¿Qué nos enseña el cielo en otoño? Un cometa, cuerpos celestes y planetas y alguna que otra lluvia de estrellas
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¿Qué nos enseña el cielo en otoño? Un cometa, cuerpos celestes y planetas y alguna que otra lluvia de estrellas

Otoño. Fin y principio. Ciclos que se cierran y ciclos que comienzan. Y cosas que permanecen imperturbables... ¿el cielo es una de ellas, o no? No.

Es cierto, como señala Raúl Gómez Herrero, profesor de la Universidad de Alcalá (UAH) y miembro del grupo de investigación Space Research Group (SRG), que el cielo nocturno de otoño no suele ser tan conocido y atractivo para los observadores ocasionales como el estival, pero sigue siendo interesante para los amantes de la astronomía. Este año incluso podría incluir alicientes poco frecuentes, como la aparición de un cometa observable a simple vista: se trata del cometa 46P/Wirtanen, que pasará por el perihelio (máxima proximidad al Sol) el 12 diciembre, alcanzando poco después, su máxima aproximación a la Tierra. Si se cumplen las previsiones, se hará observable a simple vista mientras cruza Tauro y las constelaciones vecinas.

¿Qué podemos contemplar en nuestro cielo de novedoso? Para empezar, estrellas: "durante los meses de verano, en los cielos del hemisferio norte destaca cerca del zénit un conocido asterismo llamado triángulo de verano, formado por Deneb en el Cisne, Vega en Lira y Altair en el Águila. Estas tres estrellas brillantes y fácilmente reconocibles seguirán siendo visibles durante la primera parte de las noches otoñales, aunque gradualmente a menor altura sobre el horizonte oeste. Por el contrario, veremos surgir por el horizonte este la constelación de Tauro y más tarde el cazador Orión, que alcanzará su máximo esplendor durante las noches de invierno. En Tauro no debemos perdernos el cúmulo abierto de las Pléyades o las Cabrillas, visible a simple vista por encima de la rojiza y brillante Aldebarán (el ojo del toro). A menudo se utiliza este grupo de estrellas jóvenes situadas a 444 años luz de la Tierra, para poner a prueba la agudeza visual del observador. Somos capaces de contar a las 7 hermanas, o incluso superar este número", señala el experto de la UAH.

La constelación de Andrómeda y sus vecinas Pegaso y Casiopea alcanzan excelentes condiciones de visibilidad en otoño, ofreciendo la mejor ocasión del año para observar la galaxia de Andrómeda cerca del zénit. "Esta galaxia espiral dista tan solo 2,5 millones de años luz de la Vía Láctea, siendo visible a simple vista desde cielos rurales con suficiente oscuridad y fácilmente observable con prismáticos y pequeños telescopios. Con el mismo tipo de instrumental podemos observar el cúmulo doble en la vecina constelación de Perseo, y la galaxia del triángulo (M33), en la constelación del mismo nombre. En Pegaso destaca M15, uno de los cúmulos globulares más antiguos de nuestra galaxia".

Hacia el noreste despunta Capella, la estrella más brillante de la constelación de Auriga (el cochero y la sexta más brillante del cielo, que permanecerá visible durante toda la noche. Mirando hacia el sur, el cielo está poblado por varias constelaciones que guardan una relación mitológica con el agua: el Delfín, Capricornio (la cabra-pez), Acuario, Piscis, la Ballena y Erídano. "En general todas ellas son estrellas bastante débiles, destacando por su brillo, la solitaria Fomalhaut (en árabe, la boca del pez). Esta región también contiene varios objetos interesantes para observación con telescopio o la astrofotografía, como el cúmulo globular M2 o la nebulosa planetaria de la hélice".

¿QUÉ PLANETAS SE VERÁN?

Dada su proximidad al Sol, Mercurio no es un planeta fácil de observar, pero podemos tratar de localizarlo alrededor del 15 de diciembre en el horizonte matutino (cuando alcanza su máxima elongación occidental), justo antes del amanecer. Venus será observable al amanecer en el horizonte este a partir de noviembre. Marte permanecerá visible desde el ocaso hasta más allá de la madrugada, si bien continuara perdiendo brillo a medida que se aleja de la Tierra tras su excelente oposición (máximo acercamiento a la Tierra), el pasado mes de julio. La observación de Júpiter y Saturno será menos favorable a medida que avance el otoño, ya que cada día tardarán menos tiempo en ocultarse tras el horizonte oeste. Júpiter dejará de ser visible al atardecer en noviembre y se hará visible al amanecer durante diciembre. En la noche del 23 al 24 de octubre, el planeta Urano alcanzará su oposición. Incluso en tales condiciones favorables, la gran distancia que nos separa hará que solo aparezca como un pequeño punto azul-verdoso a través de un telescopio de aficionado.

Cuando la Luna se encuentra en fase de Luna nueva, la oscuridad del cielo proporciona las mejores condiciones para la observación astronómica. En otoño se producirá el novilunio los días 9 de octubre, 7 de noviembre y 7 de diciembre. Entre otras configuraciones interesantes de la Luna y los planetas, al atardecer del 11 de noviembre podremos ver la Luna creciente cerca de Saturno, mientras que al amanecer del 3 y 4 de diciembre ésta aparecerá cerca Venus. El 7 de diciembre Marte y Neptuno aparecerán muy próximos en el cielo, pudiendo ser observados de forma simultánea en el mismo campo visual a través de un telescopio.

LLUVIAS DE ESTRELLAS FUGACES

Si bien es posible observar meteoros y bólidos de forma aleatoria en cualquier época del año, existe una mayor probabilidad cuando la Tierra atraviesa zonas del espacio pobladas por pequeñas partículas que constituyen los restos dejados por cometas a lo largo de su movimiento orbital. Estos intervalos constituyen las conocidas como lluvias de meteoros o estrellas fugaces con periodicidad anual. Se designan según el nombre de la constelación donde se ubica el radiante o zona del cielo de donde parecen emerger las trayectorias de los meteoros. Lo más recomendable es dejar a un lado los prismáticos y telescopios y disfrutar de su observación a simple vista, porque brinda un mayor campo visual. Entre las lluvias de estrellas de este otoño podemos destacar las siguientes:

  • Dracónidas, con máximo esperado en la noche del 8 de octubre, podría intensificarse debido al reciente paso del cometa 21P/Giacobini-Zinner, al que se encuentra asociada. Dada la proximidad de la luna nueva, los cielos oscuros ofrecerán unas buenas condiciones de observación si el tiempo acompaña. Debemos dirigir nuestra mirada hacia el Norte, alrededor de la constelación del Dragón, por encima de la Osa Mayor.
  • Oriónidas: del 16 al 27 de octubre (máximo esperado el día 21). Típicamente de 10 a 20 meteoros por hora. Aunque suelen ofrecer meteoros brillantes, este año no habrá condiciones óptimas debido a la proximidad de la luna llena.
  • Taúridas del norte y del sur. Buenas condiciones de observación a principios de noviembre al aproximarnos a la fase de luna nueva. Si bien no alcanzan tasas muy altas, suelen ofrecer algunos meteoros muy brillantes.
  • Leónidas: máximo el 17-18 de noviembre. Alrededor de 15 meteoros por hora.
  • Gemínidas: esta lluvia, con máximo esperado del 13 al 14 de diciembre está asociada al asteroide (3200) Phaethon, de posible origen cometario. Es una de las lluvias más activas del año, pudiendo superar los 100 meteoros por hora. Buenas condiciones de observación en 2018.

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