Los afición por el zumo de manzana fermentado salvó a los balleneros vascos de padecer escorbuto
En el siglo XVI, los marineros vascos eran conocidos en todo el mundo. Sus tripulaciones se embarcaban durante meses en largos viajes para cazar ballenas, bacalaos y otros animales. Durante esas largas travesías, y para evitar que el agua de beber se les estropease, los marineros vascos solían llevar sidra, que por sus propiedades y contenido alcohólico se conserva mejor.
La costumbre de llevar sidra para suplir la falta de agua acabó teniendo una inesperada ventaja. Mientras que en otros barcos las tripulaciones caían víctimas de escorbuto, los marineros vascos parecían estar protegidos frente a la enfermedad. La clave está en que el escorbuto, una enfermedad habitual en la época entre marineros que pasaban mucho tiempo embarcados y con una alimentación muy limitada, se produce cuando el cuerpo sufre una falta prolongada de vitamina C. En cambio, los marineros vascos conseguían un aporte más que suficiente gracias a la sidra, lo que hacía que no cayesen enfermos.
La conexión entre la sidra y el mar se ve reflejada también en la distribución de las sidrerías en tierras vascas. Como apuntan en este artículo en ElDiario, de las 83 sidrerías que existen en el País Vasco, 60 están en Guipúzcoa, localizadas en la zona más cercana al mar.