El Premio Nobel de Literatura de este inusual 2020 ha ido a parar a la poeta Louise Glück, y supone la primera concesión a un autor norteamericano de este galardón desde la “reinvención” o “reeinterpretación” de esta especialidad con el controvertido premio a Bob Dylan en 2016
Si bien se sabe de la poca fiabilidad, sobre todo en años recientes, de las listas de potenciales ganadores y de cábalas en prensa y medios de comunicación, la distinción ha causado no poca sorpresa a muchos niveles, incluso para la propia Glück, que al recibir la noticia en su casa de Cambridge, Massachusetts, ha afirmado no encontrarse “preparada” para el Nobel.
Las distinciones y premios no son, sin embargo desconocidos para Glück: a lo largo de una dilatadísima carrera, esta Poeta Laureada por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos ha disfrutado de prestigiosas becas Guggenheim y Rockefeller, y le han sido otorgados premios de tanto renombre como el National Critics Circle Award, los premios William Carlos Williams y Melville Kane de la Poetry Society of America, el premio nacional de poesía Rebekah Johnson Bobbitt de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, o la medalla al mérito del MIT. Pese a esta acumulación de premios, fuera de los círculos literarios Glück es aún, como es el caso con muchos poetas, desconocida para el gran público en su país natal, y también en España, pese al esfuerzo de la editorial Pre-Textos en los últimos catorce años de publicar gran parte de su obra poética. En este sentido, este Nobel tampoco está en España exento de polémica: en un movimiento sorprendente y muy cuestionado, el agente literario de la autora ha decidido, inmediatamente después de la concesión del premio, que ésta se desligue completamente de la editorial que durante muchos años ha tratado de dar a conocer la obra de Glück en un mercado muy limitado en España.
Al margen de polémicas, la dilatada e interesante carrera de Louise Glück merece que el lector haga un esfuerzo por adentrarse en su poesía, tratando de obviar circunstancias extraliterarias. Nacida en 1943 en Nueva York, el tono íntimo de la poesía de Glück llevó, sobre todo al comienzo de su carrera, a que se la identificara con el grupo de poetas confesionales como Anne Sexton, Sylvia Plath o Robert Lowell, un debate aún hoy abierto que el presidente del comité del premio Nobel quizá haya pretendido zanjar argumentando que pese a la importancia del componente autobiográfico en la poesía de Glück, no ha de considerarse a ésta exclusivamente una poeta confesional. En sus más de cincuenta años de actividad poética, Glück ha publicado doce poemarios (el último, Faithful and Virtuous Night, en 2014), y una interesantísima colección de ensayos, Proofs and Theories: Essays on Poetry, que le valió el premio PEN/Martha Albrand. Incluso en una obra tan extensa, es posible encontrar un estilo muy característico, basado en un lenguaje sencillo y transparente (con una tendencia a la concisión aún mayor en sus últimas obras), y en la predominancia de una suerte de monólogo interior que hace que muchos de los poemas de Glück puedan leerse como un diálogo en el que el lector es el segundo participante. Es cierto en este sentido que gran parte de la poesía de Glück puede analizarse como pequeñas escenas de la vida ordinaria, pero muy a menudo en estas escenas laten casi sin disfraz las preocupaciones de la propia vida de la poeta. Michael Robbins, en un artículo de 2012 en Los Angeles Review of Books sobre la publicación en formato ómnibus de la poesía de Glück (Poems 1962–2012), critica la deriva hacia el sentimentalismo y el excesivo personalismo de ésta, señalando cómo incluso voces poéticas alejadas de la autora por edad o sexo (o incluso cuando la voz poética corresponde a un objeto) acaban siempre remitiendo a la identidad de Glück. La propia Glück reconoce en su volumen de ensayos sobre escritura Proofs and Theories (1994) que las circunstancias personales pueden servir como acicate para escribir poesía, añadiendo sin embargo que el acto de la escritura en sí ha de convertirse en un acto de venganza contra las circunstancias, una acción que requiere coraje, y la capacidad de enfrentarse a la oscuridad existente en toda vida humana.
