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“Es imprescindible investigar y aplicar las nuevas tecnologías a la restauración del patrimonio”

María Alonso Lobato y Begoña Mosquera<br/>Colaboradoras de la Fundación Santa María la Real

1.- ¿Podrían describirnos brevemente en qué consiste su línea de trabajo y cuál es su trascendencia?

En la Fundación Santa María la Real, Centro de Estudios del Románico, van de la mano el estudio y la especialización en arte románico y el interés por la conservación y restauración de todos estos bienes. Esto lleva aparejado la existencia de un departamento dedicado a intervenciones sobre patrimonio, compuesto por arquitectos y restauradores, con la colaboración de diversos técnicos cualificados que atesoran una amplia experiencia en restauración monumental: químicos, arqueólogos, etc.

2.- ¿Qué importancia tienen hoy en día las ciencias aplicadas para la restauración de obras de arte?

El restaurador hoy en día concibe su trabajo dentro de un amplio marco de investigación y en colaboración con otras disciplinas. Este planteamiento encierra en sí mismo la necesidad de abordar todos los procesos con una visión en la que se tengan en cuenta los estudios de otros especialistas. Es imprescindible investigar y aplicar las nuevas tecnologías a la restauración, y hay que reivindicar la existencia de laboratorios en aquellas instituciones dedicadas al patrimonio, dotando a estos del equipamiento y de personal especializado fundamentalmente en química, biología y física. El restaurador, cuantas más herramientas y conocimientos técnicos tenga, más cauto se volverá a la hora de intervenir. Por el contrario, como en cualquier otro ámbito, la ignorancia resulta temeraria.

3.- ¿Cuáles son las técnicas instrumentales bioquímicas más utilizadas en restauración?

Los procedimientos más utilizados hoy en día en el campo de la bioquímica aplicada a la restauración nos remiten al uso de técnicas enfocadas a la identificación de sustancias y diagnóstico de patologías. Se utilizan numerosas técnicas instrumentales, entre las que podemos citar cromatografías, estudios con microscopio electrónico y cristalografías. Estas técnicas posibilitan un estudio detallado tanto para identificación de materiales como para diagnóstico de patologías. Algunas de ellas se utilizan con bastante normalidad, mientras que otras son todavía muy exclusivas.

La cromatografía de gases es la técnica más importante. En ella, se requiere que la muestra a analizar se encuentre en estado gaseoso, o que al menos esté constituida por líquidos fácilmente vaporizables. No todas las sustancias presentan esta propiedad, pero sí muchas sustancias orgánicas, y es una técnica que ofrece unos resultados muy precisos tanto cualitativa como cuantitativamente. Resulta una técnica de gran utilidad para el análisis de aglutinantes pictóricos (proteínicos y oleosos), resinas, ceras, gomas vegetales, etc. Frente a la cromatografía de gases, una modalidad ya muy difundida es la cromatografía líquida de alta resolución, cuya ventaja reside en que puede separar también sustancias no volatilizables, con la única condición de que sean solubles. Otros tipos de cromatografías se realizan sobre papel, o sobre capas finas de un material absorbente, como puede ser el gel de sílice.

Otra técnica es la microscopía electrónica, pero no se emplea de forma rutinaria, ya que para la observación de los problemas que afectan a las obras de arte suelen ser suficiente los aumentos de microscopio óptico y, además, la microscopía electrónica presenta la limitación del coste del equipo y de no reproducir color. Sin embargo, el SEM puede proporcionar información muy importante en el caso del estudio de ciertos fenómenos de degradación física, química o biológica de los materiales artísticos. Por ejemplo, permite el estudio detallado de los fenómenos de cohesión de los materiales, así como la identificación y el estudio de hongos y bacterias.

También tenemos la cristalografía de rayos X, que se utiliza para determinar la composición de muestras de suelos o minerales, así como para la identificación de metales y otros elementos. Cada sustancia mineral forma cristales con una celda unidad y simetría determinada, que resulta en un patrón de difracción característico.

4.- ¿En qué fases del proceso de restauración se está trabajando con métodos bioquímicos? ¿Cuándo se introducen estos métodos?

La aplicación de la bioquímica dentro de los procesos de restauración se enfoca principalmente a la utilidad de ciertas sustancias como las enzimas en la limpieza de superficies. Nos encontramos con que la limpieza enzimática puede constituir un buen método alternativo a las herramientas tradicionales a disposición del restaurador.

Los disolventes orgánicos son tal vez uno de los métodos con los que el restaurador se siente más cómodo; aparentemente su acción es sencilla, tienen un bajo coste económico y razonable eficacia. Por el contrario, estos métodos conllevan un riesgo potencial para la salud y para la seguridad en el trabajo, aspectos hasta ahora muy poco considerados.

Como un primer avance en el uso más racional de los disolventes orgánicos, en los años 80 del siglo XX, Richard Wolbers, restaurador y docente en la Universidad de Delaware (EE.UU.), introduce el uso de soluciones densificadas, solvent gels. Se trata del empleo de disolventes orgánicos no como líquidos puros, sino en su forma densificada. Esto permite disminuir la difusión del líquido sobre la capa en la que lo aplicamos, y localizar su acción sobre la superficie. Sobre obras compuestas, como lo es la pintura, realizada en estratos superpuestos, las soluciones gelificadas garantizan una mayor selectividad de acción.

