Ignacio, contumaz, rompe de nuevo
su piel de celofán, ¿Otra caída?
A ver dónde ponemos esta herida,
¿Queda algo sano al cascarón del huevo?
Pero, Ignacio, ¿qué haces en el suelo
en cuanto se te suelta de la brida?
¿Cómo se explica, pájaro suicida,
tu eterno patinaje sobre el hielo?
Si no ocupas lugar en el espacio,
ni pesas, ni haces bulto, ¿por qué, Ignacio,
continuo tropezón, te desafinas'?
íAy, pobre piel cubierta de porrazos,
rota en cabeza, pies, rodillas, brazos,
tatuada de yodo y mercrominas!