Botánica
Aquí no hay ruda, nada de maticas.
Si acaso ciclamores empinados al rosa,
raptados por el sol en las aceras solas,
y encinas:
situación de silencio vegetal
porque nada me dicen o,
en su lengua muerta para mí,
estos ariscos rangos
no sé qué de nosocomio afirman,
reiterados y prúsicos.
Pero ni una ramita de ruda, repito. Tampoco aromos.
Acaso a duras penas
el romero, paramento fragante,
resiste en los jardines,
me asiste con su olor
a pan de Venecia, a tren rápido
pero rueda detenida
en la memoria para siempre,
como dicha que no es filosa arista.
Pero ni una matica de ruda.