Entrevista a Antonio Damasio, director del <a href="https://dornsife.usc.edu/bci/" title="Instituto del Cerebro y la Creatividad" alt="Instituto del Cerebro y la Creatividad" target="_blank">Instituto del Cerebro y la Creatividad</a> en la <a href="https://www.usc.edu/" title="Universidad del Sur de California" alt="Universidad del Sur de California" target="_blank">Universidad del Sur de California</a> en Los Ángeles.
Todos los impresionantes artefactos de la cultura humana, desde un poema o una vacuna al más alto de los rascacielos o uno de los robots que ruedan por Marte, son para el neurocientífico portugués Antonio Damasio, director del Instituto del Cerebro y la Creatividad en la Universidad del Sur de California en Los Ángeles, el producto final de los sentimientos. Sin ellos, dice el premio Príncipe de Asturias de Ciencia y Tecnología en 2005, la humanidad no habría sido capaz de crear la civilización en la que vive. Esos afectos se relacionan además de una forma muy íntima con nuestro cuerpo. Por todo eso, "la inteligencia artificial jamás será capaz de imitarnos", asegura en su último libro, El extraño orden de las cosas (Destino).
Usted distingue entre emociones y sentimientos. ¿Cómo es eso?
Si tú tienes una emoción, por ejemplo de miedo, sufrirás un conjunto de cambios faciales, en tu piel, corazón, intestinos... Se trata de acciones que les ocurren hasta a las bacterias. Pero el sentimiento es la experiencia mental de todos esos cambios que suceden corporalmente. Es una distinción muy importante.
¿En qué sentido?
Porque muchos seres vivos pueden tener acciones, pero solo las criaturas como nosotros, con sistemas nerviosos, tienen sentimientos, experiencias mentales de lo que está sucediendo. Las bacterias empezaron a existir en los inicios de la historia de la vida, que se remonta a miles de millones de años, mientras que las criaturas con sistemas nerviosos son muy recientes. Tan solo tienen 500 millones de años y en nuestro caso, muchos menos.
¿Cómo han influido los sentimientos en la evolución humana?
Tenemos una inteligencia muy desarrollada, una gran memoria y nos comunicamos a través del lenguaje. Todo eso es impresionante, pero son los sentimientos los que nos dan la motivación para inventar soluciones a nuestros problemas.
Entonces, ¿actúan sobre la cultura?
Sí, nos dan razones para desarrollar las artes, la gobernanza, los sistemas morales y por supuesto también para desarrollar las tecnologías, la medicina o la arquitectura porque necesitamos tener abrigo y protección contra las enfermedades, el frío o el calor.
Sin embargo, no parece que los valoremos mucho en las sociedades actuales.
Creo que la novedad de este libro es que reconoce su importancia. Muchas veces las personas observan las culturas y dicen: "¡Oh, somos muy inteligentes, tenemos tantas capacidades!". Sin embargo, a mí me gusta dirigir la atención hacia el hecho de que las culturas solo pueden darse cuando tienes una motivación que surge de los sentimientos. Además, nos ofrecen la posibilidad de negociar soluciones para cualquier conflicto o problema. Y esto también me permite conectar los sentimientos como una regulación homeostática.
¿Qué significa?
Es la regulación vital que ya teníamos presente en las bacterias. La regulación de la vida o homeostasis es un proceso químico, es una forma en que ciertas moléculas crean la posibilidad de generar energía dentro de un organismo para que este pueda funcionar y continuar vivo. Las bacterias son seres unicelulares, mientras que nosotros tenemos miles de millones de células que trabajan conjuntamente en distintos órganos y sistemas. Los sentimientos son la forma en que nosotros, dentro de nuestras mentes, tenemos para descubrir cómo opera la homeostasis.
¿Y cómo lo hacemos?
Por ejemplo, si te despiertas y te sientes bien, con mucha energía y bienestar, significa que tus sentimientos te están diciendo que las cosas están funcionando bien a nivel homeostático. Pero si no te sientes bien, te avisan de lo contrario y tienes que hacer algo para corregirlo. Esa es una idea clave, los sentimientos son informadores.
¿Nos dan información sobre el cuerpo?
Te dan información de manera natural sobre si las cosas están funcionando bien o no. Si te encuentras en una situación en la que tu vida está en peligro o alguien te ha traicionado o dañado, esto también va a hacer temblar tu homeostasis y tendrá un impacto en tu vida y en tu salud.
A veces son destructivos.
Sí, pero es muy importante tener conciencia de ellos para intentar eliminarlos. Por ejemplo, si tienes emociones que producen ira, miedo o desprecio y generan violencia, no es bueno para tu salud ni van funcionar para solucionar conflictos en un contexto social. Por otro lado, también tenemos muchas emociones positivas, como la compasión, el amor, la admiración, la capacidad de cuidar de los demás... Y todo esto lo tenemos que nutrir. Aquí juega un papel muy importante la educación.
¿Podemos cambiar nuestra respuesta emocional?
Requiere mucho entrenamiento y una alta conciencia de las reacciones que tenemos, pero sí, se puede hacer.
¿Pueden modificar los sentimientos el cerebro?
Sí, sabemos que es posible, pero lo más importante como seres humanos es que tengamos conciencia de qué es lo que causa los sentimientos, estar en situaciones que puedan producir mejores afectos y educarnos a nosotros mismos para reaccionar de la forma más inteligente. Por lo tanto, es algo que nosotros tenemos que hacer como un esfuerzo de educación y madurez.
¿Cuándo empezamos a sentirlos?
Un bebé muy pequeño, de tan solo unas horas o días, ya tiene sentimientos.
¿Los tienen los animales?
No hay ninguna razón para pensar que los que están a nuestro alrededor, como los perros, los pájaros o los gatos, carecen de ellos, porque tienen las mismas estructuras cerebrales que nosotros. Reaccionan de la misma forma y tenemos la obligación de creer que los tienen, aunque no podamos demostrarlo ni, por supuesto, se lo podemos preguntar. La verdad, sería muy sorprendente descubrir que no es así.
La inteligencia artificial está cada vez más desarrollada. ¿Podrá imitar la mente humana?
Cuando dicen que la inteligencia artificial podrá imitar a un ser humano, recrear su mente, se equivocan. En esos procesos computacionales altamente complejos, basados en la codificación y en el silicio, no hay vida ni riesgos ni vulnerabilidad, y por lo tanto no hay forma de lograr que tengan sentimientos. Crearán sistemas cada vez más inteligentes pero nunca tendrán las características de la humanidad.