Un equipo de paleontólogos ha propuesto una nueva metodología para inferir la distancia de transporte de las hojas fósiles, desde que caen hasta que son enterradas y fosilizadas
El registro fósil de las plantas presenta una serie de características que dificultan la comprensión del paisaje vegetal al que pertenecieron. Por un lado, las plantas generalmente se encuentran fragmentadas en forma de hojas o ramas sueltas, haciendo difícil conocer el aspecto de la planta completa. Por otro lado, muchas veces estos fragmentos han sido transportados hasta el lugar donde fosilizan por el viento o corrientes de agua, perdiéndose la información sobre su lugar de origen.
Ahora, investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han propuesto un nuevo método para inferir la distancia de transporte de hojas desde su origen hasta su lugar de preservación, teniendo en cuenta el tipo de ambiente (lago o río) en el que se depositaron esas hojas.
La nueva metodología combina por un lado el conocimiento actual sobre la forma en la que las hojas son transportadas por corrientes de agua, y por otro los datos recogidos de 3.338 fragmentos de hoja del helecho fósil Weichselia reticulata, pertenecientes a 25 localidades del Cretácico Inferior (entre 140 y 100 millones de años atrás) de Europa y África.
“Para minimizar el sesgo del material estudiado, decidimos centrarnos en una única especie, y así evitar diferencias en el tamaño de los fragmentos que estuviesen relacionadas con la forma o tamaño de la hoja original”, explican los autores.
Estudios previos sobre el transporte de hojas actuales demuestran que estas tienen una capacidad de flotación en agua diferente dependiendo de su tamaño: los fragmentos más pequeños se empapan y se hunden rápido, mientras que los más grandes tardan más en empaparse completamente y pueden flotar por más tiempo.
El tamaño de los fragmentos y su ambiente
Los resultados del equipo de la UAM, publicados en Palaeontology, muestran que, estudiando el rango de tamaños de fragmentos encontrados en muestras diferentes (distintos yacimientos a escala mundial o zonas diferenciadas dentro de un yacimiento), es posible inferir, grosso modo, la distancia recorrida por los fragmentos de hoja.
“La presencia de fragmentos pequeños en la muestra sugiere que éstos provienen de una zona cercana, mientras que la presencia exclusiva de fragmentos grandes sugiere que han sido transportados una larga distancia”, especifican los investigadores.
Otro resultado que destaca el equipo es la inferencia del ambiente en el que se depositaron los fósiles a partir de la diversidad de tamaño de los fragmentos. “Para esta parte se estudiaron sólo restos de hojas quemadas, ya que la capacidad de flotación es diferente para hojas carbonizadas, hojas secas y hojas frescas”.
En los sistemas acuáticos, debido a que las corrientes de agua provocan una selección por tamaño de los fragmentos, es posible inferir el tipo de sistema acuático donde ocurrió su deposición a partir de un análisis de la variabilidad en el tamaño de los fragmentos.
“Cuanto menos diverso es el tamaño de los fragmentos, mayor es la corriente presente en el ambiente donde se depositaron: en ambientes fluviales los fragmentos son de tamaño poco diverso, mientras que en ambientes lacustres los fragmentos son de muy diverso tamaño”, detallan los autores.
“Este análisis de tamaño de los fragmentos —agregan— se puede aplicar en plantas de cualquier grupo y cualquier edad geológica, por lo que esperamos que sea de gran utilidad para la interpretación de los paisajes del pasado en general”.
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Gráfico explicativo de la metodología propuesta: la combinación de la medición del tamaño de fragmentos de hoja fosilizados y estudios previos sobre el tiempo de flotación según el tamaño de hoja permiten inferir la distancia relativa del hábitat original de la planta a la zona de fosilización, si dicha zona era un lago o un río, y la velocidad de su corriente (rápida o lenta) / Blanco et al. 2022.
Especie frecuente del Cretácico
Como aclara el propio equipo, al centrarse en una especie en concreto, este trabajo contribuye también al conocimiento de la diversidad de su hábitat. “El helecho Weichselia reticulata es un elemento muy frecuente y abundante en muchos yacimientos del Cretácico de Europa y África, haciendo especialmente interesante comprender mejor su contribución al paisaje”.
Los rangos de tamaño de los fragmentos de hoja de esta especie sugieren que este helecho vivía relativamente cerca del lecho de los ríos y de las zonas lacustres donde quedó preservado: se encuentran fragmentos de pequeño tamaño en los ambientes fluviales, y fragmentos de tamaños muy variados en los ambientes más tranquilos.
Por último, la proporción de fragmentos quemados con respecto a fragmentos con otros tipos de preservación es muy elevada, sugiriendo que en su hábitat natural ocurrían incendios recurrentes.
Referencia bibliográfica: Blanco-Moreno, C., Martín-Abad, H., Buscalioni Á.D. 2022. Quantitative plant taphonomy: the cosmopolitan Mesozoic fern Weichselia reticulata as a case study. Palaeontology 65 (6), 10.1111/pala.12627.