La ciencia está presente en la breve, aunque notable, obra poética de esta escocesa médica de formación
La vida y obra de Margaret Tait, nacida en 1918 en las Islas Orcadas (Escocia), transcurrieron, a la vez, por caminos de heterodoxia e inteligencia. Médica de formación, ejerció en Sri Lanka, India y Malasia. Su vida dio un giro radical en 1950 cuando fue a Italia a estudiar cine en Roma. Allí tomó contacto con el neorrealismo italiano del que le fascinan las localizaciones reales, lo que la lleva a los documentales.
La ciencia está presente en su breve, aunque notable, obra poética; y se manifiesta de dos formas: primero, como pura maravilla ante el funcionamiento del mundo natural, y, en segundo lugar, como incertidumbre o duda sobre la empírica de la ciencia. En febrero de 2016 la descubrimos para poesía y ciencia con su poema de título Agua y, ahora, con su poema Luz, nos vuelve a llegar una poesía fresca y fascinante y en la que la crítica especializada encuentra ecos e influencias de Lorca, Rimbaud, Pound y Emily Dickinson.
Luz
¿Dijiste que está hecha de ondas?
Sí, eso es.
Me pregunto de qué están hechas las ondas.
Oh, las ondas están hechas de ondas.
Las ondas son lo que son:
brillo,
oscilación,
rítmico movimiento que es esencia inherente de todas las cosas.
En última instancia, sólo hay movimiento,
nada más.
El movimiento, que es la luz,
sale del sol
y es una cosa tan hermosa
que nada llega nunca a ser algo si no es iluminado por ello.
Margaret Tait
(Kirkwall, Escocia 1918- Idem, 1992)