La <a href="https://www.wmo.int/pages/index_es.html" title="Organización Meteorológica Mundial" alt="Organización Meteorológica Mundial" target="_blank">Organización Meteorológica Mundial</A> (OMM) hace hincapié en que no ha tenido que ver con el fenómeno de El Niño, que sí influyó en 2015 y 2016. El termómetro global ha marcado este año 1,1ºC más que en los niveles preindustriales, muy cerca de la barrera 'límite' de los 2ºC establecida en el Acuerdo de París.
En lo que va de año, todos los meses fueron cálidos, muy cálidos o extremadamente cálidos, salvo enero, que fue un mes frío en comparación con la temperatura media para este periodo, y septiembre, que fue normal. Y no sólo en España. Con motivo de la inauguración de la Cumbre del Clima de Bonn (COP23), la Organización Meteorológica Mundial ha alertado de que 2017 es el año más cálido sin que este calentamiento esté influenciado por el fenómeno de El Niño.
TEMPERATURA
Así, según el informe provisional 2017: Estado del Clima Global, la OMM concluye que el año en curso podría ser el segundo o el tercero más cálido desde que se tienen registros porque hasta septiembre se han registrado 0,47 ºC más que entre 1981 y 2010. Y es que el termómetro global ha marcado un 1,1ºC más de temperatura que en la era preindustrial. El mismo incremento de temperatura que se registró en 2016, aunque con El Niño bien presente, y muy cerca de la temperatura global alcanzada en 2015: 1ºC más que en la era preindustrial, "que estaba influenciado por el pre-Niño", explica Mar Gómez, de Eltiempo.es. Además, el periodo de 2013 a 2017 será el quinquenio más cálido jamás registrado: 0,40 ºC más que entre 1981 y 2010.
¿Es mucho un 1,1ºC más? Aunque a priori uno pueda pensar que no, el objetivo marcado en el Acuerdo de París fue precisamente que los países se comprometían a mantener el aumento de temperatura media del planeta muy por debajo de los 2 ºC respecto a los niveles preindustriales, intentando no rebasar el 1,5 ºC de más. Es decir, estamos a sólo 0,4 ºC de dicho objetivo y a sólo 0,9ºC del compromiso vinculante para evitar que la temperatura superficial media del mar suba entre 0,3 y 1,7 ºC o que el permafrost superficial sea un 37% menor a finales del siglo XXI, por ejemplo, según las predicciones del IPCC. Ya no parece tan poco... Pero vayamos por partes.
Los países presentes en Bonn tendrán que tener muy en cuenta los siguientes datos para articular la letra pequeña del Acuerdo de París y poner freno al calentamiento global coordinado a nivel internacional sin Trump.
PRECIPITACIONES
Si el pasado mes fue el octubre menos lluvioso en lo que llevamos de siglo XXI en España, Italia vivió el período más seco jamás registrado entre enero y septiembre. En cambio, las inundaciones monzónicas fueron muy graves, pese a que el volumen de precipitaciones estuvo cercano a la media. Prueba de ello es que en Ragpur (Bangladesh) cayó en dos días (11 y 12 de agosto) tanta agua como en un mes: 360 mm.
HIELO Y NIEVE
La extensión del hielo marino en el Ártico se situó muy por debajo de la media en 2017. Y no es una excepción. Los diez récords fueron todos después de 2006. En la Antártida, estos niveles también estuvieron muy por debajo de la media. En cambio, el manto de hielo de Groenlandia registró un aumento de hielo debido a que nevó más, así como a la breve estación del deshielo. Pero este aumento sólo es una excepción a la tendencia general a la baja, ya que Groenlandia ha perdido 3.600 mil millones de toneladas de masa de hielo desde 2002.
OCÉANOS
El nivel del mar se ha mantenido estable, no así la temperatura en superficie, que va camino de estar entre las tres más altas jamás registradas. Prueba de ello es el importante blanqueamiento de la Gran Barrera de Coral australiana. De hecho, la Unesco dijo en junio que 26 de los 29 arrecifes de coral Patrimonio Mundial han registrado temperaturas que contribuyen a su blanqueamiento. En cuanto a la acidificación, cabe recordar que los océanos fijan hasta un 30% de las emisiones anuales de CO2 presentes en la atmósfera. El problema es que este CO2 absorbido modifica los niveles de acidez, reduciendo el pH del agua, lo que daña arrecifes y repercute negativamente en las economías costeras.
SEQUÍA
La sequía más grave en el Mediterráneo se dio en Italia, donde cayó en un 62% la producción de aceite de oliva respecto a la producción de 2016, debido a que entre enero y agosto llovió un 36% menos. En la república de Corea llovió un 51% menos, mermando sus cultivos básicos (arroz y maíz). Aunque los peores parados fueron Somalia, Kenia y Etiopía. En Somalia, la mitad de las tierras de cultivo estaban afectadas por la sequía, reduciéndose los rebaños entre un 40 y un 60% respecto a diciembre de 2016, según la FAO. De ahí que en febrero ya fueran 800.000 las personas que estaban al borde de la hambruna, el doble que antes.
FENÓMENOS EXTREMOS
La temporada de ciclones ha sido muy intensa en el Atlántico Norte, con Harvey, Irma y María. Harvey provocó lluvias extremas e inundaciones graves. En Texas, un pluviómetro midió 1.529 mm de lluvia en siete días, el mayor volumen de precipitación jamás registrado para un solo fenómeno en EE.UU..
ESPAÑA
Hasta en cinco ocasiones sale España en este informe, algo nada habitual. Además de las elevadas temperaturas registradas en nuestro país, la OMM destaca la ola de calor que se registró en julio, cuando Córdoba y Granada, registraron 46,9 y 45,7ºC, respectivamente. Lejos aún de los 54ºC en Turbán (Pakistán) y los 53,7 en Ahwaz (Irán) o los 50 en Irán. España es citada como ejemplo por las sequías, así como en materia de ciclones y de incendios forestales, aunque en nuestro país irían unidos, dado que los incendios que asolaron Galicia y Asturias en octubre se vieron exacerbados por los fuertes vientos desencadenados por los coletazos del ciclón Ophelia.
Urge, por tanto, reducir las emisiones. El nivel de gases de efecto invernadero alcanzó las 403 partes por millón (ppm) en 2016 y registró la mayor tasa de incremento jamás detectada. De hecho, este incremento anual es 100 veces mayor que el registrado tras el fin de la Edad de Hielo.