Huraño el bosque muge su rezongo, Y los ecos llevando algún reproche, Hacen rodar su carrasqueño coche Y hablan la lengua de un extraño Congo. Con la expresión estépida de un hongo, Clavada en la ignorancia de la noche, Muere la Luna. El humo hace un fantoche De pies de sátiro y sombrero oblongo. Híncate! Voy a celebrar la misa, Bajo la azul genuflexión de Urano Adoraré cual hostia tu camisa: «jOh, tus botas, los guantes, el corpiño...!» Tu seno expresará sobre mi mano La metempsicosis de un astro niño.