Fecha
Autor
Jaime del Val (<a href="http://www.reverso.org " target="_blank">Instituto REVERSO</a>)

Tecnologías del Poder, Control de los Cuerpos y Espacios Críticos para la Investigación Transdisciplinar

<strong>TECNOLOGÍAS DEL PODER</strong> <br /><br />El <a href="http://www.reverso.org/TTC.htm" target="_blank">Taller Nómada de las Tecnologías del Cuerpo</a> es una iniciativa de <a href="http://www.reverso.org/" target="_blank">REVERSO</a> en el que nuevas tecnologías, disciplinas artísticas, pensamiento crítico y activismo convergen en un único espacio crítico de reflexión, debate, intercambio, producción, investigación, formación, difusión y archivo.
El taller estudia las relaciones implícitas entre la tecnología y los discursos culturales en los que se enmarca el pensamiento, la forma en que ambos son constitutivos de formas determinadas de pensar, representar y experimentar el cuerpo y el mundo, entendidos como procesos en los que se desarrolla nuestra experiencia.

El taller va más allá de poner las tecnologías más avanzadas al servicio del arte y el pensamiento: intenta mostrar como la tecnología es a la vez producto y efecto del discurso y la representación, y pone de manifiesto que esta relación implícita tiene un carácter netamente político, por la forma en que a través de ella se construyen las grandes dominaciones y se articulan las normativas culturales que definen un territorio para los sujetos soberanos y otro para los abyectos. Tecnologías del cuerpo hace así referencia, en el sentido propuesto por Michel Foucault, a las tecnologías biopolíticas de regulación de los cuerpos y los sujetos, y a las posibilidades de articular resistencias frente a estos dispositivos.

Actualmente el cuerpo, la realidad y la vida están sometidos a un creciente proceso de formalización en el marco de las nuevas tecnologías

Actualmente el cuerpo, la realidad y la vida están sometidos a un creciente proceso de formalización en el marco de las nuevas tecnologías, mientras son relegados a la trastienda de una ficción hiperreal y mediática impenetrable. ¿Qué estandarización de cuerpos/sujetos produce la sociedad postglobal neoliberal? ¿Puede la vida ser formalizada por entero?

En las últimas décadas el cuerpo ha sido un campo activo de contestación de territorios normativos tanto en lo artístico como en lo teórico o en lo político. Por otro lado las nuevas tecnologías digitales son un escenario de reconfiguración de territorios corporales e hibridaciones disciplinares.

FORMATO HÍBRIDO Y ESPACIO TRANSDISCIPLINAR

No se trata solo de coexistencia de disciplinas (multidisciplinariedad) e interrelaciones entre ellas (interdisciplinariedad), sino de hibridaciones y cruces, de nuevas disciplinas fronterizas facilitadas en muchos casos por la propia tecnología: entre disciplinas artísticas (música, artes visuales, cine, arquitectura, danza y performance), entre estas y el pensamiento crítico, entre todas ellas, la producción tecnológica y otras disciplinas, (médicas, de las ciencias de la comunicación), y en fin con la propia acción política.

Habitualmente en la investigación tecnológica se asumen una serie de lugares comunes de la cultura, categorías que vienen dadas como naturales y que sin embargo tras un escrutinio adecuado se nos revelan como efecto de procesos históricos, que llamamos construcciones culturales, como el género, la sexualidad o la raza.

Steim-Michel Waiswisz. The Hands

En los proyectos de investigación tecnológica no hay generalmente un filósofo a mano que alerte sobre estos lugares comunes, que a menudo se asumen sin cuestionarlos en la investigación, de modo que esta se asienta sobre premisas cuestionables.

Por otro lado existe una reticencia tradicional a quebrar las divisiones disciplinares en una cultura de la creciente especialización, cuyo motor en esencialmente económico, dominado por las fuerzas del mercado, que articulan la investigación en todos sus aspectos: inducen tanto la especialización (dificultando o imposibilitando los cruces disciplinares) como el fin al que está orientada al exigir objetos rentables de aplicación inmediata: desde tecnologías de regulación de la sexualidad como el viagra en la industria farmacéutica, pasando por tecnologías de diseminación de la cultura del ocio en los videojuegos, a tecnologías militares y de vigilancia, directamente vinculadas al control.


Así la cuestión de la transdicisplinariedad es también una cuestión netamente política, de política cultural, de economía política y de políticas científicas y de investigación. El Taller es en ese sentido una forma de resistencia y una práctica oposicional dentro de un conjunto de espacios regulados, e intenta situarse a lo largo de las múltiples fronteras que regulan esos espacios, actuando sobre ellas, generando efectos impredecibles.

