Fecha
Autor
María José Álvarez Gil (Catedrática de Organización de Empresas de la Universidad Carlos III de Madrid)

Una teoría comprensiva y coherente que estudia los efectos negativos ligados a las actuales altas tasas de desempleo

El pasado 10 de diciembre de 2010 se entregaron los premios Nobel en la habitual doble ceremonia en Estocolmo (Suecia) y en Oslo (Noruega). En 1895 Alfred Nobel firmaba en su testamento la creación de cinco premios, en Física, Química, Medicina, Literatura, y Paz, pero fue necesario esperar hasta 1969 para que se otorgara el <em>Premio Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel</em>, más conocido como <strong>Premio Nobel de Economía</strong>, dedicado en la actualidad a los logros generales de las ciencias sociales, entre las que se encuentra la economía.
En 2009 uno de los galardones fue para una mujer, Elinor Osrom, que se ha convertido en, hasta la fecha, la única fémina entre las 66 personas premiadas. Lo merecido o no de su premio no es lo que la hace diferente, pues igualmente podría discutirse lo merecido o no de los restantes 65 premiados. Lo es el hecho de que la Academia sueca tuviera en cuenta, por primera vez, a una mujer. El otro ganador fue el norteamericano Oliver E. Williamson, quien, al igual que 51 de los restantes premiados, trabaja en una institución norteamericana. En 2010 se ha reconocido la valía de los trabajos de Peter Diamond, Dale Mortensen, y Christopher Pissarides.

Estos economistas, expertos en el estudio del desempleo y las ineficiencias del mercado de trabajo, han modelizado las dificultades para casar la oferta y la demanda en diferentes mercados, particularmente en el labora

El primero, de 70 años, profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts (EE.UU.), ha sido propuesto por el presidente de EE.UU., Barack Obama, para ser miembro del consejo de la Reserva Federal, si bien a primeros de noviembre de 2010 no se había alcanzado todavía el acuerdo necesario para que el Senado norteamericano aprobara tal nombramiento. El segundo, de 71 años, es profesor de la Northwestern University de Evanston (Illinois, EE.UU.), y el tercero, y más joven, es el Prof. británico-chipriota, de 62 años, docente e investigador en la London School of Economics, donde es catedrático de la Facultad de Economía y Director del Programa de Investigación sobre Macroeconomía en el Centro para el Desempeño Económico[1].

Además de ser varones, vinculados estrechamente a los EE.UU. y de su larga trayectoria investigadora, -recordemos el comentario del también Premio Nobel 2010 en Literatura, Mario Vargas Llosa, señalando que estos premios se otorgan cuando ya eres muy mayor-, el elemento que comparten, y por el que han recibido este importante reconocimiento, - dotado con 10 millones de coronas suecas, unos 1,08 millones de euros-, es su preocupación por las paradojas relacionadas con el funcionamiento del mercado cuando, tanto en momentos de crisis, como en épocas de crecimiento económico, se presentan altos índices de desempleo al mismo tiempo que existe un número importante de vacantes. En cuanto a lo merecido del premio, parece existir un acuerdo unánime en torno a la relevancia y aplicabilidad de los trabajos de estos tres investigadores, con independencia de que una vez más se premie a varones, y de que una vez más se prefiera la zona de influencia anglosajona.

Los galardonados abordan la inquietud existente entre los ciudadanos y ciudadanas de a pie cuando éstos constatan que oferentes y demandantes de empleo no se pueden encontrar directamente en economías de mercado. Pensemos, a modo de ejemplo, en una empresa que busca cubrir vacantes y para ello inicia un proceso de búsqueda, el cual le exige tiempo, recursos y en muchos casos intermediarios, sin que esté garantizado que la oferta de trabajo llegue a los y las posibles interesados en ocupar las vacantes, ni que se encuentre a las y los más interesantes y adecuados para cada puesto. ¿Quién o qué podría ayudar a resolver estas situaciones? ¿Quién o qué dificulta la resolución? Gobiernos y ciudadanos no parecían encontrar las respuestas adecuadas usando los modelos económicos neoclásicos.

Diamond, Mortensen y Pissarides han demostrado científicamente la existencia de costes de búsqueda de empleo, los cuales pueden perturbar profundamente el funcionamiento correcto de los mercados. Estos economistas, expertos en el estudio del desempleo y las ineficiencias del mercado de trabajo, han modelizado las dificultades para casar la oferta y la demanda en diferentes mercados, particularmente en el laboral. Su formalización, conocida como modelo DMP, estima la influencia sobre el empleo de diferentes variables como la tasa de interés, el seguro de desempleo, y los costos de contratación y despido. Sus trabajos se encaminan a determinar si las fricciones o desencuentros entre quienes buscan trabajo y quienes lo ofrecen incentivan la intervención gubernamental, a través de políticas económicas determinadas, y si dicha intervención juega un papel determinante en eliminar algunas de estas fricciones o desencuentros. Es decir, pretenden ofrecer respuestas a las preguntas planteadas por gobiernos y ciudadanos: ¿Quién o qué podría ayudar a resolver estas situaciones? ¿Quién o qué dificulta la resolución?

