Su similitud con los humanos y su sencillez las hacen ideales para el laboratorio pero, ¿qué sabemos realmente sobre estos animales?
La mosca de la fruta, Drosophila melanogaster, es uno de los animales de laboratorio más empleados del mundo. Experimentos en estos animales permitieron comenzar a sentar las bases de la genética hace un siglo y actualmente se utilizan para estudiar diferentes procesos, desde el desarrollo de tejidos al cáncer, pasando por la inmunología y el sueño.
Cuanto más sabemos de estos animales, más nos sorprenden. Hasta el punto que en los últimos años están surgiendo cada vez más estudios enfocados en la propia biología de las moscas y no tanto en sus aplicaciones en humanos. Algunos de estos estudios se comentan en este artículo publicado en Atmos por la periodista de ciencia Sophia Quaglia. Gracias a ellos, hoy sabemos que las moscas colaboran entre sí para salir de problemas e incluso que parecen entregarse a actividades lúdicas simplemente por el placer de divertirse.