En la Sierra del Rincón, en el norte de la Comunidad de Madrid, hay más de cien plantas medicinales y pueden haber más, según la química Carolina Díaz Bueno, quien ha realizado varios estudios sobre la biodiversidad de esta zona ubicada en esa Reserva de la Biosfera.
Díaz, licenciada en Químicas -con especialidad en Química Agrícola- y Experta universitaria en plantas medicinales por la Facultad de Farmacia de la Universidad de Salamanca-, conoce la Sierra del Rincón desde hace varios años cuando decidió establecerse allí.
SENDA BOTÁNICA
El desarrollo de una cooperativa con varios amigos dio paso a su propio proyecto, ‘El Rincón Silvestre’, "un aula educativa que aglutina varias actividades siempre con un eje centrado en las plantas medicinales".
El aula "abarca distintas asignaturas", sostiene Díaz en entrevista con EFE, "pero siempre con las plantas medicinales y sus principios activos como eje central".
Se incluyen temas de botánica, de cosmética, de fitoterapia, de elaboración de productos, de aceites esenciales, todas con el mismo hilo conductor.
Una de las actividades botánicas es la ‘Senda de plantas medicinales‘, un recorrido de unos ocho kilómetros aproximadamente por diferentes parajes de Prádena del Rincón camino a Horcajuelo y Montejo de la Sierra.
La primavera lluviosa ha permitido que crezcan y florezcan este año muchas plantas y en el camino se encuentran multitud de flores como las de la ‘milenrama’ o "Achillea millefolium", apropiada para dolores de la regla y articulaciones, entre otros, señala la experta.
Pocos pasos más adelante hay multitud de amapolas rojas, cuyos pétalos en infusión son relajantes y antitusígeno. La semilla se utiliza en la bollería, pero los pétalos se pueden secar para utilizarlos durante todo un año, añade.
Del rosal silvestre o rosa canina, que este año gracias a las lluvias está en todo su esplendor, se utiliza el escaramujo (también conocido popularmente como ‘tapaculo’), dice Díaz, y explica que las cualidades de esta parte de la planta se obtienen prensando sus semillas interiores para obtener un buen astringente -por los taninos- o para los resfriados y gripes -por la vitamina C-.
BOTIQUÍN CON PLANTAS MÁS COMUNES
Díaz anima a los asistentes a la caminata a tener un mínimo de plantas medicinales en sus hogares, "aquellas más elementales, que sirven para aliviar los males más comunes como catarros, gripes, alergias, picaduras, golpes, entre otras dolencias".
O aquellas plantas que tradicionalmente se han utilizado como antibacterianas cuando no existían las neveras, o los condimentos que actualmente se compran en pequeños botes en los supermercados, dice, como el tomillo, el orégano, la hierba buena, la melisa, la manzanilla, el laurel...
El tomillo, añade Díaz, "deberíamos tomarlo todos los días en infusión para prevenir los resfriados" porque es un gran antibiótico natural además de digestivo.
Antiguamente esta hierba se utilizaba como antibacteriano para la carne y la matanza, para comidas pesadas o para curar las aceitunas, señala, y añade, que como cualquier planta, los principios activos se aprovechan mejor cuando está en flor.
Unos metros más adelante hay numerosos ejemplares de cantueso, característico del norte de la Comunidad de Madrid al estar ligado a los suelos no calizos de esta zona.
Siguiendo la senda, hay gordolobo (Verbascum thapsus) para la tos y el aparato respiratorio; sauco (Sambucus) -un suero para todas las infecciones-; menta (Mentha) -una herbácea también conocida como sándalo- muy buen digestivo en infusión y sus hojas propicias para frotar en la piel en caso de picor.
LA HIERBA DE SAN JUAN
Díaz sostiene que la infusión de la flor del trébol rojo viene bien para la menopausia y la de la manzanilla para el sistema digestivo.
La senda coincide con el Día de San Juan, y la planta conocida con ese nombre o hipérico (Hypericum perforatum) está en todo su esplendor con una flor amarilla intensa muy conocida como antidepresiva o como cicatrizante.
A lo largo del recorrido hay sauce -la aspirina natural por su contenido en el principio activo de la misma, el ácido acetilsalicílico-, pero que al contrario de muchas plantas, se saca de la corteza y se recoge antes de que salga la hoja.
Pero también cardo mariano, castaño de indias, cicuta, bardana, ortiga o lúpulu -que se utiliza para hacer cerveza.
Termina explicando que entre las plantas frondosas está el nogal -del que se puede aprovechar toda la planta, la fruta, la hoja o la corteza-, o el roble.
La experta concluye que desde niña tuvo claro que quería vivir en el campo, porque desde muy pequeña sus abuelos la llevaban a un pueblo de Ávila.