El cambio climático obliga a los osos polares a cambiar focas por huevos. / robynm (PIXABAY)
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El cambio climático obliga a los osos polares a cambiar focas por huevos

El deshielo complica la caza de mamíferos marinos, que están siendo sustituidos por ataques a nidos.

Más al norte del círculo polar ártico está Svalbard, un archipiélago noruego que fue base de balleneros vizcaínos siglos atrás. Allí el cambio climático se está notando más que en otro lugar del planeta. Desde hace una década, el ciclo anual del deshielo empieza cada vez antes y llega cada vez más lejos. Esto está afectando al mayor depredador del norte: los osos polares, incapaces de cazar focas, están sustituyéndolas por huevos de patos, gansos y gaviotas.

"Antes del deshielo marino, el hielo terrestre aguantaba en las zonas costeras junto al frente del glaciar hasta finales del verano", explica el investigador del Instituto Polar Noruego, Charmain Hamilton. "Las focas anilladas podían descansar sobre el hielo cerca de sus respiraderos y los osos polares cazarlas ya fuera acechándolas o esperándolas en la boca del respiradero", añade.

Pero el cambio climático ha trastocado esta interacción presa-depredador, básica en el ecosistema ártico. En un fenómeno que denominan amplificación ártica, esta región se está calentando tres veces más rápido que el resto del planeta y el calentamiento es aún más acusado en Svalbard. Aquí hay ya 20 semanas menos de hielo de las que había en 1979.

A las focas anilladas, la principal fuente de alimentación del oso polar en esta zona, el deshielo no parece haberles cambiado la vida. A falta del hielo marino, siguen descansando y cuidando de sus crías sobre trozos del glaciar. Pero, como dice Hamilton, "parece que los osos polares no cazan tan fácilmente a las focas sobre este tipo de hielo".

Esa es la principal conclusión de una investigación que arrancó en 2002, bien antes del acelerado deshielo iniciado en 2006, y que aún sigue. Anillaron con dispositivos de teledetección a 67 osos y otras 60 focas y los rastrearon buscando mapear sus áreas de distribución y sus encuentros. Vieron que los úrsidos seguían más o menos los mismos patrones en las primaveras de antes de 2006 que en las de los años posteriores.

Pero, con el deshielo más temprano y más profundo, las cosas han cambiado en el verano y principio del otoño. El estudio, publicado en Journal of Animal Ecology, muestra que las zonas por las que se mueven las focas y las de los osos ya no se solapan como antes. "Como la retirada del hielo marino les ha complicado la caza de focas anilladas, los osos polares pasan ahora menos tiempo en las cercanías de los glaciares de marea, recorren mayores distancias al día y dedican más tiempo a merodear junto a fuentes alternativas de comida, como las colonias de cría de patos y gansos", comenta Hamilton.

Más del 90% de la dieta de los osos polares está compuesta por mamíferos marinos, en especial varias especies de focas. Pero ese porcentaje parece estar bajando por culpa del cambio climático y los osos estarían ampliando su dieta para compensar. Investigadores del Centro Ártico de la Universidad de Groningen (Países Bajos) publicaron en 2015 los resultados de otro estudio que había arrancado en 1970. En él anotaron los avistamientos de osos en cuatro áreas de nidificación de aves en Spitsbergen, la principal isla de Svalbard, y una quinta en la cercana costa de Groenlandia.

El deshielo, los movimientos de los osos y los ataques a los nidos parecen estar conectados. Cada año la capa de hielo es menor y la estación helada más corta. Los avistamientos de osos, muy raros en los 70, han aumentado paulatinamente hasta estallar con el nuevo siglo: un incremento del 15% anual desde que comenzó. Y este triple fenómeno no es exclusivo de Svalbard. En toda la circunferencia ártica el deshielo estival marca máximos cada año. Esto está alterando los patrones de movimiento y conducta de los osos polares que, buscando compensar, se ceban con los huevos.

En el Ártico canadiense los ataques a nidos se han multiplicado por siete desde 1980. Más de un tercio de las colonias de eider común, el pato más grande y abundante en las regiones árticas, distribuidas a lo largo de 1.000 kilómetros de la costa norte de Canadá han sufrido el cambio de dieta de los osos. En algunas colonias y años, se han perdido hasta el 90% de los huevos.

"Los osos pueden provocar la extinción local de algunas aves", sostiene el investigador de la Universidad de Windsor (Canadá), Cody Dey, que ha modelado el impacto del gran depredador sobre las colonias de aves. El drama es que tanto destrozo no servirá de mucho. "Puede ayudar a mejorar el estado de un pequeño número de osos, pero no ayudará a la población en su conjunto. Simplemente hay demasiadas pocas aves y tan dispersas como para alimentar a los osos polares durante el verano", concluye este biólogo.

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