DE NUEVOS SABERES TÉCNICOS<br>
Un libro sobre las nuevas técnicas y estrategias del conocimiento
Reseña realizada por Fernando Flores<br>
Universidad Autónoma de Madrid
J.A. Schumpeter, uno de los grandes economistas del siglo XX, descubrió las olas económicas de largo periodo (unos 50 años) y demostró que eran creadas y mantenidas por la innovación tecnológica que introduce en la economía de mercado el desarrollo científico y tecnológico. Estas ondas son las que renuevan la productividad económica y son las que mantienen la plusvalía del capital en cotas que hacen al sistema sostenible. Si a finales del siglo XIX, fueron la energía hidráulica, la industria textil y la industria del hierro los soportes de la primera onda de Schumpeter (1785-1845), la electricidad, la industria química y el motor de combustión interna dieron lugar a la tercera onda (1900-1950). Se ha sugerido que después de la cuarta onda (1950-1990), apoyada en la industria petroquímica, la electrónica y la aviación, y de la quinta (1990-...), creada por las redes digitales, la informática y los nuevos medios de comunicación (satélites etc.), estaríamos en los albores de una sexta onda que nacería de varios desarrollos tecnológicos que empezamos a vislumbrar: estos parecen ser la nanotecnología, la biotecnología y la inteligencia artificial.
El libro de Toby Shelley sobre la Nanotecnología nos habla de este mundo emergente y nos describe, como su subtítulo nos adelanta, el inmenso potencial que este campo nos promete así como los nuevos peligros que, a través de este desarrollo, nos amenazan. Toby Shelley, un periodista del Finantial Times, bien conocido por su riguroso análisis del problema de la descolonización del antiguo Sahara español, ha dirigido ahora su atención a esta tecnología emergente poniendo, en parte, el énfasis en los peligros que ese desarrollo conlleva.
Los títulos de los capítulos del libro nos indican claramente la distribución de los temas que ha tratado Shelley. En los capítulos 1 ("El emergente mundo de la nanotecnología"), en el 3 ("Escalas temporales: a la vuelta de la esquina o más allá") y en el 4 ("Inversión: las llaves del reino") encontramos una descripción y un análisis bastante detallado del mundo tecnológico y económico de la nanotecnología. Por ejemplo, en el capítulo 1 Shelley nos habla de lo que es la nanotecnología y de sus amplísimas aplicaciones casi ilimitadas, resaltando tres ámbitos de aplicación cruciales: la energía, la medicina y la informática. En el capítulo 3, nos describe las escalas temporales de esas aplicaciones: en particular, nos habla de las aplicaciones inmediatas (en medicina, en células fotovoltaicas y en agroquímica), de las que se contemplan a medio plazo (entre el 2010 y el 2025 se esperan importantes desarrollos en la industria del automóvil, en la industria textil que fabricará ropa inteligente, en los sensores que tendrán tamaños nanoscópicos, y en la industria electrónica y el sector médico que habrán entrado de lleno en la nanoera), y de las que pueden aparecer más allá del 2025 (como el ascensor espacial y el desarrollo de la interfase entre los ordenadores y la biotecnología, lo que puede "llevar a cabo la ingeniería inversa del cerebro y poner al descubierto el diseño del software que rige la inteligencia humana"). En el capítulo 4, Shelley nos describe la "orgía" de inversiones gubernamentales que se están haciendo en todo el mundo, de las estrategias que siguen las corporaciones internacionales, de las compañías que se crean en este campo y de las inversiones que realiza el llamado capital-riesgo. Los datos generales que se encuentran en este capítulo son muy interesantes: podemos leer, por ejemplo, que Japón, EEUU y Europa realizan, en estos momentos, una inversión en nanotecnología de 6.2, 3.7 y 2.4 euros por habitante, respectivamente, y que entre los países pequeños más interesados en este campo destacan Israel, Taiwan, Corea del Sur y Singapur (no se alarme el lector; España no aparece explícitamente; pero aplique como poco el factor corrector de nuestra inversión en I+D+i que es de algo más de un 1% de nuestro producto interior bruto frente a la media europea que está entre el 2 y el 3%, para hacerse una idea de donde estamos en este campo... en lo que se refiere a inversiones).
Los capítulos 2 ("La nanotecnología va a la guerra"), 5 ("La amenaza"), 6 ("¿De la guerra fría a la guerra de las galaxias y a la nanoguerra?") y 7 ("La gran divisoria") están dedicados a los, también enormes, peligros que la nanotecnología conlleva. En el Capítulo 2, Toby Shelley ya nos da una pincelada del interés que los militares tienen por esta tecnología, ya que introduciría un cambio fundamental en el carácter y la ejecución de las operaciones militares. El capítulo 6 desarrolla más en detalle este argumento: los nanobots, los sensores de tamaño nanoscópico, el gran aumento en la capacidad de almacenar y transmitir datos debido al desarrollo de la nanociencia, "son un magnífico ejemplo de la forma que el progreso científico ofrece, al mismo tiempo, inmensas mejoras en la vida de las personas y la posibilidad de su degradación, control y destrucción". El capítulo 5 nos explica otras "amenazas" que tenemos que afrontar en este campo: una es la ausencia, todavía, de un control regulador adaptado a esta nueva tecnología que genera nanopartículas que aún no sabemos cómo pueden alterar nuestra salud o cómo puede afectar, con sus aplicaciones, a la alimentación y a la agricultura; otro efecto colateral podría ser la alteración del medio ambiente con distintas nanopartículas aunque, en esta dirección, los efectos positivos de esta tecnología podrían ser muy superiores a los negativos. El capítulo 7 es una llamada de atención sobre el peligro mundial que toda nueva tecnología presenta (y la nanotecnología aún más por su gran potencial de desarrollo): este peligro es el de la profundización del foso que separa a los países desarrollados de los subdesarrollados ya que, como nos dice el autor, "la distribución de los beneficios de la tecnología viene determinada no por la necesidad sino por el poder político y económico".
Finalmente, en el capítulo 8 ("Convergencia de tecnologías: subiendo las apuestas") se comenta el gran impacto que tendrá en nuestra forma de vernos a nosotros mismos y a nuestro entorno "la convergencia de una serie de tecnologías emergentes, entre las que se encuentran la nanotecnología, la biotecnología, la tecnología de la información, la ciencia cognitiva y la neurociencia". El último capítulo, el noveno, ofrece algunas propuestas para "domesticar al genio"; resaltemos de ellas la siguiente: "lo que se necesita no son organismos y conferencias organizadas por los gobiernos y las instituciones de los países ricos, sino un foro en el que participen todos los países del mundo y donde el orden del día no venga dictado por la riqueza o el control de la tecnología".
En resumen, en este libro el lector encontrará una descripción bastante completa y detallada sobre el emergente mundo de la nanotecnología. Pero el lector podrá encontrar además un buen análisis de los peligros que este desarrollo conlleva, peligro que, en algunos de los casos discutidos, no son exclusivos de esta nueva tecnología sino que son intrínsecos al desarrollo científico. Estamos, en definitiva, ante un libro que por su tema y su análisis nos parece de lectura obligada para científicos y políticos interesados en este nuevo campo.