Telefónica y Vodafone lanzan los primeros servicios de UMTS

Los sistemas de comunicaciones móviles celulares han tenido un crecimiento explosivo en los últimos años. Desde la aparición de los sistemas móviles digitales, y en particular desde el lanzamiento comercial de GSM en 1991, hasta la actualidad, se ha multiplicado por 100 el número de abonados móviles. Se espera que a finales del 2004 se alcancen los 1400 millones de abonados, produciéndose una sustitución paulatina del tráfico vocal de las líneas fijas por las móviles.

Este tipo de crecimiento, la utilización masiva, y hasta cierto punto inesperada, del servicio de mensajes cortos (SMS), con más de 350 000 millones de mensajes enviados en el año 2002 y el comportamiento del mercado japonés en la utilización de móviles multimedia, creó una euforia desmedida en el mundo de la telefonía móvil. Esta euforia llevó a una precipitación en el desarrollo de sistemas de tercera generación, con capacidades de transmisión de datos a alta velocidad y servicios multimedia avanzados. Adicionalmente, la mayoría de los gobiernos europeos, pensaron que las comunicaciones móviles les permitirían financiar parte de su deuda, y así se produjeron subastas disparatadas. Entre Alemania e Inglaterra se llegaron a los 80 000 millones de ? en las subastas de las licencias para la tercera generación en el año 2000.

Los importantes desembolsos para hacerse con estas licencias, junto con la necesidad de prever fuertes inversiones en la red, ocasionaron un elevado endeudamiento en las operadoras, y puso en peligro la viabilidad financiera de alguna de ellas. Consecuencia de todo esto ha sido una fuerte crisis en el sector, durante los últimos años, especialmente entre los fabricantes de equipos. Adicionalmente, las tecnologías de 3ª generación no acababan de estar suficientemente maduras, por lo que el despliegue de la red ha ido sufriendo sucesivos retrasos. Esto ha llevado a que no se hayan cumplido las cláusulas de las subastas o de los concursos, especialmente en lo que se refiere a inversiones, creación de mano de obra, etc. En España se comprometieron inversiones de 16 300 millones de euros y la creación de 36.000 puestos de trabajo directos en 10 años. Durante estos últimos años se han renegociado varias veces los compromisos adquiridos tanto en las inversiones, los puestos de trabajo, la creación de centros de I + D y las exigencias de cobertura.

Estos retrasos hicieron que se desarrollaran y desplegaran los denominados sistemas de generación 2,5 a partir del año 2001, con la tecnología GPRS orientada a la comunicación de datos, y con unos costes de implantación muy pequeños, al no tener que sustituir los elementos radio. Por otro lado, a partir de ese mismo año se produce un espectacular incremento en el uso de las tecnologías de conexión inalámbricas, fundamentalmente en las redes de área local sin hilos (WLAN). La estabilización del estándar IEEE 802.11, su utilización en bandas de frecuencias para las que no es necesario una licencia, y el acuerdo entre fabricantes del mundo de la informática, en el denominado Wi-Fi (Wireles Fidelity), con la consiguiente reducción de precios, ha llevado a una proliferación de estas tecnologías de acceso especialmente para ordenadores portátiles. Este tipo de soluciones puede suponer un serio competidor para los sistemas móviles de 3ª generación.

En su momento se pensó que la 3ª generación de comunicaciones móviles podría ser un sistema universal con la misma tecnología en todo el mundo. Como tal, y con el nombre de IMT 2000 fue propuesto por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, Sin embargo, los intereses comerciales y estratégicos, han impedido la existencia de un único sistema de tercera generación, surgiendo varias propuestas no siempre compatibles, entre las que cabe destacar la europea con el sistema UMTS y la americana con el sistema CDMA 2000.

En sí, la aparición de nuevas tecnologías, como ha podido ser GPRS, o ahora UMTS, no implica un crecimiento de la demanda. Los principales incrementos en la utilización de los sistemas de comunicaciones móviles, se han producido por elementos de mercado, como la aparición de la competencia, el uso de tarjetas prepago (más de la mitad de los abonados en España), la mensajería SMS y actualmente los servicios multimedia MMS.

Por otro lado, las compañías operadoras de telefonía móvil no pueden seguir basando su estrategia en incrementar el número de clientes, especialmente en Europa. Como es fácil de suponer, el número de usuarios no está distribuido uniformemente en el mundo, mientras en Europa se ha alcanzado una penetración del 85% de la población, en EE.UU. no se llega al 50 % y en China es del orden del 17 % y es totalmente residual en países del tercer mundo. Por lo tanto, mientras es posible un crecimiento importante del número de usuarios en otras partes del mundo, esto no es posible en Europa. La única expectativa de crecimiento por parte de estos operadores, o al menos de mantener los ingresos, es mediante la oferta de servicios multimedia y de transmisión de datos.

El lanzamiento durante este año del sistema UMTS en todos los países de Europa, primero mediante tarjetas para ordenadores y posteriormente con la aparición de teléfonos móviles, parece despejar el futuro de estas tecnologías, proporcionando acceso móvil de banda ancha. Sin embargo, existen serias dudas sobre la demanda de estos sistemas si no se completan con servicios y nuevas aplicaciones a un precio razonable y con una calidad asegurada.

Con respecto a la calidad, hay que indicar que la velocidad de transmisión de datos máxima prometida por UMTS de 2 Mbits/s tardará todavía bastante en llegar y sólo se conseguirá en entornos muy controlados y para usuarios estáticos. La velocidad actual máxima será de 340 Kbits/s y siempre que las redes instaladas y los terminales funcionen correctamente.

En lo referente al precio, es necesario un rápido abaratamiento en la transmisión de datos si se quiere competir con otras soluciones, e incluso la aparición de sistemas prepago, que tan buenos resultados han dado en los sistemas de segunda generación.

Finalmente, los servicios y aplicaciones son los aspectos fundamentales en el posible éxito de esta tecnología. Actualmente no están suficientemente definidas cuales van a ser las aplicaciones que van a demandar el uso de una capacidad elevada. En encuestas realizadas a los usuarios no se han detectado nuevas necesidades de servicios. Las principales aplicaciones demandadas son: mensajería normal y multimedia; descarga y envió de imágenes, sonidos y video; y sobre todo acceso a Internet. Es para estas últimas aplicaciones donde se utilizará la tecnología UMTS. Por otro lado, va a ser necesario ofrecer al mercado servicios diferentes de una forma casi continua y estimar su viabilidad y posible beneficio en función de la demanda inicial de los mismos. Para poder llevar esto a cabo, tienen que aparecer nuevos proveedores de servicios, aplicaciones de valor añadido y contenidos, capaces de ofrecer ese dinamismo al mercado.

Las previsiones del número de usuarios de UMTS en los próximos años son quizás demasiado optimistas, pues se espera llegar a los 100 millones en el año 2006. Esto sólo será posible si se conjugan los tres elementos mencionados anteriormente: calidad, precio asequible y nuevos servicios.