11 de febrero: Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Desde pequeños tratamos de imitar a nuestros hermanos mayores, a nuestros padres, al profe que destaca por su forma de enseñar. Después, al crecer, estas personas en las que nos fijamos van cambiando y, algunos, pasan a ser ídolos a los que imitamos en su comportamiento e incluso forma de vestir. Da igual el nombre que usemos, llámalo como quieras. Pero de una manera u otra todos tenemos figuras de referencia que nos han ido influyendo -junto con otros factores- a lo largo de nuestras vidas en cómo somos, cómo actuamos y a qué nos dedicamos. Es, sobre todo, a lo largo de la infancia cuando estas figuras nos afectan más, cuando estamos formando nuestra persona y nos encontramos en esos momentos en los que tenemos que decidir qué queremos ser o hacer.

No es extraño que en un país como España, donde el fútbol más que un deporte (y un negocio) -el deporte nacional- es una religión, los niños quieran ser futbolistas: trabajar haciendo algo que te gusta, aparentemente divertido y además recibir cantidades ingentes de dinero por ello. ¿Quién no querría? Pero por si acaso, si a algún niño no se le ocurriese querer ser futbolista existe un plan B y C: policía o bombero (o las tres cosas a la vez, que sería el plan D para los niños).

Y las niñas, ¿qué querrán ser? Enfermeras o veterinarias, por supuesto, como las muñecas de aquel juego que te regaló el tío Antonio por Navidad...

La ciencia y la igualdad de género son vitales para realizar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluidos en la agenda de 2030

En esta línea de referentes, aparte del entorno familiar, una gran parte es responsabilidad de los docentes. Niños y niñas pasan media vida en el colegio. Desde la educación infantil hasta que llegan los cursos donde decidir a qué tipo de materias quieres dedicarte -donde se simplifica hasta el extremo de tener que elegir entre ciencias o letras- es fundamental la impronta que dejan estos docentes ya no solo en la manera en la que imparten el conocimiento, sino la manera, la empatía y el carisma con el que lo hacen, ya que después de los referentes familiares, tienen una gran responsabilidad sobre la trayectoria educativa y profesional que finalmente decidan seguir sus alumnos.

Retomemos entonces la cuestión inicial: ¿a qué quieren dedicar su futuro los más pequeños? Si antes decíamos que los niños quieren ser futbolistas además de médicos e ingenieros, parece que las niñas tienen claro que prefieren una profesión mucho más altruista: ellas quieren ser profesoras, además de enfermeras, médicas o veterinarias. ¿Y en qué se traducen posteriormente estas primeras intenciones? Si avanzamos hasta los estudios superiores, hoy en día en España más del 50% de las matrículas que se realizan en la Universidad son mujeres, pero aunque son mayoría, la proporción por carreras dista de ser igualitaria. En las carreras técnicas y de ciencias la proporción de hombres es muy superior a la de mujeres. ¿Se trata de una mera cuestión de libertad en la toma de decisiones? Veámoslo.

Volvamos ahora a nuestros pequeños futbolistas. Si en el momento en el que nos cuentan su deseo de querer calzar las botas lo primero que hacemos es frustrar sus sueños diciéndoles que no valen para eso, nadie dudaría que actuamos de forma cruel. Y es así, pero desgraciadamente esto no dista tanto del mensaje que la sociedad lanza a la mujer cuando ante igualdad de condiciones de dos candidatos de distinto género ante un puesto se valora mejor la candidatura del hombre o se decide ofrecer menos salario a la mujer. Un reflejo del mensaje que reciben las mujeres en la sociedad actual es el de la chica que le pregunta a la actriz Emma Watson por Twitter que qué puede hacer para cambiar el hecho de que su padre le dice que no puede ser ingeniera porque es una profesión de hombres. A lo que la actriz le respondió: "Hazte ingeniera".

Para cambiar estas tendencias y que las futuras generaciones puedan aspirar a la plena igualdad de género, no queda más remedio que dar visibilidad a este problema que afecta a la mitad de la población. Hay que reivindicar de forma activa el papel de la mujer en todos los aspectos de la sociedad, y especialmente en la ciencia y la tecnología. La Asamblea General de las Naciones Unidas, en la Resolución 70/474/Add.2,1 decide proclamar el 11 de febrero de cada año Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Esto es así puesto que la ciencia y la igualdad de género son vitales para realizar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluidos en la agenda de 2030.

Y aunque la comunidad internacional realiza grandes esfuerzos, todavía queda mucho por hacer. Por ello, cada día 11 de febrero se organizan actividades, no solo dirigidas a mujeres pues la educación en cuestiones de igualdad de género es cuestión de ambos, en las que se trata de poner el foco en el problema de las barreras con las que se encuentran las mujeres a la hora de enfrentarse a la realidad de poder ser lo que quieran ser.

En Principia somos conscientes de esto y desde el comienzo de nuestro proyecto reivindicamos la igualdad de género y la difusión del papel de las mujeres en la ciencia. Mediante la sección 'Mujeres de Ciencia' queremos dar visibilidad a grandes científicas, pioneras, famosas en algunos casos y desconocidas en otros, que con sus aportes han contribuido a llevar la ciencia -y, por tanto, nuestra sociedad- hacia lo que es hoy en día.

Aprovechando el próximo 11 de febrero, en Principia hemos querido organizar una jornada donde invitamos a todos aquellos que quieran unirse contra este problema con el objetivo de fomentar la igualdad de género y la participación de las mujeres en las carreras de ciencia y tecnología.

Podéis encontrar toda la información del evento aquí: http://principia.io/2017/01/24/dia-internacional-de-la-mujer-y-la-nina-en-la-ciencia/

Os esperamos.