La conducta altruista, contrapuesta al concepto de egoísmo, está condicionada por el entorno social, no sólo por la naturaleza de la persona, según un estudio.
El estudio, realizado por investigadores de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y publicado en la revista Scientific Reports, ha sido liderado por Salvador Soto-Faraco, del Centro de Cognición y Cerebro (UPF), Juana Castro Santa (UPF) y Filippos Exadaktylos, de la UAB.
El trabajo se ha planteado si las personas son o no altruistas por naturaleza y si la cooperación es la opción cognitivamente rápida y preferida por los humanos.
Para abordar estas incógnitas algunos estudios se habían centrado en medir los tiempos de respuesta en dilemas de cooperación, asumiendo que los tiempos de decisión más rápidos son los que coinciden con la tendencia natural de la persona.
Según Soto-Faraco, el objetivo fue saber si esta relación entre tiempo de decisión y altruismo dependía del contexto social.
"De ahí que propusimos a los participantes en el estudio un dilema de cooperación social planteado como un juego en el que no sabían cuál sería la decisión de su compañero de juego, aunque se les informaba de sus intenciones en cuanto a la probabilidad de que les traicionara o colaborara con ellos", ha detallado.
A través de este juego basado en un dilema de cooperación, "manipulamos las creencias de una persona sobre las intenciones de cooperar del otro jugador. Cuando la intención de cooperación del socio se percibe como alta, los tiempos de respuesta muestran que aceleran las opciones de cooperación y se desaceleran las opciones de deslealtad", ha afirmado Soto-Faraco.
UN DILEMA DE COOPERACIÓN
El dilema plantea a los participantes escoger entre dos opciones económicas, una supone traicionar al socio (que no conocen) para ganar el máximo de dinero, la otra opción implica colaborar con él y terminar ganando ambos igual.
Si se van variando las ganancias que da traicionar o colaborar, los investigadores observaron que, si la traición da mucho más rendimiento que cooperar, entonces se traiciona más.
"Lo que encontramos es que, dependiendo del contexto social, las respuestas más naturales y rápidas tanto podían ser las altruistas o egoístas. Es decir, más allá de la naturaleza de la persona, el contexto social determinaba qué propensión tendría el participante a colaborar o sacar provecho de los demás", ha precisado Castro.
De este experimento se desprende que, "más allá de preguntarnos si la especie humana tiene por naturaleza rasgos altruistas o egoístas, tenemos un interruptor que nos predispone en un sentido u otro según lo que pensamos sobre las intenciones de las personas en nuestro entorno social", han concluido los investigadores.
Soto-Faraco ha puesto como ejemplo: "si ves que a alguien le cae un objeto en el suelo, quizás le querrás ayudar y, automáticamente, te agacharás y le darás el objeto caído; pero si percibes que esa persona lo ha tirado al suelo expresamente, raramente tendrás la intención de ayudarle".
Estos resultados revelan nuevos planteamientos del papel del conflicto en la toma de decisiones explicados a través de las latencias de respuesta, cuestiona la hipótesis de que la cooperación es la opción intuitiva para los humanos, y ayuda a interpretar y reconciliar correctamente resultados de estudios previos que eran contradictorios, atendiendo ahora al papel del contexto en los dilemas sociales.
