Investigaciones con humanos y animales apuntan a que el impacto de los traumas experimentados por las madres influye en el desarrollo de los hijos, pero una investigación nueva ha descubierto que esta situación se codifica en el ADN y se pasa a las generaciones siguientes.
Las acciones violentas como las que se generan en guerras o ataques terroristas, tienen un enorme efecto sobre la salud mental tanto de los supervivientes como de los que las generan. Las personas implicadas suelen estar a merced de un ciclo pernicioso de pensamientos y comportamientos destructivos.
En un esfuerzo por lograr intervenciones humanitarias más eficaces, el proyecto financiado con fondos europeos MEMOTV (Epigenetic, neural and cognitive memories of traumatic stress and violence) investiga la escala completa del mecanismo que hace que estas experiencias estresantes conformen recuerdos. El equipo responsable publicó recientemente unos resultados que apuntan que las personas que padecen una respuesta negativa a estresores traumáticos pueden transmitirla a futuras generaciones mediante procesos del ADN.
LA FUNCIÓN DE LA METILACIÓN DEL ADN EN LA TRANSFERENCIA DEL ESTRÉS
El equipo de MEMOTV investiga el mecanismo de transferencia a escalas epigenética, neuronal y cognitiva en humanos y estudia el modo en el que estos recuerdos traumáticos provocan sufrimiento mental en distintos contextos culturales.
Los investigadores explican en la revista Translational Psychiatry cómo investigaron cambios genéticos observados en patrones epigenéticos mediante el estudio del estrés maternal durante el embarazo de mujeres de las favelas de Río de Janeiro (Brasil). Los investigadores recopilaron muestras de saliva de 386 personas (abuelas, sus hijas y nietos). También obtuvieron información de abuelas e hijas sobre experiencias violentas en su pareja y su entorno social antes, durante y tras el embarazo.
La combinación de ambos corpus permitió realizar predicciones sobre el ADN de los nietos cuyas abuelas habían experimentado violencia durante el embarazo de sus madres en cinco ubicaciones en genes de regulación circulatoria. Concluyeron que la violencia experimentada durante el embarazo da lugar a actividades del ADN distintas en los niños (metilaciones) en las que el genoma reacciona al entorno activando o desactivando genes. La metilación se produjo con independencia de si la fuente de violencia era un compañero sentimental u otro miembro de la sociedad.
La metilación se considera un mecanismo epigenético, dado que no es la propia secuencia genética la que se altera sino la legibilidad de la información codificada. Los patrones de metilación son un dispositivo evolutivo que facilita que un organismo se adapte a su entorno. En este caso, los investigadores plantean la hipótesis de que los patrones de metilación podrían generar niños más temerosos o más agresivos como resultado de una respuesta de adaptación del comportamiento. Los investigadores sugieren que en el futuro, los patrones de metilación del ADN prenatales podrían utilizarse como biomarcadores de salud psicológica y riesgo de afecciones psiquiátricas.
REMODELAR LA "PLASTICIDAD INADAPTATIVA"
El proyecto MEMOTV partió de la premisa de que el organismo humano al completo, incluidas las partes encargadas de procesar información -encéfalo, y sistemas inmunitario y endocrino- está conformado no solo por las experiencias originales, sino también por las memorias de dichas experiencias. El empleo de un método basado en "estudios de asociación del epigenoma completo" (GWAS) para determinar los patrones de metilación del ADN permitió al equipo ofrecer indicios de que la exposición a la violencia durante el embarazo influye en la actividad genética que se transmite hasta la generación de los nietos. Los cambios duraderos en la organización y la función del encéfalo pueden perpetuarse mientras que una fase denominada "cascada de defensa" puede ponerse en marcha a causa de sucesos y generar, por lo general sutilmente, comportamientos no deseados.
En MEMOTV confían que el conocimiento sobre los mecanismos que desencadenan esta plasticidad inadaptativa permitan prevenir e incluso revertir sus consecuencias, con las ventajas que esto implica para la rehabilitación de perpetradores y víctimas de violencia. Para lograrlo, el equipo se propone seguir investigando en una clínica alemana dedicada a los traumas y los Cuerpos de Paz destinados a Sudáfrica y Burundi. La información obtenida de este estudio se considera representativa de una respuesta humana y la gran variabilidad de los datos permite anticipar que los resultados podrían tener aplicación en el resto de la población.