(réplica a un poeta que se esconde)
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Acudo a las sombras sospecho de su complicidad y me escondo. |
Para una teoría del iceberg olvida su imponente apariencia y su fobia a la cartografía. No confíes en tu astucia de observador avezado ni uses en tu ayuda las leyes de la Física. No esperes que se preste a los rigores de la prueba. Ni antes ni después puede ser sensible a los inocentes hechos.
Una teoría del iceberg debe ser tan inútil como la más osada filosofía, debe burlar con descaro el imperio de la observación.
Nadie pondrá la mano en el escondido corazón. | |