La colaboración científica entre los detectores de ondas gravitacionales por interferometría láser <a href="https://www.ligo.caltech.edu/news/ligo20170927" alt="LIGO" title="LIGO" target="blank">LIGO</a>, estadounidense, y <a href="http://www.virgo-gw.eu/" alt="Virgo" title="Virgo" target="blank">Virgo</a>, europeo, ha logrado detectar por cuarta ocasión una señal de onda gravitacional producida por la fusión de dos agujeros negros de masa estelar, hallazgo en el que ha participado el <a href="http://grg.uib.es/ligo/" alt="Grupo de Relatividad y Gravitación" title="Grupo de Relatividad y Gravitación" target="blank">Grupo de Relatividad y Gravitación</a> de la <a href="https://diari.uib.cat/hemeroteca/La-UIB-participa-en-la-primera-observacion.cid500870" alt="Universidad de Baleares" title="Universidad de Baleares" target="blank">Universidad de Baleares</a> (UIB) y un grupo de la <a href="https://www.uv.es/uvweb/uv-noticias/es/noticias/red-global-interferometros-ligo-virgo-abre-nueva-era-ciencia-ondas-gravitacionales-1285973304159/Novetat.html?id=1286019757304&amp;plantilla=UV_Noticies/Page/TPGDetaillNews" alt="Universidad de Valencia" title="Universidad de Valencia" target="blank">Universidad de Valencia</a> (UV).
Esta vez se trata de la primera observación conjunta de LIGO y Virgo, realizada con tres detectores, detalla en una nota de prensa la universidad balear, la única española que ha participado desde el inicio de los hallazgos de las ondas gravitacionales. Esta es la cuarta detección anunciada de un sistema binario de agujeros negros y la primera señal significativa de ondas gravitacionales registrada por el detector Virgo, lo que destaca el potencial científico de una red de tres detectores de ondas gravitacionales, destaca la UIB.
Las ondas gravitacionales detectadas el pasado 14 de agosto son ondas en el espacio tiempo que fueron emitidas al final de la fusión de dos agujeros negros con masas de 31 y 25 veces la del sol y se ubicaron a unos 1.800 millones de años luz de distancia. El nuevo agujero negro giratorio producido por esa unión tiene cerca de 53 veces la masa de nuestro sol, lo que significa que unas tres masas solares fueron convertidas en energía gravitatoria durante la fusión.
Los dos detectores del Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser (LIGO), localizados en Livingston (Louisiana) y Hanford (Washington) y el detector Virgo, localizado cerca de Pisa (Italia), detectaron la señal de onda gravitacional GW170814, y cuyo evento será publicado en la revista Physical Review Letters.
En este nuevo descubrimiento ha participado otro grupo español de investigación, de la Universidad de Valencia, liderado por José Antonio Font, que se ha unido recientemente a la Colaboración Virgo. Esta participación "ha sido un gran reto, logrado con éxito el 1 de agosto de 2017", ha indicado Font, quien ha explicado que el equipo encargado de la puesta en marcha del detector Virgo Avanzado hizo "un trabajo fantástico" al entregarlo en "tiempo récord con la sensibilidad necesaria" para colaborar en la búsqueda de nuevas detecciones. Alicia Sintes, líder del grupo de la UIB que participa en LIGO desde 2002, se ha mostrado entusiasmada con el descubrimiento y ha destacado que "España ya cuenta con una comunidad astronómica muy activa". "La mejora en la localización de las fuentes hace que las observaciones de ondas gravitacionales resulten extraordinariamente atractivas para la comunidad astronómica", ha subrayado Sintes. La detección conjunta lograda por Virgo y LIGO tiene más ventajas tal como ha informado Sciencemag, dado que permite localizar con mayor precisión la fuente de las ondas, más adelante facilitará localizar el origen visualmente. Esto será muy interesante para situar otra fuente de ondas gravitacionales que hasta ahora no ha sido detectada nunca: la fusión de estrellas de neutrones.
La científica ha deseado además que "la observación de la señal por el detector Virgo sea un acicate para redoblar los esfuerzos para desarrollar un detector europeo de ondas gravitacionales de tercera generación".
Por su parte, Sascha Husa, miembro del grupo de la UIB que ha participado desde el inicio en la detección de las ondas, ha explicado que los modelos se comparan con los datos registrados por los detectores LIGO y Virgo, y "son necesarios para identificar las fuentes de las señales, por ejemplo, si son agujeros negros o estrellas de neutrones, o para determinar sus masas". "Tenemos un año muy intenso por delante", ha añadido el científico.
El próximo período de observación comenzará en el otoño de 2018 con una sensibilidad significativamente mejorada. "Esperamos detectar varias señales al mes, lo que requerirá desarrollar modelos mucho más precisos de la señal de onda gravitacional para extraer toda la información de estos eventos", ha apuntado Husa.