[Ante las ruinas del muro de Berlín
y la cancillería del Reich]
En la circunferencia no hay azar.
Siempre llega a su meta
esa línea que anhela redondearse,
juntar sus fuerzas con quien le tiende los brazos.
Dos semicírculos
se unen en la igualdad sin tacha,
se funden
en un todo que las trasciende.
Felices en su abrazo van dando vueltas,
rueda que rueda hasta el gran cero absoluto.