La identificación de donantes y receptores con una proteína SIRP-alfa similar o ‘compatible’ evitaría que el sistema inmune del trasplantado rechazara el órgano.
Los trasplantes de órganos, esto es, la sustitución de un órgano enfermo por uno funcional recibido de un donante, supone la última alternativa para muchos pacientes que, de otra manera, entrarían irremediablemente en la fase final de sus vidas. Un binomio donación-trasplante en el que nuestro España es el líder mundial incontestable –y ya van 25 años consecutivos– y que, sin embargo, no siempre garantiza la supervivencia del paciente. Y es que el sistema inmune del receptor, si bien se encuentra atenuado durante todo el proceso con el uso de fármacos, es responsable de que el trasplante no se realice con éxito. O lo que es lo mismo, provoca que el nuevo órgano sea rechazado, poniendo así en gran peligro la vida del receptor. Pero, ¿no hay una manera de evitar que el sistema inmune reaccione de esta manera tan contraproducente para su propio organismo? Pues, por primera vez, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.) y de la Universidad de Toronto (Canadá) podrían haber hallado la manera de lograrlo.
Concretamente, el estudio, publicado en la revista Science Immnunology, describe los primeros pasos moleculares que activan la respuesta inmune en el rechazo de un órgano trasplantado, abriendo así la puerta al desarrollo de tratamientos para evitar este rechazo. Como explica Fadi Lakkis, co-autor de la investigación, "cerca de un 50% de todos los órganos trasplantados son rechazados en un periodo de 10 a 12 años, por lo que hay una gran necesidad de hallar nuevas vías para reducir o eliminar el rechazo de los órganos".
CÉLULAS 'EXTRAÑAS'
Una vez acometido el trasplante, el sistema inmune es el primero en detectar la presencia de células 'extrañas' en el organismo. Y lo que hace es identificar a estas células trasplantadas como meros invasores. Así, y de manera similar a como haría con cualquier virus o bacteria, activará una respuesta inmune adquirida –o 'adaptativa'– que atacará a estas células –y por ende, a todo el 'nuevo' órgano– para destruirlas, dando como resultado el rechazo del injerto.
Para llevar a cabo el estudio, los autores utilizaron un modelo animal –ratones– al que trasplantaron un órgano. Y lo que vieron es que la denominada 'proteína reguladora de señales alfa' (SIRP-alfa) es la responsable de activar la respuesta inmune innata que acaba provocando el rechazo del órgano.
Cuando la SIRP-alfa presente en las membranas de las células del órgano trasplantado no es similar a la SIRP-alfa de las células del receptor, la SIRP-alfa 'trasplantada' se une a los receptores CD47 que se encuentran en los monocitos –las células del sistema inmune innato encargadas de engullir o 'fagocitar' a los cuerpos extraños– del receptor. Y como resultado de esta unión, se activan una serie de reacciones que dan lugar a la respuesta inmune innata y, posteriormente, a la respuesta inmune adquirida.
Como explica Fadi Lakkis, "por primera vez, tenemos una visión de los primeros pasos que dan lugar al rechazo. La interrupción de este primer reconocimiento de los tejidos extraños por el sistema inmune innato suprimiría todo el proceso de rechazo ya en sus primeras etapas y podría prevenir el fracaso del trasplante".
COMPATIBILIDAD PROTEÍNICA
En definitiva, la proteína SIRP-alfa es la responsable de desencadenar el proceso que en último término provoca el rechazo del injerto. Así, y para evitarlo, debe procurarse emparejar a receptores y donantes cuyas SIRP-alfa sean lo más similar posible.
Como refiere Fadi Lakkis, "de manera similar a como sucede en ratones, los seres humanos también expresamos SIRP-alfa, por lo que la secuenciación genética para la identificación de donantes y receptores con formas 'compatibles' de esta molécula conllevará una menor tasa de rechazos en el futuro". Es más; al bloquear la interacción entre SIRP-alfa y el receptor CD47 en los ratones se previno la activación de los monocitos, lo que sugiere que este bloqueo podría prevenir la activación del sistema inmunitario del receptor.
Como concluyen los autores, "los futuros estudios para evaluar cómo la interacción entre SIRP-alfa y los CD47 provoca la activación de los monocitos podrían abrir nuevas vías para prevenir el rechazo de órganos".