Desde los años 90, estudios de Paolo Cremonesi abordan la limpieza de pinturas y superficies policromadas con métodos acuosos, que intentan conjugar la seguridad y salud en el trabajo con el respeto a la integridad estructural de la obra. En este sentido, desarrolla el estudio de métodos igualmente gelificados, mezclas acuosas que pueden llevar además otros disolventes, un tensoactivo, un producto espesante, un regulador de pH, enzimas, agentes quelantes y conservantes, aunque no todos los productos estén presentes en todos los geles.

Las enzimas son proteínas existentes en los seres vivos que actúan como catalizadores específicos de las reacciones del metabolismo animal, vegetal y microbiano, aumentando, muchas de ellas, enormemente la velocidad de las reacciones en las que intervienen. Las enzimas que se utilizan en estos sistemas gelificados (hidrolasas) catalizan las reacciones de hidrólisis de las macromoléculas naturales existentes en los materiales de las obras de arte. Se caracterizan por su alta especificidad con el sustrato y su elevada actividad, y antes de usarlas en los procesos de limpieza es necesario conocer muy bien la naturaleza de los productos que se quieren eliminar y los que componen las capas subyacentes. Las condiciones óptimas de actuación dependen de la concentración de sustrato, la temperatura y el pH. Las enzimas son productos muy inestables y deben almacenarse a bajas temperaturas.

El 'centro activo' se encuentra localizado en la superficie de la molécula de la enzima y es el lugar donde se forma el complejo 'enzima-sustrato'. Existen enzimas 'líticas', que intervienen en la digestión de los alimentos, al producir la hidrólisis (la rotura) de proteínas, glúcidos y lípidos. Estas enzimas pueden aplicarse en conservación siempre que actúen únicamente sobre la materia a eliminar y no sobre los materiales de la obra. La mayoría de las enzimas tienen un pH de máxima actuación y hay que preparar disoluciones tamponadas y conservarlas en frío.

Las proteínas más utilizadas como sustancias filmógenas han sido la gelatina, la albúmina de huevo y la caseína, y se ha usado, en algún caso, papaína en tampón ftalato para eliminar una cola animal envejecida. Los aceites, secantes o no, las ceras y las resinas son sustancias lipídicas, por ello, las emulsiones de lipasas se pueden emplear para suprimir barnices y repintes oleosos muy duros. Entre los glúcidos están las colas celulósicas, los almidones y las gomas, y hay casos en que la amilasa ha sido utilizada para la digestión de estos compuestos. Es imprescindible que la materia subyacente no sea sensible a las enzimas aplicadas.

Actualmente se investiga sobre el mecanismo de actuación y los efectos de la limpieza con sistemas gelificados y se experimenta con mezclas simplificadas con nuevos productos que permitan controlar la eliminación de residuos.

Otro ejemplo de limpieza biológica es el uso de organismos vivos, como las bacterias. En la actualidad personas como Pilar Bosch y su equipo del Instituto de Restauración del Patrimonio de Valencia investigan con éxito sobre el uso de bacterias en limpieza de pintura mural, que elimina de manera eficiente diferentes tipos de contaminantes como pueden ser las eflorescencias salinas.

5.- ¿Cómo se espera que se avance en este campo de aquí a una década?

Hasta el momento, los ejemplos de aplicación práctica de tratamientos enzimáticos en el campo de la restauración constituyen casos aislados y muchas de las experiencias se han llevado a cabo sobre documento gráfico, pero teniendo en cuenta que los resultados han sido positivos, lo lógico sería pensar que esta nueva metodología sería una alternativa interesante a los tratamientos tradicionales de limpieza de policromías, y con el tiempo convertirse en una práctica habitual en el taller de restauración.

6.- ¿Podrían resumirnos los contenidos de la conferencia "La restauración de obras de arte y la Bioquímica"?

La bioquímica, como ciencia que dedicada al estudio de la estructura y las funciones de los seres vivos, es fundamental a la hora de abordar un trabajo de restauración. En una breve introducción, resaltaremos el papel de la química como ciencia auxiliar a la restauración. Señalaremos la importancia de la química como herramienta para la identificación y diagnóstico de los materiales que componen la obra de arte, así como de las técnicas instrumentales que se utilizan en estos procesos. Por último, hablaremos del biodeterioro y de los métodos de limpieza químicos más novedosos utilizados en las obras de arte.

La conferencia "La restauración de obras de arte y la Bioquímica" tendrá lugar el jueves, 3 de octubre, a las 19.00 h., en el Círculo de Bellas Artes (Alcalá, 42. 28014 Madrid).
 

María Alonso Lobato y Begoña Mosquera García son licenciadas en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid (1997) y diplomadas en Conservación y Restauración de Bienes Culturales por la Escuela Superior de Madrid (2003). Desde el año 2005 colaboran con la Fundación Santa María la Real, realizando trabajos de restauración, principalmente obras de pintura mural y retablos.

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