Una nueva mezcla de aleaciones con memoria de forma y hormigones especiales, patentada por la <a href="https://www.upv.es/" title="Universidad Politécnica de Valencia" alt="Universidad Politécnica de Valencia" target="_blank">Universidad Politécnica de Valencia</a> (UPV), mejora la protección de edificios y puentes y permite que recuperen su forma tras un terremoto, lo que a su vez reduce costes a lo largo de su vida útil.
Este nuevo elemento constructivo, denominado "Smart Seismic Concrete Connection" (SSCC) y diseñado por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología del Hormigón (ICITECH) de la UPV, destaca además por su fácil instalación y por su mínima reparación tras un seísmo, según los detalles del proyecto a los que ha tenido acceso EFE.
El investigador José Luis Bonet destaca que el nuevo elemento mejora la conexión entre los elementos estructurales y resalta por su gran capacidad de deformación sin alcanzar la rotura, además de permitir la recuperación de la forma original de la estructura y apenas requiere reparaciones posteriores.
SEGURIDAD PARA LAS PERSONAS
Explica que la invención surge "de la voluntad de solucionar una necesidad actual de la sociedad: construir estructuras 'sismorresistentes' seguras para las personas pero que mantengan su operatividad después de un terremoto, sin grandes reparaciones ni pérdidas económicas".
"El uso de este sistema permite conseguir estructuras con capacidad de autocentrado", agrega el investigador, que ha desarrollado el trabajo junto a Javier Pereiro y Alberto Navarro.
Este nuevo elemento contribuye además a mejorar la resistencia de la estructura frente a cualquier combinación de acciones y destaca también por su fácil instalación, apenas requiere de mantenimiento y no necesita de un espacio adicional como otros sistemas, por ejemplo, los péndulos gigantes de algunos edificios asiáticos, ya que se aloja en el interior de las columnas, las vigas y los muros.
Sobre su instalación, los investigadores explican que se coloca en zonas estratégicas en el interior de la estructura con el objetivo de mejorar sus prestaciones.
"La filosofía no es construir estructuras más rígidas, sino todo lo contrario. Del mismo modo que un tronco se parte frente al viento, el junco es suficientemente flexible como para doblarse, adaptarse al movimiento y recuperar su posición cuando el viento deja de soplar, sin apenas daños y sin romperse", apunta Bonet.
MÚLTIPLES APLICACIONES
El dispositivo está especialmente ideado para puentes, hospitales, centrales eléctricas, edificios institucionales y cualquier otra construcción que, por su importancia en caso de emergencia, requieren de una mayor protección.
También está destinado a lugares con grandes aglomeraciones de personas como, por ejemplo, recintos deportivos y centros comerciales.
"Por supuesto, también puede emplearse para edificios residenciales en los que el promotor desee contar con un plus de seguridad o reducir los posibles costes futuros en reparaciones o demolición", añade Bonet.
El investigador asegura que "de hecho, a lo largo del ciclo de vida de las estructuras puede ser una inversión inicial conveniente puesto que permite ahorrar costes futuros en caso de terremoto".
MÁS ELASTICIDAD, MENOS FRAGILIDAD
El dispositivo de conexión está compuesto por dos materiales que resisten simbióticamente el terremoto, uno de ellos unas barras de aleaciones con memoria de forma (SMA) que pueden desarrollar la llamada "superelasticidad", que es la capacidad de estos metales de recuperar su forma tras estirarse o doblarse, algo que no pueden hacer los refuerzos de acero de las estructuras de hormigón.
El segundo, hormigones de muy altas prestaciones, desarrollados en el ICITECH de la UPV, que acompañan y complementan al SMA y que, según Bonet, son "mucho menos frágiles que los convencionales y capaces de adaptarse a las grandes deformaciones del SMA durante el terremoto".