Una región activa del sol, compleja y muy importante, está generando en los últimos días fulguraciones (liberación súbita de radiación electromagnética) y eyecciones de masa coronal (onda hecha de radiación y viento solar que se desprende del Sol, en siglas CMEs) que han provocado modificaciones del campo magnético de la Tierra y distorsiones en la señal GPS y en las comunicaciones de radio en la zona europea y norteamericana.
Desde el día 4 de septiembre el SeNMEs, coordinado por la profesora de la Universidad de Alcalá (UAH) Consuelo Cid ha detectado hasta cuatro fulguraciones tipo X (las más potentes). La más grave, considerando las alteraciones magnéticas producidas en la Tierra, se produjo el día 6, a las 13:53 horas, hora española. Las perturbaciones alcanzaron las 180 nanoteslas (nT) y la escala de corrientes (cuyo valor máximo es C5) alcanzó el valor C3.1 en la noche del 7 al 8.
Los huracanes que azotan el Atlántico, que están dejando decenas de muertos y grandes pérdidas materiales en distintos puntos del Caribe y la costa atlántica de Estados Unidos han hecho que pase más desapercibido otro fenómeno que está afectando al planeta Tierra en los últimos días. Se trata de varias tormentas solares de gran intensidad que, aunque no han producido males mayores en gran parte de los casos, mantienen en alerta a los servicios de meteorología espacial en todo el mundo.
La 'culpa' la tiene una región activa del sol que empezó a entrar en actividad el pasado día 4 de septiembre, cuando se produjo una primera fulguración con CME asociada. Esta erupción, según Consuelo Cid, "fue lenta y no provocó males mayores", aunque se observaron perturbaciones magnéticas en suelo español durante la noche del 6 al 7 de septiembre.
Pero el día 6 de septiembre se produjo una fulguración tipo X (fulguración X9.3) poco antes de las 14:00 horas, hora española. "Es la más intensa de los últimos 10 años y en el ranking de fulguraciones global es la número 14. También vino acompañada de CME y de partículas de alta energía. Digamos que en el sol se produjo el equivalente a un terremoto, con una onda expansiva importante, pero no pudimos ver las primeras imágenes de un coronógrafo hasta las 17:00 horas. Nos asustamos en el Servicio Nacional de Meteorología Espacial porque había una eyección de masa coronal muy rápida, a bastante más de 1.000 km/segundo y teníamos claro que llegaba a Tierra", explica la experta de la UAH.
Ya ha llegado esta tormenta, la registró el satélite DSCOVR de la NASA antes de alcanzar la Tierra, se han podido observar los efectos y se han medido en el Servicio. "Los primeros efectos llegaron la noche del 6 al 7 de septiembre y el día de máxima actividad en España fue el día 8 y superó las 180 nanoteslas, es decir, que fue una tormenta importante. Además, en la escala de corrientes, llegamos a C3.1 (la escala va de 0 a 5)".
El sol ha seguido explotando, lanzando fulguraciones, emitiendo una gran cantidad de luz que ha generado problemas en la emisión de radio y provocado distorsiones también en GPS en la zona europea y en los Estados Unidos, lo que se ha sumado a los efectos del huracán Irma.
Todo parecía en calma, a medida que esta región activa del sol se movía hasta la zona de limbo (alejada de la Tierra), hasta que el domingo a las 17:35, hora española, una última erupción del sol fue observada en el SeNMEs. "Se produjo una nueva fulguración X de intensidad 8.2 –casi como la del día 6-. La fulguración vino asociada con una onda coronal muy rápida y extensa que llegó a los dos polos del sol e hizo temblar toda la estrella. Las partículas relativistas (protones de alta energía) empezaron a aumentar hasta 3 órdenes de magnitud y en este momento están bombardeando los satélites que están fuera de la magnetosfera terrestre, provocando saturación en los mismos".
¿Llegarán los efectos de esta nueva erupción a la Tierra? Consuelo Cid señala que cuando esta nueva erupción, a la que denomina 'monstruo', se produjo ya estaba la región activa del sol en zona de limbo y, por tanto, lo lógico es que no llegue, "pero ha sido tan intensa que, al menos, el choque interplanetario alcanzará la Tierra, aunque no esperamos perturbaciones magnéticas de alerta roja".
La experta de la Universidad de Alcalá advierte que habrá que esperar en torno a dos semanas para comprobar si la región del sol alterada en los últimos días sigue activa a nivel magnético, "porque era muy compleja". Así que atentos.