CUERPOS CONSTRUIDOS - CUERPOS INTENSIVOS

El Taller propone una reflexión entorno al cuerpo como construcción cultural problemática en la que se articulan las principales líneas del poder en la sociedad tardocapitalista. Se trata de un poder implícito reproducido en normas que son efecto de procesos históricos específicos, pero han adquirido carácter universal o natural, como el género y el sexo, construidas a través de discursos médico-científicos y de las tecnologías específicas sobre las que se articula la investigación.

El poder en la sociedad tardocapitalista ya no se juega desde las políticas del estado ni las instituciones de la sociedad disciplinar. Tampoco se limita a los mecanismos de vigilancia, emblemas de la sociedad del control, las cámaras ubicuas. Sus mecanismos se anclan en un entramado más profundo: en la manera en que se articulan desde los cimientos las tecnologías en las que estamos inmersos, las tecnologías que somos y nos dan cuerpo, en nuestro caso, junto a las tecnologías médicas, sobre todo las nuevas tecnologías de la comunicación y el transporte y en particular las tecnologías digitales: todas ellas definen el ámbito de actuación de la estandarización y simulación de cuerpos y territorios en nuestra sociedad-mercado de la especulación-virtualización.

No hay que confundir el mapa con el territorio: no hay que confundir la realidad con las representaciones discretas que hacemos de ella, el cuerpo con la anatomía. Toda simulación implica ya un proceso de reducción. En la cultura digital se ha naturalizado la retícula cartesiana en un mundo convertido todo él en realidad virtual inmersiva, en el que cada vez es más difícil distinguir nuestra experiencia de la mediación tecnológica reducida que trabaja al servicio de las fuerzas del mercado.

Existe una reticencia tradicional a quebrar las divisiones disciplinares en una cultura de la creciente especialización, cuyo motor en esencialmente económico, dominado por las fuerzas del mercado

El Taller propone considerar la tecnología como proceso intrínsecamente ligado a nuestro pensamiento, como productora y efecto de formas y de representaciones: la tecnología no es un instrumento inocente al servicio de nuestro libre albedrío, sino que alberga en sí, de forma implícita y a menudo explícita, las formas del discurso que la han hecho posible, y viceversa: pensamiento y tecnología se construyen en un proceso de realimentación mutuo. Ya Nietzsche decía que su pensamiento era distinto si escribía a mano o a máquina, una temprana expresión de la relación entre tecnología y pensamiento como proceso encarnado, corporal.

Así, por ejemplo, el escritorio de Windows es una metáfora que implica la simulación de un escritorio real en un plano de coordenadas cartesianas, de representaciones discretas de la realidad, que no deben confundirse con la realidad misma, y el escritorio es en sí una metáfora de sociedades coloniales en tiempos postcoloniales, una forma específica de ordenar y producir el conocimiento, de hacerlo posible, de darle forma, es una tecnología que da forma al pensamiento y al cuerpo en unos canales determinados: click, arrastra, aprieta la tecla control... acciones causa efecto, muy alejadas de la radical apertura del lenguaje no verbal y corporal, el del cuerpo que gesticula o baila. El software y el hardware definen la articulación de los estratos más ínfimos de la materia.

La forma en que pensamos la propia materia podemos analizarla como producto de tecnologías concretas de la representación: desde el siglo XV, con el uso de la tecnología de la cámara oscura y la lente, se inició un estilo realista en la pintura que luego tuvo su continuación en la fotografía, el cine y el video: desde el microscopio al telescopio la cámara, o ciertos usos de ella, se ha convertido en paradigma de objetividad, marco esencial para entender la materia como conjunto fijo de formas reconocibles. Este uso de la cámara ha sido una piedra angular en la constitución de discursos y narrativas culturales en los que la definición de materia como realidad objetiva es esencial para dar forma al dualismo cuerpo-mente y cuerpo-alma e instituir un sujeto abstracto inscrito sobre un tipo de cuerpo determinado (masculino, heterosexual de clase media-alta, blanco, adulto y sano), y constituyendo en su reverso cuerpos subalternos y abyectos (mujeres, gays, lesbianas, transexuales, negros, etc.).

Por último proponemos que toda experiencia es una experiencia encarnada, somos cuerpos que piensan, sienten, desean: cuerpos que podemos entender no como materia bruta sino como campos relacionales de fuerzas, cuerpos intensivos, comunicantes: desde la física de partículas y la mecánica cuántica, pasando por nuestras neuronas, hasta nuestras interacciones sociales, y más allá, a las fuerzas que rigen las relaciones de las estrellas y galaxias, la propia ciencia contemporánea aporta herramientas para pensar el mundo en términos de fuerzas relacionales, intensidades entre cuyos efectos podemos entender la materia.

Este ser encarnado implica una multiplicidad de formas de pensamiento y experiencia, más allá del logos: el pensamiento musical, el visual, el del cuerpo que baila, todo el espectro de la comunicación no verbal, y muchos más.