Entre las conclusiones alcanzadas pueden citarse las siguientes:

  • prestaciones por desempleo más generosas dan lugar a un mayor desempleo y a periodos de búsqueda de empleo más largos. No obstante, el bienestar puede aumentar y se puede contribuir a un mejor funcionamiento del mercado de trabajo, -pues se puede prolongar la búsqueda de empleo hasta lograr el resultado más eficiente-, si se mantiene cierto nivel de prestaciones,

  • los costes por indemnización son menos perjudiciales para el empleo que las trabas burocráticas,

  • el nivel de empleo y el bienestar pueden aumentar simultáneamente si se fija correctamente el salario mínimo,

  • la mejora de la intermediación laboral y de las políticas activas de empleo son claves para combatir el desempleo.

En definitiva, y de acuerdo con los Premios Nobel de Economía 2010, la intervención gubernamental en un mercado de búsqueda como el laboral es necesaria, pero no suficiente, para eliminar algunas de las fricciones. Estos resultados son muy importantes, dada la enorme relevancia de poder estimar los posibles impactos de la intervención gubernamental en un mercado laboral: desde el punto de vista político, el desempleo es una de las variables que más pesan en las decisiones de voto, pero actuar sobre el desempleo puede tener asociados unos costes y beneficios que los políticos deberían también saber identificar y estimar de antemano.

Así pues, podemos señalar que los modelos neoclásicos del mercado de trabajo no lograban explicar de una manera convincente la existencia del desempleo involuntario y duradero, en parte porque se consideraba que el mercado de trabajo era un mercado centralizado en el que la información fluía de empresas a trabajadores y viceversa, sin coste alguno. Los estudios de los premiados describen el proceso que conduce al equilibrio en el mercado, poniendo de relieve que existen costes de búsqueda, y que ellos pueden ser la causa del desempleo friccional o desequilibrios en el mercado. Además, sus teorías otorgan a los analistas la posibilidad de estimar los efectos de las políticas económicas encaminadas a la reducción del desempleo involuntario y persistente, y, lo que es esencial, tanto por el lado de la oferta como por el de la demanda,

Su descripción del proceso, siendo innovadora, puede relacionarse con otros trabajos previos emprendidos desde el ámbito de estudios de la Economía de las Organizaciones y, de algún modo, puede considerarse deudora de los tres galardones otorgados a los investigadores Stigler (Premio Nobel 1982) y Coase (Premio Nobel 1991), ambos de la Universidad de Chicago, y Williamson (Premio Nobel de 2009) de la Universidad de Berkeley, California.

Como es conocido, Stigler fue un pionero de la "economía de la información" y de la "economía de la regulación". Asoció las variaciones de precios entre mercados a la existencia de información pertinente, señalando cómo los mercados que son poco transparentes tienen su consecuencia en altos precios y en grandes beneficios para los agentes que disponen de información. Los costes de la información mantienen una estrecha relación con los costes de búsqueda de empleo.

Por su parte, debemos a Coase el descubrimiento y clarificación del significado de los "costes de transacción" y los derechos de propiedad para la estructura institucional y el funcionamiento de la economía.

En cuanto a Williamson, se le considera el principal defensor de una visión integrada entre teoría económica, teoría de la organización y doctrina jurídica, a la que propone como aparato conceptual alternativo al modelo neoclásico. Para este economista, la asignación de los recursos económicos depende más de las organizaciones que del sistema de precios. La organización o empresa tiene como objetivo la reducción de los "costes de transacción", al igual que individuos y empresas intentan minimizar los costes de búsqueda asociados a la búsqueda de empleo y las asignaciones ineficientes de trabajadores y trabajadores a puestos de trabajos vacantes. Otra forma de gobierno de las transacciones económicas es el mercado y otra los contratos. Empresa, mercados y contratos son tres formas alternativas de gobierno para la reducción de los costes de transacción. Las políticas económicas pueden influir en los mercados y en los contratos, a la par que sobre los costes de transacción, entre ellos, los de búsqueda de empleo.

De lo anterior se puede desprender que los costes de búsqueda en el mercado de trabajo, elemento principal en la investigación galardonada con el Premio Nobel de 2010, pueden ser interpretados como un caso particular de costes de transacción que se quieren reducir. Con este premio se vuelve a tener en cuenta a la línea de investigación que defiende que la gobernanza eficiente depende de la organización y la administración, de cómo gestionan los costes de transacción, y no de la propiedad, como ya han demostrado Williamson y Olstrom (ambos Premios Nobel 2009), ésta última al defender el papel de las empresas en la resolución de conflictos y a través de sus análisis sobre cómo las transacciones económicas se realizan no sólo a través de los mercados, sino también dentro de las empresas, asociaciones y familias (*).

(*) No podríamos concluir esta breve reseña sin mencionar que el modelo DMP y la teoría de la búsqueda han sido utilizados, con éxito, en otros mercados tales como el inmobiliario, el financiero o incluso el de los matrimonios y los divorcios.



[1] Una descripción divulgativa de los tres premiados ha aparecido, entre otras, en las siguientes páginas web:

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