos de I+D+I, lo que igualmente parece escaso, si se tiene en cuenta que la gran mayoría de los jóvenes investigadores esperan realizar publicaciones de los nuevos conocimientos que obtengan, como se ha observado anteriormente dentro de los factores más positivos.
e) Más del 71%, no está satisfecho o lo está escasamente con el plan de carrera profesional que le presenta su organización.
f) Casi el 69% cree que difícilmente se van a realizar nuevas contrataciones de personal de I+D+I, que participe en los proyectos que está realizando.
g) Más del 63% no considera que vaya a conseguir por el momento ninguna ganancia en su productividad por las acciones (formación, nuevas contrataciones de personal) y gastos en material específicamente científico en que ha incurrido su organización.
A la vista de estos datos, se consolida una continuidad en la problemática expuesta por los jóvenes científicos, que podría ser solucionada si las autoridades y los diversos agentes del sistema de I+D+I, tomaran en cuenta algunas de las soluciones, que ya propusieron estos investigadores en el anterior Informe INNOVACEF del año 2006.
¿QUÉ SOLUCIONES SE PUEDEN IMPLANTAR PARA MEJORAR LA CONFIANZA DE LOS JÓVENES CIENTÍFICOS?
Para resolver el problema de la reducida transferencia de conocimiento entre lo que se publica y lo que se patentiza o se convierte en nuevos o mejorados productos o procesos, los jóvenes investigadores propusieron que se aumentara la capacidad de riesgo del sector empresarial proporcionándole más ayudas, pero eso sí, priorizando y controlando dichas concesiones a aquellas compañías que demuestren un claro interés por la obtención de resultados de la I+D+I.
Además, la limitada acción comercial efectuada por los departamentos de las organizaciones generadoras del conocimiento podría mejorar si se llevaran a cabo acciones como las siguientes: campañas de concienciación de la importancia de la I+D+I que lleguen a toda la sociedad y en especial a la empresas, incentivación de la realización de proyectos conjuntos de I+D+I entre el personal del sector público y del privado, o contratación de gestores de I+D+I que liberen a los científicos de las labores propias de la transferencia de conocimiento como por ejemplo, la difusión de resultados o la búsqueda de financiación pública o privada, lo que en este último caso, como se ha observado anteriormente, también ayudaría a mejorar las bajas expectativas de los jóvenes investigadores en cuanto a la aportación de fondos privados a la I+D+I.
Igualmente, al objeto de incrementar la escasa formación que van a recibir los investigadores y el personal técnico auxiliar, se deberían mejorar los sistemas de selección de científicos desde los escalones iniciales para no captar a un número excesivo, lo que supondría un ahorro económico que podría dedicarse a contratar a aquellos científicos y al personal de apoyo, a los que se les pudiera ofrecer una formación adecuada. Con todo ello, se podrían mejorar las reducidas expectativas que mantienen los jóvenes investigadores con respecto a su formación, a las futuras contrataciones de personal científico, y al incremento de su propia productividad.
También, para que la carrera profesional de los científicos satisficiera plenamente sus expectativas, seria aconsejable definir una carrera investigadora que tuviera como pilares básicos, los siguientes: reconocimiento de los derechos sociales y laborales de los investigadores desde el comienzo de la misma, retribución justa en función del valor realmente aportado, estabilidad laboral en el sector público o en el privado, utilización de los mejores medios científicos y tecnológicos, y contratación de personal técnico de apoyo bien preparado y remunerado que ayude a los científicos en su labor.
Por último, aunque el indicador de financiación no es de los que más perjudica el nivel de confianza e inclusive, más de la mitad de los jóvenes científicos están de acuerdo con los recursos económicos que reciben, hay que reconocer que la gran mayoría considera que serían necesarios algunos fondos más, lo que también podría traducirse por el hecho de que debería producirse un aprovechamiento mejor de los mismos. Para ello, se podrían tomar medidas como mejorar la planificación y el control de la labor que realizan los científicos, distribuir los fondos económicos valorando las labores realmente desarrolladas y las verdaderas necesidades investigadoras, proporcionar más flexibilidad y continuidad en la llegada de los recursos económicos y, un mayor control de los recursos financieros entregados a las empresas para asegurar la continuidad y conclusión de los proyectos de I+D+I iniciados.
¿QUÉ CONCLUSIONES PUEDEN EXTRAERSE DEL ESTUDIO?
Por lo que ha podido observarse en las soluciones propuestas, la I+D+I española precisa fundamentalmente mejorar sus estructuras de gestión, para lograr que todo o gran parte del conocimiento obtenido y que va a ser objeto de publicación, pueda ser transferido a favor de la necesitada economía española y no permanezca por más tiempo acomodado en las bibliotecas.
De producirse estas mejoras en la gestión, tanto a nivel público como a nivel privado, se podrían seguir obteniendo incrementos en el Producto Interior Bruto y en la tasa de creación de empleo, pero en esta ocasión, basados en una adecuada diversificación sectorial (recuérdese, que la encuesta ha sido contestada por jóvenes investigadores de prácticamente todas las ramas del conocimiento), que permita afrontar las situaciones de crisis en las mejores condiciones posibles. Igualmente, una mayor parte del conocimiento a publicar se podría convertir en nuevos o mejorados productos con los que competir en nuestro propio mercado nacional (cada vez más exigente) y en los internacionales, para reducir nuestro déficit exterior. También este conocimiento, podría mejorar los procesos, al objeto de incrementar las tasas de productividad de la economía española. Todo este conjunto ayudaría a incrementar los ingresos empresariales, y con ello, se incrementaría la recaudación impositiva que podría dirigirse nuevamente hacia la concesión de ayudas para la I+D+I, en un círculo virtuoso que beneficie no sólo el renacer económico, sino también, a tantos aspectos personales, sociales y medioambientales que, igualmente precisan de la I+D+I.
Por último, si viene la crisis económica, no la desperdiciemos con reproches, y aprovechémosla para crear la nueva economía española del conocimiento basada en la labor de estos jóvenes investigadores, liderados por científicos de experiencia, que España tiene tanto en territorio nacional como en el extranjero. De ellos depende nuestro futuro, ayudémosles y ayudémonos.
[1] El cuestionario a partir del cual se ha obtenido el Índice de confianza, ha sido cumplimentado por 259 jóvenes científicos españoles (sobre una población aproximada de 25.000), de la mayoría de las comunidades autónomas y áreas de conocimiento, entre noviembre de 2006 y febrero de 2007.