-
Las espiras de mi alma se entrelazan,
aunque estén distantes, con las tuyas,
y estas espiras tuyas cierran el circuito
alrededor de la aguja de mi corazón.
Constante como Daniel, fuerte como Grove,
bullendo en su fondo como Smee
mi corazón desborda la marea del amor
y todos sus circuitos se cierran en ti.
Cuando a lo largo de la línea
discurren los mensajes de mi corazón, dime,
¿qué corrientes se inducen en ti?
Un solo click tuyo acabará con mis penas.
-
DOS rectas nuestras vidas
matemáticamente.
Tú y yo en el zenit
de lo bello y lo justo,
con blancura de nieve,
azul puro de nieve.
Dos rectas nuestras vidas:
azul de puro aire,
blanco puro de nieve
-
Deshecho mi cadáver, sus vapores
que rueden por las zonas superiores
del anchuroso cielo,
en tanto que recoja el blanco suelo
de mis materias sólidas las sales,
y al plácido regar de aguas pluviales
se nutran cien semillas
y suban por sedientas raicillas
en sávia transformados mis despojos,
á coronar de malvas y de hinojos
de mi postrer morada las orillas.
-
Equivocar el camino
es llegar a la nieve
y llegar a la nieve
es pacer durante veinte siglos las hierbas de los cementerios.
Equivocar el camino
es llegar a la mujer,
la mujer que no teme la luz,
la mujer que no teme a los gallos
y los gallos que no saben cantar sobre la nieve.
Pero si la nieve se equivoca de corazón
puede llegar el viento Austro
y como el aire no hace caso de los gemidos
tendremos que pacer otra vez las hierbas de los cementerios.
-
El ave-verde cantaba
- paralelepípedo
paralelepípedo
paralelepípedo
El ave-verde cantaba
volando en un velocípedo
Paralelamente
la recta disparada por el puente
Los polígonos alborozados
copulaban al son de los triángulos
&
-
En todas sus palabras y acciones
había una bondad suprema.
Viena. Casa de Maternidad, la mayor
del mundo. ¡Qué ocasión tan estupenda
poder diseccionar cada mañana
los cuerpos aún frescos de mujer
en el depósito de hospital!
Con una constancia más que excepcional
hacía sus extrañas indagaciones.
Era bastante calvo, ingenuo
como un niño, y rechoncho más bien.
-
Más allá de la música de las esferas,
Einstein escucha un tam-tam oscuro
en el tambor tenso del espacio-tiempo,
ondas de gravitación pura
que jamás ha oído nadie
sino él en sus cálculos.
Cilindros de acero frío, hipersensibles,
escrutan el cielo a la búsqueda
de un eco, de un hálito de onda que no llega.
Y cada vez son más los que se afanan,
con instrumentos y números, a explorar
las más difíciles titilaciones de la tiniebla,
ritmos escurridizos y elusivos.
-
1. Entre el puente de hormigón
pretensado
(construido aguas arriba
de su corazón valiente)
y la cubierta circular,
expiró el ingeniero.
2. Ni la luz de aquel vano
alzado en vigas longitudinales
prefabricado por dovelas
salvarlo pudo
de las sombras.
3. Ni los cordones de los cables
de redondo
calculados para tan fiel tensión
evitaron su rotura.
4. Su vida matemática
concluyó
exactamente.
5. Cosido transversal,
definitivo anclaje.
6. In situ.
-
El cerebro - es más amplio que el cielo -
colócalos juntos-
contendrá uno al otro
holgadamente - y tú - también
el cerebro es más hondo que el mar -
retenlos - azul contra azul -
absorberá el uno al otro -
como la esponja - al balde -
el cerebro es el mismo peso de Dios -
pésalos libra por libra -
se diferenciarán - si se pueden diferenciar -
como la sílaba del sonido -
-
Galileo, Arquímedes, Pitágoras,
Einstein, Franklin, Marconi o Anaxágoras...,
vidas que se han gastado en buena gana
mejorando la condición humana.
Pero yo quiero nombres conocidos.
¿La ciencia no tiene mis apellidos?
¿No sería magnífico que hubiera
una ley de un ibérico cualquiera?
¡Logaritmos de López o de Hernández,
postulados de Márquez o de Fernández!
Y... ¿qué honra española no sería
si existiera el Teorema de García?