La academia sueca ha destacado, en su elección para el Premio de Literatura 2020, cómo Glück y su “inconfundible” voz poética consiguen que “la existencia individual se transforme en universal”
Frente a las conexiones con los poetas confesionales, la poesía de Louise Glück entronca también con la tradición sobria e íntima de Emily Dickinson, y con el delicado equilibrio entre belleza y pérdida de la poesía de ésta. Al igual que Dickinson, Glück rehúye la tradición triunfante y celebratoria de la naturaleza del Romanticismo, presentando por el contrario el espacio natural como un lienzo complejo donde también tienen cabida la pérdida y el sufrimiento. También, de forma similar a Dickinson, los poemas de Glück presentan momentos suspendidos en el tiempo y aislados del mundo exterior: quizá la más notable excepción a esto sea el poema largo October, publicado en edición de bolsillo por Sarabande en 2004, la respuesta poética de Glück al 11-S. Pero, por lo general, la poesía de Glück no está ubicada en su contexto histórico: no se trata de una poesía política, que trate de analizar o resarcir deudas históricas de etnia, género, o clase. Por el contrario, en los poemas de Glück se reflejan, como en pequeños momentos de corte casi fotográfico, relaciones cotidianas, familiares y sociales, con vecinos, padres, hijos, esposos, como voces poéticas, desde los poemas cercanos al microrrelato que muestran la anodina vida rural en A Village Life (2009) hasta la recomposición de la vida después de un divorcio en Vita Nova (1999). Los poemas de Glück rememoran la inocencia de la infancia y el valor simbólico de los pequeños objetos que asociamos con la felicidad de dicha inocencia, pero también el dolor de la vejez y la experiencia personal del inexorable paso del tiempo. Las experiencias universales, como el trauma de la pérdida o el fracaso personal, se individualizan en ocasiones en problemas específicos como la anorexia, trastorno que Glück sufrió en su juventud y cuyos efectos devastadores en jóvenes y mujeres ha descrito en numerosos poemas y especialmente en su poemario Descending Figure (1980).
Más allá de las influencias poéticas reconocidas por Glück o adscritas a ésta, es innegable que dos importantes vías de entrada a gran parte de su poesía son el psicoanálisis y la mitología. Glück se sirve de las herramientas proporcionadas por sus sesiones de terapia psicoanalítica para conseguir modelar un yo que pueda posteriormente trascender hacia lo universal. De forma similar, en su interés en el mundo grecolatino Glück consigue encontrar iconografías e imágenes universalmente reconocibles para los sentimientos y acciones de dicho yo. Al igual que Anne Carson, la poesía de Glück consigue presentar lo épico como íntimo, humanizando la cotidianeidad de voces poéticas como las de Hades, Perséfone, Telémaco, o Circe, en poemarios como Averno (2006) o Meadowlands (1997).
En la ya citada colección de ensayos Proofs and Theories, Louise Glück reflexiona sobre el valor de los poemas, afirmando que lejos de perdurar como objetos o artefactos, su legado final es similar al que evoca una presencia: en el acto de la lectura, se libera “una voz humana” que “devuelve al mundo un espíritu que nos acompaña”. Glück afirma que lee poemas para poder escuchar esa voz, y que escribe para poder replicar a aquellos a los que ha escuchado. La academia sueca ha destacado, en su elección para el Premio de Literatura 2020, cómo Glück y su “inconfundible” voz poética consiguen que “la existencia individual se transforme en universal”. Glück, en su ensayo “The Idea of Courage” (también en Proofs and Theories) insiste en que pensar, escribir, y sentir son, para el escritor, poco menos que sinónimos. Esperemos que la concesión de este premio sirva para ampliar el número de lectores dispuestos a pensar y sentir a través de los poemas de Louise Glück.