Múltiples formas de ser cuerpo que no pueden reducirse a la lógica falogocéntrica de nuestra cultura, y donde los modelos actuales de Inteligencia Artificial y simulación fallan por completo.

Las teorías de la propiocepción, de la cognición enactiva y de las neuronas espejo abundan en esta comprensión de nuestra experiencia como cuerpos, del pensamiento y el conocimiento como procesos encarnados. Pero hacen falta nuevos paradigmas para entender estos procesos más allá de los viejos dualismos cuerpo-mente y cuerpo-alma así como cuerpo-entorno: el cuerpo se expande y es uno con el territorio y el espacio que habita: en nuestra sociedad neoliberal cuerpo y territorio están ambos sometidos a los mismos procesos de estandarización, formalización y colonización.


El cuerpo intensivo abre también el horizonte de las infinitas posibilidades de redefinir el cuerpo: no solo a través de cirugía, fármacos o prótesis cibernéticas, sino transformando los dispositivos de representación, de comunicación, de sensación y experiencia encarnada, como ocurre en los sistemas interactivos, en las nuevas formas de representación visual y de lenguajes sonoros y corporales en el arte digital.

Por ejemplo en la confluencia de danza y tecnología experimentamos que moverse en un sistema interactivo que captura y analiza el movimiento para transformar el entorno audiovisual, puede inducir transformaciones importantes en la propiocepción y dar lugar a nuevas formas de movimiento, de percepción, de conciencia, de escucha y de visión: la combinatoria intersensorial, intermodal se recombina en un horizonte infinito de posibilidades y da lugar a nuevas formas de conocimiento y pensamiento, a proyectos nuevos de cuerpo.

El Taller propone considerar la tecnología como proceso intrínsecamente ligado a nuestro pensamiento, como productora y efecto de formas y de representaciones

Esto tiene aplicaciones de hecho más allá del arte, por ejemplo en la rehabilitación o la medicina. El trabajo con niños autistas ha dado interesantes resultados en varios proyectos internacionales demostrando el potencial de generar entornos comunicativos y relacionales nuevos, cuestionando la línea que separa lo normal, natural y sano, de lo anormal, abyecto y enfermo.

En nuestro contexto de homogeneización global donde el poder se instaura en propagaciones víricas de formas no verbales, estándares del cuerpo, es aun más importante la libertad de formas que la libertad de ideas: urge la articulación de nuevos proyectos de cuerpo para una sociedad realmente plural en la que la fachada de la democracia no sea una máscara para tapar los efectos de las fuerzas del mercado global.

El taller plantea la posibilidad no solo de producir nuevas anatomías, nuevos tipos de cuerpo en los que se reconfiguran los binarismos de género y sexo biológico como cartografías del poder, sino también la posibilidad de producir tecoestéticamente cuerpos pos-anatómicos difusos, que desafíen los mecanismos de asimilación y estandarización del neoliberalismo al tiempo que dinamitan el organismo disciplinar social entendido como arquitectura de poderes hegemónicos: cuerpos metasexuales y pangénero en los que se redefinen los límites constitutivos de la sexualidad, la intimidad, la raza, la capacidad, la edad o la forma corporal.

En esta línea abundan los proyectos actuales de REVERSO, en los que se utilizan cámaras de vigilancia inalámbricas colocadas sobre el cuerpo desnudo para producir una representación amorfa y desenfocada del cuerpo, un cuerpo amorfo y expandido en sistemas interactivos y con intervenciones urbanas (http://www.reverso.org/Anticuerpos-DISOLUCION.htm y
http://www.reverso.org/Anticuerpos-microdanzas.htm) como una arquitectura visual-espacial-sonora que apela a la mirada deseante más allá de todo marco normativo. En el Taller los participantes tienen la posibilidad de experimentar con las cámaras sobre el cuerpo y esto ha dado lugar a experimentos interesantes e inéditos, como en el último taller en Santiago de Chile en octubre de 2008. El resultado, más que una mimetización y "creación de escuela" basada en la tecnologías y estéticas producidas por REVERSO, apunta a una proliferación de apropiaciones subversivas de tecnologías de control en un horizonte diferencial impredecible.

Una proliferación de cuerpos que desafíen la estandarización implica la producción de tecnologías que se desarrollen bajo un signo distinto de aquel que rige la industria contemporánea, de las tecnologías de mercado: una economía política de los cuerpos y un pensamiento tecno-científico radicalmente nuevos que alienten una pluralidad rizomática, que cuestione los dualismos normativos de género-sexo y las formas hegemónicas de dominación. Hacen falta, en fin, formas efectivas de resistencia a una economía omnipotente que prolifera bajo el signo cool de la pseudo-democracia, hacer surcos y fisuras en la pantalla total de nuestra "sociedad de la información".



Bibliografía

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